Antonio García y Pepe Esteban reflexionan sobre un año lleno de emociones, grandes logros y la constante conexión con su público.
Con su furia musical, el cuarteto supo posicionarse como referente para quienes buscan algo más que lo superficial. Son viscerales pero calculados, enérgicos y reflexivos, llevando consigo una rebeldía que abraza el espíritu de la juventud actual: una generación agobiada por las presiones del presente, pero que sigue soñando con un futuro diferente.
Desde su irrupción en la escena musical con Antiaéreo en 2021, Arde Bogotá logró capturar un momento histórico, uno que, aunque marcado por la turbulencia, también fue fértil en creatividad y transformación. Fue así como la banda, compuesta por Antonio García, Pepe Esteban, Dani Sánchez y José Ángel Mercader, se sumó a la nueva ola del rock hispanohablante con una propuesta que se niega a ser encasillada.
Con Cowboys de la A3, su segundo disco de estudio, el grupo demuestra una madurez musical más arriesgada, dejando atrás las certezas y abrazando la incertidumbre. El lanzamiento de su último sencillo, “Flores de Venganza”, marca el cierre de una etapa y el comienzo de una nueva narrativa, un camino en el que la banda se reinventa y enfrenta la realidad con una mirada aún más audaz. A través de su música, abordan un presente fragmentado, una sociedad en constante transformación, mientras, con guitarra en mano, trazan su ruta hacia lo desconocido.
Con su participación confirmada en Lollapalooza Argentina 2025, la banda continúa su ascenso global. Mientras tanto, Antonio y Pepe reflexionan sobre un 2024 que fue, sin lugar a dudas, un año decisivo para Arde Bogotá.
Fue un año lleno de momentos importantes: estuvieron de gira, lanzaron nuevos proyectos... ¿Qué emociones y sensaciones les genera todo lo que vivieron durante este tiempo?
Antonio: Ha sido un año muy frenético, sin dudas. El año pasado lanzamos nuestro segundo disco, y eso trajo muchas cosas maravillosas: la banda creció muchísimo, tanto en repercusión como en la cantidad de personas que nos escuchan. Este año, toda la gira y todo lo que hicimos se sintió como un gran abrazo con el público. Fue muy especial, porque ya no solo íbamos a tocar canciones, sino a celebrar la música, a hacer fiestas. En resumen, fue un año lleno de amor, a pesar de las dificultades.
¿Cómo perciben la reacción del público hacia su segundo disco Cowboys de la A3?
Antonio: La respuesta fue mucho más positiva de lo que imaginábamos. Todo creció: la cantidad de personas que nos veían, el equipo de trabajo, el tiempo que invertimos en crear... todo se multiplicó. Ha sido un camino muy positivo hasta el momento, y parece que las cosas siguen yendo bien.
¿Cómo se sienten al ver que la gente está amando sus canciones en los shows, al ver el impacto directo de su música?
Pepe: Es algo muy emocionante, porque cuando salimos a presentar el segundo disco, esperábamos que las canciones del disco anterior fueran las que más reaccionaran en el público. Sin embargo, nuestra sorpresa fue que cada vez que llegábamos a una canción del nuevo disco, la gente la celebraba mucho. Creo que este segundo disco ha sido el que más gente nos ha permitido conocer, al menos aquí en España. Fue un disco hecho con mucha honestidad, valentía, y mucho tiempo dedicado, y eso llegó al público de una manera muy positiva.
¿Cómo hicieron para componer y seguir con la gira, para conectar entre ustedes mientras todo ocurría a un ritmo tan acelerado?
Antonio: Durmiendo muy poco y comiendo bocadillos en el camino (risas). Es algo que pasa cuando tienes una relación tan cercana con la banda, tienes que ceder, esforzarte, y ser consciente de las dificultades. Como banda, nos hemos acostumbrado a este ritmo, y lo disfrutamos. En los últimos dos meses, estrenamos dos canciones, "La Torre Picasso" y "Flores de Venganza". Ambas fueron creadas en medio de la gira, pero nos dimos el espacio necesario para aislarnos y trabajar en ellas.
¿Qué me pueden contar sobre "Flores de Venganza", su último single?
Antonio: "Flores de Venganza" es una canción que creamos también en un lugar aislado, en el campo. Es la primera canción que hicimos fuera del contexto creativo de Cádiz, de la tres, y fuera de todo lo que habíamos explorado en el segundo disco. Con "Flores de Venganza", queríamos probar algo nuevo. Fue como ponerte un traje que no es el tuyo, como unos zapatos que no te quedan perfectos, pero con los que te sientes muy bien. Esa sensación de explorar nuevos caminos, aunque no sea algo que habíamos hecho antes, es el espíritu que quisimos reflejar en este tema.
¿Estuvieron escuchando algún artista o banda en particular mientras estaban creando estos nuevos singles?
Pepe: No nos basamos en ninguna banda o artista específico para crear estas canciones. Claro que seguimos escuchando las bandas que nos gustan, como Machine Falls, Foo Fighters, pero no fue una influencia directa en el proceso creativo. Lo que sí queríamos era probar nuevas cosas, explorar un sonido diferente. Tuvimos la suerte de trabajar con Alice, quien nos ayudó a variar un poco el sonido y a ver a dónde podíamos llegar. Lo cierto es que todavía no sabemos exactamente a dónde nos llevará este nuevo camino, pero es un proceso emocionante.
Si tuvieran que señalar las principales diferencias entre los integrantes que comenzaron en Bogotá y los que son hoy, ¿qué dirían? ¿Qué ha cambiado entre ustedes?
Antonio: La principal diferencia es que nos conocemos mucho más entre nosotros. Ahora sé mejor quién soy como cantante, como artista sobre el escenario, y también como miembro de la banda. Sé cuáles son mis virtudes y mis carencias, y eso me da mucha más confianza. Con el tiempo, ese autoconocimiento nos ha dado la valentía para atrevernos a hacer cosas que antes no nos hubiéramos atrevido. Seguimos siendo los mismos chicos de antes, con las mismas preocupaciones, pero la gran diferencia es que ahora nos entendemos más profundamente, y eso hace que haya más transparencia y honestidad entre nosotros.
En la historia de la música hemos visto cómo algunas bandas se disuelven por conflictos internos o por buscar caminos artísticos diferentes. ¿Qué es lo que los une a ustedes?
Antonio: Hay un mantra de amistad y respeto que se ha ido formando con el tiempo. Aunque somos personas diferentes de cuando comenzamos, siempre hemos tenido un sentimiento de hermandad y protección. En nuestro caso, es fundamental la confianza que tenemos entre nosotros. Sabemos que podemos trabajar bien juntos, con respeto y admiración mutua. Ese lazo de confianza y el respeto hacia lo que cada uno aporta es lo que nos mantiene unidos. Si alguien va a defender a otro, soy yo el primero en hacerlo. Eso crea un ambiente de trabajo sólido, algo muy valioso en una banda.
¿Cuáles dirían que fueron los tres momentos más destacados de este año para ustedes en el plano artístico?
Antonio: Yo empiezo por el más antiguo. Fue en el mes de marzo, el comienzo de lo que ha sido nuestra gira de verano en España, nuestra gira por festivales. El primer concierto que dimos, que fue ahí en marzo-abril en Benicàssim. Para mí, hay un gran punto destacado ahí. Cuando salimos por fin al escenario, empezamos a tocar los temas y de repente hubo como un reconocimiento y una comunión con el público que, no sé, era algo muy masivo, un festival muy grande, y toda la gente muy entregada a lo que hacíamos. Eso para mí fue como un gran punto de reconocimiento, de entender hasta dónde habían llegado las canciones que habíamos hecho.
Pepe: Otro de esos momentos fue el viaje a México, que creo que fue este año. La gente nos recibió de manera increíble, algo que no esperábamos. Nos sorprendió mucho que hubiera cuatro o cinco personas esperando en el aeropuerto para recibirnos. La verdad, fue algo impresionante.
Antonio: El tercer momento que destacaría, por mi parte, ocurrió hace dos semanas, cuando tocamos por primera vez en La Torre Picasso. Fue allí donde experimenté, por primera vez, la reacción del público hacia una de nuestras canciones. La energía que se vivió fue increíble, algo que nunca había sentido antes. Fue la energía más poderosa que he experimentado en un escenario, con todo un pabellón entregado a esa canción, que tiene un significado muy especial dentro de nuestro repertorio. Para mí, sin duda, fue un hito fundamental, un momento clave en la carrera de la banda.