El sueño de Ahyre en el Delmi: "Este proyecto está construido con amor incondicional hacia la música”

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Agustín Ochoa
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La banda se presentó en el estadio salteño para celebrar cinco años de carrera.

Hablar de Salta es hablar de una provincia donde el arte y la música están tan arraigados en la vida cotidiana como el aire que se respira. Sus cerros coloridos y cielos despejados no solo son inspiración para poetas y músicos, sino también el hogar del folklore. En sus valles y quebradas nació un movimiento que dio voz a las tradiciones de un pueblo que se resiste al olvido. Las guitarras, bombos y violines sonaron durante décadas en sus plazas, peñas y festivales, donde los salteños se entregaron a la magia del canto como si cada zamba y chacarera fuese una oración compartida. El reciente espectáculo de Ahyre en el Estadio Delmi es una prueba de que el género nacional permanece vivo y encontró un nuevo cauce para dialogar con los tiempos actuales.

Ganadores de premios Gardel y protagonistas de escenarios como el mítico Festival de Cosquín, Juan José "Colo" Vasconcellos, Hernando "Pony" Mónico, Federico Maldonado y Sebastián Giménez lograron lo que para muchos oídos porteños parecía inimaginable: revitalizar un estilo que algunos creían inmutable. Con un show cargado de simbolismo, el grupo no solo llenó un estadio, sino que también llenó los corazones de miles de personas que cantaron, rieron y lloraron al ritmo de sus canciones. Fue una noche donde el pasado y el presente caminaron de la mano, demostrando que el género tiene todavía mucho por decir, y que Salta sigue siendo su cuna y refugio.

"Es como una gran fiesta de cumpleaños", proclamó Giménez mientras los acordes iniciales marcaban el principio de un recital inolvidable. Y no exageraba. La noche del 8 de diciembre fue una celebración en todos los sentidos. Familias enteras, jóvenes apasionados y viejos conocedores del género se reunieron en lo que se sintió más como una reunión familiar que como un recital. En el aire se respiraba algo especial, una mezcla de nostalgia y esperanza. Desde los primeros compases, la banda estableció un diálogo diferente con aquellas 7.500 personas que fueron a presenciar su talento en vivo, uno que no necesitaba de palabras porque estaba sostenido por una conexión más que palpable.

Foto: Agustín Ochoa

Vaciló entre la intimidad de un fogón y la grandeza de una celebración multitudinaria, un homenaje a lo que significa ser argentino. Las luces del escenario comenzaron a brillar puntualmente a las 22:00 horas, y el grito de miles de voces dio inicio a una noche que prometía ser histórica. La apertura fue un viaje al alma del folklore. Con una puesta en escena cargada de colores que evocaban paisajes del norte argentino, el cuarteto arrancó la noche con “Río”, “Cusco” y “Adiós que te vaya bien”, las primeras tres piezas de un repertorio de 28 canciones que recorrieron sus cinco años de carrera.

Una de las grandes sorpresas fue la participación de artistas invitados. Aunque los nombres se mantuvieron en secreto hasta el último momento, la aparición de Soledad “La Sole” Pastorutti, Jorge Rojas y Raly Barrionuevo subrayaron el espíritu colaborativo y diverso de la banda. “Para mi es un honor es un honor enorme estar acá. El folklore nos ha dado mucho. Esta tierra nos ha dado mucho”, aseguró la cantante de Arequito, y exclamó: “Ahyre es es el futuro de nuestra música”. El espectáculo también tuvo un significado especial al incluir la grabación en vivo de parte de su próximo disco, un regalo tanto para los asistentes como para los seguidores que esperan con ansias su nuevo material.

El show en el Delmi fue la culminación perfecta de un año inolvidable para Ahyre. Desde conquistar escenarios internacionales con dos Gaviotas de Plata en Viña del Mar, hasta recibir una nominación a los Premios Gardel por Eco y brillar en el legendario Festival de Cosquín, cada paso consolidó su lugar como referentes del folklore contemporáneo. Sin embargo, nada se compara con el calor de casa. Volver a Salta, a la tierra que los formó y los inspiró, fue más que un regreso; fue un abrazo a sus raíces y una declaración de amor a la tradición que ahora portan como bandera frente al mundo.

Al ritmo de su música, el folklore argentino florece una vez más, celebrando su eternidad y su capacidad infinita de transformación.

El pre show: Tras bambalinas con Ahyre…

Los escuché decir que esto es una gran fiesta de cumpleaños, varias veces. Cinco años, cinco años de Ahyre. ¿Cómo están viviendo este momento tan especial?

"Colo": Estos cinco años han significado mucho, no solamente en nuestra carrera artística, sino también en nuestras vidas. Ahyre ha representado una respuesta enorme de resiliencia, una licencia para reencontrarnos con nuestra creatividad. Para nosotros ha sido muy importante este lapso de cinco años, que pasó volando. Por ahí uno piensa "cinco años, es un montón de tiempo", pero la verdad es que lo vivimos intensamente. En este tiempo pasó Viña, Cosquín, Jesús María, los Premios Gardel, y ya llevamos tres discos editados.

Ha sido un proceso vertiginoso, pero también muy placentero. La ruta ha sido una mezcla de trabajo arduo y gratificación. Nos debíamos esta celebración, no solo por un 2024 mágico, sino por estos cinco años que han sido un abrazo enorme de la vida.

Retrocediendo cinco años atrás, ¿en qué momento sintieron que Ahyre se había convertido en algo más que un simple proyecto o una experiencia entre amigos?

Sebastián: ¡Qué buena pregunta! Creo que el camino se fue construyendo de a poco. Sin duda, trabajamos mucho para levantar este proyecto. Nosotros veníamos, para quienes no lo saben, de 15 años con otra banda, Los Huayra, que surgió en el colegio. Pero cuando esa etapa terminó, nos encontramos frente a un horizonte sin forma.

Era un panorama lleno de preguntas e incertidumbres. Así que nos pusimos a trabajar como nunca antes: de lunes a lunes, las 24 horas conectados, pensando, creando, tirando ideas. Fue un esfuerzo constante que, hacia septiembre u octubre de ese mismo año, nos permitió dar a luz a Ahyre.

Aunque confiábamos en todo el trabajo que estábamos haciendo, nunca imaginamos que cinco años después estaríamos haciendo estadios y teatros llenos. Todavía nos sorprenden las cosas que nos suceden. Incluso hemos vivido experiencias inéditas que ni siquiera pasaron con nuestro proyecto anterior.

Tenemos muy claro que lo importante es el camino, el transitar y el vivir cada momento. Es fundamental que las cosas no solo te pasen, sino que te atraviesen, que te transformen.

Todavía nos sorprenden las cosas que nos suceden… Tenemos muy claro que lo importante es el camino, el transitar y el vivir cada momento.

¿Cómo fue el proceso de reconexión después de la disolución de los Huayra? ¿Qué emociones y experiencias marcaron esos primeros reencuentros?

“Pony”: No fue exactamente reconectar porque nunca dejamos de estar conectados. Todo el cambio fue muy rápido. Terminamos con Los Huayra y, hacia fines de ese mismo año, ya estábamos lanzando este proyecto. Nos reunimos muchas horas, trabajando contra reloj y enfrentándonos a nuevos desafíos.

Además, fue interesante ver cómo empezábamos a conectarnos de otra manera con Fede y Guido, quienes se incorporaron a esta familia. Ya los conocíamos, pero también era un proceso de descubrir cómo funcionábamos trabajando, viajando y compartiendo tanto tiempo juntos. La cuestión humana es fundamental, y por suerte, todo fue maravilloso.

El Estadio Delmi recibió a grandes artistas como Serrat, Sabina, Lerner y Luis Miguel. ¿Qué representa para ustedes celebrar estos cinco años en un lugar tan emblemático como este?

Federico: Significa todo para nosotros. Hoy llegué temprano y, al ver el escenario, no pude contener las lágrimas. La última vez que vinimos con Seba, el escenario estaba prácticamente desarmado, pero hoy encontrarme con esta producción, con esa pantalla y la emoción de ver la convocatoria del público... es algo indescriptible. Tocar en un lugar tan especial como el Estadio Delmi, que tanto amamos como salteños, ya era un sueño en sí mismo. Que vinieran solo la familia, los amigos y unos pocos más ya hubiera sido algo increíble, pero esto es realmente una experiencia única e invaluable.

Recién estuve con mi papá, y me emocioné nuevamente. Los dos recordamos cuando comenzamos en las peñas, todos esos momentos que nos marcaron el camino. Esa famosa frase, 'uno nunca es profeta en su tierra', nos ha dado la vuelta de una manera hermosa. Mirar para atrás y ver todo el esfuerzo de estos cinco años, de entregarnos en cada canción, en cada concierto, en cada disco... es muy especial.

Estamos agradecidos por cada persona que pasó por este camino, por el equipo que sigue con nosotros, por los amigos que se han convertido en familia. Celebrar estos cinco años en Salta es un regalo, especialmente porque vienen personas de todas partes del país para compartir este momento. Es una verdadera fiesta: un momento para disfrutar, conectar con el público y darlo todo en el escenario. Estamos listos para vivirlo con toda el alma.

Foto: Agustín Ochoa

En estos cinco años, lograron mucho, especialmente en el último año, marcado por grandes éxitos como Viña del Mar y su presentación en el Teatro Coliseo. Para ustedes, ¿qué significa realmente el éxito?

“Colo”: Desde una perspectiva personal, aunque creo que es compartida por todos, el éxito para nosotros es algo más simple de lo que puede parecer en este camino tan dinámico y enriquecedor. El éxito es contar con una red de contención sólida y amorosa: nuestra familia, nuestros amigos y el equipo humano que siempre nos acompaña y respalda en cada paso, ya sea en el ámbito discográfico, escénico o creativo. Son quienes sostienen cada decisión y nos permiten disfrutar del proceso de manera constante.

El éxito es contar con una red de contención sólida y amorosa: nuestra familia, nuestros amigos y el equipo humano que siempre nos acompaña.

No hablamos de picos de felicidad, sino de un disfrute sostenido, en el que valoramos el simple hecho de hacer lo que amamos: la música. Considerando el contexto del mundo, el país y lo que implica hoy día tener la posibilidad de dedicarnos a esto, sentimos que la vida es generosa con nosotros. Es una verdadera bendición poder estar haciendo esto. Todo lo demás es un hermoso valor agregado. “Todo lo demás, siempre es de más”, como dice Fito (Paez).

Ahí radica el éxito para cada uno de nosotros: entender que lo verdaderamente importante está presente en la vida, y todo lo demás es un valor agregado gigante.

¿Qué es lo más valioso que aprendieron en estos años siendo integrantes de Ahyre?

“Colo”: Es, en cierto modo, un reflejo de la cotidianidad, de la vida misma. Aprender que los finales, en ocasiones, son oportunidades para renacer, para volver a empezar. Significa comprender que cada nuevo comienzo es una oportunidad para reescribir canciones, explorar nuevas perspectivas musicales y reinventar lo conocido.

Además, ha sido una experiencia profundamente significativa en el camino personal de cada uno de nosotros. A través de las canciones, hemos logrado mirarnos hacia adentro, reflexionar y crecer, lo que ha sido un aprendizaje invaluable. Por eso estamos tan contentos y agradecidos con lo que hemos recorrido.

¿Dirían que su enfoque musical se basa en la idea de ser observadores de su entorno?

“Colo”: Totalmente. Sin dudas, creemos que nuestra esencia está en ser observadores de lo que nos rodea. En el ámbito del folclore, el rol del folclorista siempre fue el de alguien que mira su paisaje, su entorno y lo traduce en canciones que reflejan esa realidad. Los géneros y ritmos pueden variar, pero esa esencia se mantiene intacta. Astor Piazzolla fue un claro ejemplo de ello, y también lo fue Charly García en su estilo. Nosotros, desde nuestro lugar, intentamos adoptar esa misma posición: ser espectadores de nuestro contexto, interpretando y plasmando esa percepción en nuestra música. Eso es, en definitiva, el corazón de nuestro plan creativo.

Si pudieran tomar distancia y observar a Ahyre como si fueran espectadores externos, ¿qué aspectos de la banda les resultan más inspiradores? Y desde ese lugar de reflexión, ¿qué es lo que menos les gusta?

Sebastián: Creo que lo que más me gustaría resaltar es nuestra resiliencia. Como decía el Colo, aprender que los obstáculos no son más que desafíos en el camino. Lo importante es cómo enfrentamos esos desafíos, porque de ellos pueden surgir grandes cosas y mucho crecimiento.

¿Y lo negativo? Bueno... tal vez que ya estamos un poco viejos, ¿no? (risas)

¿Qué es lo que los mantiene unidos como banda, más allá de la música?

“Pony”: Haber atravesado momentos de incertidumbre, donde todo parecía tambalearse después de muchos años de estabilidad, nos ayudó a afianzar nuestra relación. Es como un gran matrimonio, una pareja gigante. Eso nos ha permitido comunicarnos mejor, conocer más al otro y aprender a hablar las cosas para evitar futuros conflictos. Con el tiempo, hemos adquirido templanza para manejar estas situaciones.

¿Qué expectativas tienen para este show? ¿Cómo se sienten al respecto?

Federico: Disfrutar y tratar de no llorar (risas). Hemos estado todos muy sensibles últimamente. La idea es que sea un hermoso recuerdo para nosotros y para la gente. Hemos hecho los deberes, estamos bien ensayados y confiamos en que será una experiencia inolvidable.

Además, contamos con invitados increíbles, no solo por su talento artístico, sino también por lo maravillosas que son como personas. Queremos que todos se lleven un lindo recuerdo, porque no es algo que se viva todos los días, tocar en un estadio. Es algo que queremos atesorar para siempre.

Si pudieran enviarle un mensaje a los Ahyre de dentro de diez años, ¿qué les dirían?

“Colo”: Ojalá podamos decir que el viaje estuvo buenísimo hasta aquí. Intentamos que nuestro camino sea un espacio para estar felices, disfrutar, y conectarnos verdaderamente entre nosotros y con la música. Queremos ser coherentes con lo que dicen nuestras canciones, aunque a veces, como todos, nos distraemos.

Este proyecto, más allá de lo que dure, está construido con amor incondicional entre nosotros y hacia la música que creamos juntos.

La premisa es estar atentos. Dentro de diez años, si podemos mirar hacia atrás y decir que estuvimos presentes y que disfrutamos cada momento, eso será suficiente. Este proyecto, más allá de lo que dure, está construido con amor incondicional entre nosotros y hacia la música que creamos juntos.

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