“Nací para hacer arte, es algo que está en mis venas”, confiesa Marco Gabriel Cancián, conocido por todos como Marki. Para él, la música no es un fin en sí mismo, sino un medio para profundizar en sus propias experiencias, emociones y reflexiones. Quizás por eso, YASS se posiciona como un álbum tan honesto, una celebración de lo imperfecto, de lo cotidiano, de lo humano. Presentado por primera vez en el festival Refresco, en Niceto Club, el pasado 6 de agosto, este trabajo fue recibido con entusiasmo por el público y la crítica, quienes no tardaron en señalar que podría ser uno de los discos indies del año.

Desde el primer compás, el disco desconcierta y fascina. Aunque inicialmente parece encajar dentro de la atmósfera del trap, un género predominante en la actualidad, pronto revela capas más complejas. El cantante experimenta con sonidos tan diversos como el gospel, jazz y R&B. Grabado entre Argentina y Estados Unidos, este álbum de 14 pistas representa la culminación de años de trabajo, de encuentros musicales y de una búsqueda por romper moldes.

Estás presentando tu primer álbum. ¿Podrías contarnos más sobre este proyecto y lo que representa para vos?

Finalmente, logré lanzar un álbum con catorce canciones. Después de años de desarrollar y revisar ideas, conseguí concretar un disco que abarca una obra completa y conceptual. El álbum explora una variedad de géneros, incluyendo canciones más melódicas, hard envy, soul, hip hop, y se adentra en sonidos más audaces. Mi objetivo era capturar la esencia de la música que escuchaba en mi niñez y combinarla con las influencias que descubrí durante mi adolescencia. Quería expresar mi visión personal de lo que estaba viviendo, dándole un enfoque artesanal al proyecto: trabajé en numerosos estudios, colaboré con diversos músicos y productores, y me dediqué intensamente a la composición. Estoy muy contento de haber logrado plasmar una parte de mí en este álbum y de que la gente pueda escucharlo y sentirse identificado con él. Es una enorme satisfacción para mí.

¿Cómo fue el proceso de producción del álbum, considerando que abarca una variedad de estilos y sonidos que te han influenciado desde tu infancia y adolescencia? ¿Hubo algún artista en particular que te inspiró durante este proceso?

Estaba escuchando mucho a Kanye West y me di cuenta de que quería unir esos dos mundos que sentía que no se habían explorado mucho en el ámbito hispanohablante. Mi objetivo era combinar el estilo histriónico y experimental con la fuerza del trap, creando un sonido moderno que también incorporara elementos clásicos como batería, bajo y piano.

El álbum busca romper con las convenciones, fusionando lo nuevo y lo tradicional, y aunque el concepto es un tanto abstracto, como el título sugiere, es una mezcla audaz y personal. Además, incluí en el disco algunos audios de mi prima, que se mudó a Estados Unidos cuando yo era pequeño. Ella aparece diciendo “yes, yes” en el álbum, lo que le da un toque único y conecta mi historia personal con el proyecto. Todo esto contribuyó a una experiencia musical muy intensa y reveladora para mí.

​​¿Cómo decidiste qué canciones incluir en tu primer álbum?

Traté de sacarle ese peso. Decidí no limitarme a un estilo específico, sino buscar algo más audaz y variado que reflejara una mezcla de mi identidad. Quería que este primer disco no solo mostrara mi crecimiento y madurez en la música, sino también una parte de mi esencia más juvenil. Mi idea era combinar influencias de hace unos años con mis experiencias más recientes, para crear algo que fuera auténticamente mío. Así, cada canción se basa en mis vivencias de los últimos dos o tres años y en los sonidos que estoy explorando ahora, aunque estos quizás no se sientan plenamente actuales hasta dentro de unos años.

El disco tiene una clara visión conceptual, y eso se refleja desde la portada. ¿Qué simboliza la torta en ella?

Me atrajo la idea de algo circular, inspirado en discos que han marcado mi vida. Por ejemplo, el álbum de Kanye que más me gusta tiene una portada circular azul, y también hay un disco de Queen llamado Jazz (escrito con J y ZZ), que sigue esa forma. Quería capturar esas influencias y adaptarlas a mi concepto.

Además, como soy muy cercano a mi familia y valoro profundamente esos lazos, decidí reflejarlo en la portada. Quería que el diseño evocara un almuerzo familiar, por lo que involucré actores que se parecieran a mis familiares y creé una escena que, aunque algo extravagante, refleja esa importancia y conexión personal.

¿Qué te llevó a enamorarte de la música?

Desde siempre he tenido el deseo de cantar; es algo que amé desde que era pequeño. Aunque cantar canciones de otros me parecía divertido, no me llenaba por completo. Pensaba en el futuro y en cómo sería cuando ya no pudiera cantar. Prefería crear algo original que quedara para siempre.

Tuve la suerte de dar el paso cuando estaba en el secundario, alrededor de 14 o 15 años. Desde entonces, nunca miré atrás. Para realmente dedicarse a esto, es necesario entregarse por completo y hacer sacrificios. No esperes ganar mucho dinero al principio; si estás buscando un camino fácil, no es el adecuado. Sin embargo, la verdadera satisfacción viene de poder expresar y representar cosas importantes para ti, como crear un disco que capture esos momentos significativos. Verme en esos recuerdos, corriendo por mi casa y compartiendo con mis tíos, es una experiencia increíblemente gratificante.

No tengo interés en hacer otra cosa; simplemente no podría. Desde joven, comencé a trabajar en una empresa de sonido a los 16 años, recogiendo cables en escenarios. Siempre quise estar cerca de eso. Cuando empecé a componer, supe que, aunque me muriera de hambre, lo seguiría haciendo toda mi vida. Nací para hacer arte; es algo que está en mis venas.