Teresa Parodi: "Busco la palabra para que mis canciones sean una foto instantánea"

La cantautora correntina presenta su disco Retratos de familia, que grabó junto a sus nietos en tres conciertos en el Torquato Tasso el 15, 22 y 29 de junio. “La música es un lenguaje amoroso, que tiende puentes muy especiales”, afirma

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Agustín Dusserre
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Por: Maby Sosa

A los 14 años, Teresa Parodi jugaba a acompañar con su guitarra a Mercedes Sosa. Compraba los discos e intentaba sacar, mientras escuchabas esas melodías de las cuerdas del instrumento que tiempo después le abrió el camino y le brindó su oficio: el de cantautora.

Su escuela, dice, fue la música popular de su tierra y de toda la Argentina. Su deseo de expresarse, pero sobre todo el de transmitir en su adolescencia la llevó a ser docente, hasta que finalmente decidió, ya con cinco hijos y una profesión consolidada, seguir el camino de la música. Hoy tiene 40 años de profesión y en diciembre lanzó su disco número 33, Retrato de familia, que grabó junto a sus nietos y nietas, y en compañía de otros colegas, referentes de la música, y que presentará los sábados 15, 22 y 29 de junio a las 21 en Torquato Tasso, Defensa 1575.

El disco, editado por Sony salió en diciembre de 2023 con producción musical de Manu Sija y la mezcla de Matías Cella. De él participa la banda que la acompaña hace unos años y su hijo Camilo Parodi en bajo, sus nietas Emilia Parodi y Luciana Parodi; y sus nietos Ezequiel Parodi, Lautaro Parodi, Federico Parodi y Joaquín Parodi.

“Ellos se criaron escuchando este lenguaje cerca. En nuestra familia se conversó de esta manera, a través de la música. Son músicos, pero lo eligen con una gran convicción y les cuesta porque es difícil ser músico de profesión, vivir de la música o del arte en general”, dice a Billboard Teresa Parodi. “Tengo cinco hijos y lo lindo es que mis hijos fueron parte siempre de mi construcción, de mi formación profesional de la música. Y yo les cantaba y ellos eran los primeros que escuchaban mis canciones, conversábamos de las canciones. Terminó pasando lo que me pasa ahora, que en mi familia no sólo escuchen y amen la música, sino que la eligieron profesionalmente. Y la música es parte de nuestra vida. Es como que vamos a tomar mate”, define.

-¿Cómo surge la idea del disco?

-Yo en realidad compongo mucho. Compongo siempre y tengo nuevas canciones que siguen naciéndome. Siento que todavía tengo mucho para decir desde la música popular, que es mi lenguaje: la palabra y la canción. Venía tocando ya con mis nietos, inclusive en mi disco anterior, y tenía cada vez más la necesidad de subirme al escenario definitivamente tocando con mi familia. No solamente por el sentido de la familia -que también es importante para mí porque siento que he transmitido ese legado-, sino porque mis nietos son músicos, son profesores de música, son estudiosos, se han preparado, han trabajado con mucha gente de su misma generación desde hace mucho. No es que porque son mis nietos los subo al escenario no lo haría jamás porque les haría daño y no sería bueno ni para la música, ni para ellos ni para mí. Están ahí porque son músicos y me siento acompañada en una forma maravillosa, conocen mis canciones desde un interior familiar. Son casi parientes de ellas.

-¿Cómo es trabajar con tus nietos?

-Hay algo muy fluido, ellos proponen arreglos preciosos de acuerdo a sus propios estudios y a las formas y búsquedas que cada uno tiene. Están como enamorados de la música. Fue natural la decisión de decir “ahora toco con ellos”. Tampoco quería evitarme el placer inmenso de mirar a mi alrededor cuando estoy cantando o grabando y ver que son ellos los que están tocando mi música. Es muy emocionante, la música es un lenguaje amoroso, que tiende puentes muy especiales.

-¿Qué buscaste decir en este disco?

-Ésa es otra razón importante por la que ellos están en el disco. Parte de una necesidad que tenía de mostrar otras formas musicales que siempre he tocado. Yo, aprendí en la escuela maravillosa del folklore argentino, porque soy una hija de esa generación. Cuando era adolescente, el folklore era pan caliente y me refiero a todas las formas musicales de Argentina: cantábamos zamba, chacarera, lonko, milonga, carnavalito, rasguido doble cueca, todo. Todos sabíamos todo. Nos reuníamos en mi juventud y cantábamos “Yesterday” y cantábamos “Kilómetro 11”. Esas músicas son naturales para mí, la obra de Ariel Ramírez, que nos atravesó a todos, la de Yupanqui, la de Castilla… Son obras que han tenido una tremenda influencia, la influencia de Mercedes que nos dejó instalado en el corazón para siempre un repertorio de los mejores autores argentinos.

Teresa Parodi

-Toda la grabación tiene un sonido muy moderno y a vos se te escucha cómoda, ¿cómo te relacionás con las nuevas generaciones de músicos?

-Aprendo mucho ellas y ellos. Estudio lo que hacen porque me abre a mí otros caminitos. Mi lenguaje va a ser siempre el mismo porque yo elegí deliberadamente hacer este tipo de música y con la palabra, el contenido. Con la búsqueda de la palabra obsesiva casi, para que las canciones sean verdaderamente como una foto instantánea: yo te la canté vos la entendiste. Pero mi esperanza es que la entiendas con tu corazón, o sea, emocionarte. Lo que sí me cambia es la manera de pensar esas canciones con otros porque ellos me abren otras puertas.

-Hablabas de todos los ritmos que existen y te nutrieron dentro de la música popular argentina, ¿qué musicalidades subsisten hoy?

- Hay muchos pliegues en el quehacer musical de nuestro país. Lo que más se escucha no es precisamente todo lo que se toca. Las universidades tienen hoy la carrera de música popular sistematizada, es decir que estudian música popular y hay semilleros increíbles de jóvenes tocando música popular, bailando chacarera, zamba, chamamé en todo el país. Esto no ha parado nunca y no es lo que más está en las plataformas, pero existe. Hay muchísima gente y no se ha perdido la costumbre ni la necesidad de expresarnos a través de estas músicas. Nosotros sabemos mucha música, pero en general, la gente sabe más de lo que cree de la música de su lugar. La música está en nuestra vida, somos parte de esas músicas y la música es parte de nosotros entonces es muy natural que eso siga existiendo más allá de las intenciones del mercado o de hacia dónde van corriendo las búsquedas.

-También hay nuevas formas de expresión dentro de la música popular, ¿cómo ves lo que sucede con la música urbana?

-Es una música del mundo, solamente por el idioma podés decir de dónde son. Pero es música que da mucho qué hablar, y van a aparecer cosas muy importantes. Así empezaron todas las formas musicales que hoy existen y que son reconocidas por todos nosotros. Hoy las ciudades y la forma de vida en las ciudades están generando esta nueva forma de expresarse y las nuevas funciones. En el Parque Centenario se tienen como reñidas entre payadores y raperos, entonces eso muestra que se puede dialogar. Ahora es lo que tiende a ser el mercado, a convertirte en ghetto, de si escucho esto no escucho aquello. Creo que ese esquema a la larga se rompe y terminamos escuchándonos todos a todos.

-Se habla mucho de las nuevas formas de hacer música, de producir y de la intervención de los sellos en ello ¿cómo es tu relación con respecto a los proyectos que presentás?

-Los sellos en general se supone que hacen eso. Yo no soy una excepción y hay muchos artistas de mi edad y con las características mías que logran lo mismo. A mí jamás a lo largo de mis 33 discos alguien me dijo que cambiara de estética o de música. Al contrario. Sony me ha cuidado y aceptado todos mis proyectos desde que estoy allí, antes fue Polygram, respetando absolutamente mi elección que ya viene conmigo porque yo no podría hacer otra cosa. Siempre cuento esta parte de la industria. Y creo que no soy una excepción. Hoy está al frente de Sony, Damián Amato una persona que tiene esta amplitud, pero antes también Afo Verde y antes otros… Están los aliados en los sellos y con una mirada que cuida a los artistas. Eso hace que yo pueda seguir estando allí y haciendo lo que hago.

-¿Qué encontrás hoy en los escenarios?

-Creo que el escenario es mi lugar en el mundo. Me gusta estar ahí, es mi casa. Fluye todo lo que va a pasar, me da emoción, alegría, siento el cariño de la gente. Y hago la música con cariño yo también hacia los demás. Del público te viene también una forma de hacer la música, porque el clima se va creando y te hace cantar de otra manera, como cuando estamos hablando. Hay un diálogo profundo que modifica siempre. No salís igual de un lugar donde pasaron todas esas cosas, aunque en el primer momento no lo percibas.

-Decías que siempre encontrás algún camino para comunicarte con otras generaciones, ¿qué creés que encuentran en vos esas otras generaciones?

-A veces me pregunto si verdaderamente cuando están conmigo a los músicos joven les dejo alguna enseñanza, algo de eso que yo experimenté, desarrollé y trabajé durante tantísimos años y que sigo haciendo, que es el oficio de hacer canciones. Sueño que sea así. Me parece que en el ida y vuelta siempre se aprende. Y pienso que yo también les dejo a estas nuevas generaciones mucho de lo que aprendí. Y al mismo tiempo ellos me enseñan. Es un ida y vuelta enriquecedor que yo no me quiero perder. Me parece que el día que ya no sienta que eso me atrae será el día en que deba decir que no voy a cantar más.

- ¿Y vos crees que te puede pasar?

-Yo creo que no. Precisamente porque acumulé esa experiencia de una manera tan vital que me parece que hasta el último día voy a seguir cantando toda la vida, aunque no cante profesionalmente voy a seguir en mi casa, componiendo y cantando.

-¿A qué volvés para encontrarte vos?

-A la poesía. Leo mucha poesía porque está llena de música. Ahí encuentro todo. Los otros días leí un poema hermoso de Ivonne de Bordelois que se llama “Alabanza del café de la esquina”. Cuenta con ojos de poeta cómo los comunes, nosotros, nosotres, los nadies podemos construir comunidades de paz y estar en la vida en el medio de todo el odio. Y lo cuenta con ojo de poeta, mirada de poeta, palabra de poeta. Si eso no te salva, ya no te salva nada.

-¿Dónde seguís encontrando la inspiración?

-Tengo un espíritu observador, una conexión emocional con mi entorno. Lo tenemos todos, lo que pasa es que yo lo puedo traducir canciones porque es mi oficio, mi trabajo, es lo que elegí. De todas partes me sigue llegando la necesidad de decir algo mientras uno esté comprometido con su entorno. Mientras una sienta ese compromiso amoroso con su comunidad, su pueblo, su historia, su memoria, los tuyos, los seres que has amado, tus referentes, esa esperanza colectiva del mundo mejor que siempre estamos por construir es una materia prima extraordinaria.

-¿Y en estos contextos de violencia y crisis?

-Me refugio mucho más que nunca ahí. Estoy componiendo mucho. Me doy cuenta que voy a buscar a ese país que yo conozco, ese hermoso país que yo sé que existe. Yo vengo de ahí nosotros somos de ahí. Mientras tanto ese es mi refugio.

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