Inició su viaje musical a los 7 años cuando recibió su primera guitarra, y desde entonces, perfeccionó sus habilidades como freestyler y compositora, destacándose en el mundo del battle rap. Criada en los barrios de Los Mina, Santo Domingo, la joven de 19 años experimentó un gran ascenso en la escena urbana. La pandemia fue un punto de inflexión en su carrera, ya que encontró en el freestyle una nueva forma de canalizar su creatividad. Hoy, su estilo refleja una fusión de ritmos afilados y líricas crudas que narran la experiencia de una juventud en lucha por expresarse sin restricciones. Con colaboraciones junto a artistas como Hades66 y Bizarrap, Lismar se posiciona como una promesa para el rap en español, dispuesta a romper barreras y redefinir el género a nivel global.

¿Qué despertó en vos la pasión por la música?

Desde muy pequeña siempre fui muy creativa, todo lo relacionado con el arte me fascinaba. Pintaba paredes, hacía manualidades... tenía tanta energía que necesitaba encontrar una forma de canalizarla. Mi mamá decidió inscribirme en clases de pintura, pero todo cambió cuando un día visitamos la casa de un amigo suyo, que era baterista. Tenía guitarras, batería, piano... y sin dudarlo le pedí una de sus guitarras. Me la regaló en mi cumpleaños, y a partir de ese momento comencé a tomar clases los fines de semana. Me enamoré de la guitarra desde el primer día.

Colaboraste con artistas argentinos como Ecko y Bizarrap, mostrando una conexión especial con la música de nuestro país. ¿Cómo surgieron esas colaboraciones y cómo fue trabajar con ellos?

Mis colaboraciones con artistas argentinos como Ecko y Bizarrap surgieron de forma bastante natural. En el caso de Ecko, intenté contactarlo a través de su equipo, pero resulta que alguien de mi equipo ya lo conocía. Tenía una canción lista que presenté en Miami, y a él le encantó, así que la grabamos de inmediato. Fue una experiencia muy fluida y rápida.

Con Bizarrap, la experiencia fue aún más transformadora. Trabajar con él me dio una gran seguridad; me trató como si yo fuera una estrella, lo que me hizo reflexionar sobre nuestro éxito. Aunque no tengo su mismo nivel de reconocimiento, su humildad a pesar de su fama me inspiró. Esa mezcla de éxito y modestia me motivó mucho, y a partir de ahí, comencé a buscar más colaboraciones.

¿Cómo influyó esta confianza en las oportunidades de colaboración que tuviste?

En la industria musical, hay estigmas que pueden intimidar a los artistas, generando miedo al rechazo o a no cumplir con las expectativas de los demás. Yo también enfrenté ese temor, lo que hizo que mis colaboraciones fueran escasas. Sin embargo, en este momento, me siento más segura de mí misma y eso ha abierto la puerta a diversas oportunidades de colaboración.

¿Qué te inspiró a colaborar con Hades en "Elvira y Tony", considerando su trayectoria en la escena del freestyle en Puerto Rico?

La colaboración en "Elvira y Tony" con Hades era algo que queríamos hacer desde hace tiempo, ya que ambos provenimos de una misma página de freestyle en Puerto Rico y éramos contemporáneos. Nos conocíamos bien y, cuando él comenzó a ganar popularidad, me interesaba colaborar no solo por su éxito, sino también por el respeto que tiene en la escena.

El proceso creativo de la canción fue bastante fluido. Estaba en Puerto Rico para los Premios Juventud y nos encontramos, pasamos un buen rato juntos y decidimos ir al estudio. En solo tres horas, ya teníamos la canción lista. Al día siguiente, tenía que regresar, pero quedó ese tema perfecto.

La canción finalmente se lanzó y, aunque arreglé algunos detalles en redes sociales, todo fluyó. Fuimos a Miami para grabar el video, que es, sin duda, el mejor que he hecho hasta ahora. Me encanta "Scarface", así que decidimos usar esa temática para el video. Cada vez que lo veo, me gusta aún más.

¿A dónde te gustaría llegar en los próximos años?

Mi objetivo es crear un movimiento en mi país que no se limite a un enfoque exclusivo en las mujeres. Para mí, eso de "movimiento femenino" implica una exclusión similar. No debería haber movimientos separados por género; deberíamos unirnos en un solo movimiento.

En la República Dominicana, existe un fuerte apoyo al dembow, donde todos se respaldan mutuamente, pero cuando se trata de otros géneros musicales, la situación es diferente. Cualquier estilo que no sea dembow suele ser considerado raro y carece del mismo apoyo, lo que genera cierta rivalidad entre los artistas. Por eso, estoy decidida a fomentar un movimiento inclusivo.

Colaboro con amigos artistas que son realmente talentosos y están produciendo buena música. Ellos están haciendo sus propias canciones y les va muy bien, lo cual es exactamente lo que busco: un espacio para el dembow, pero también para otros géneros como el trap, drill, Jersey club y más. Lamentablemente, en mi país no hay mucho respeto por esos estilos, pero estoy convencida de que eso puede cambiar.