Entrevistas

31/10/24

Nafta, el renacimiento del soul en Argentina

Fotografia:
Matías Delacroix
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La banda invita a sus oyentes a reflexionar sobre la vida, el amor y la búsqueda de identidad.

El soul va más allá de su papel como estilo musical. Desde la década de los 60, fue una ventana a la identidad afroamericana, un vehículo de resistencia y un himno a la esperanza. Nacido de la fusión entre el gospel y el R&B, creó un nuevo lenguaje de emociones y realidades que, en su momento, se hacía sentir en aquellos que buscaban justicia social y luchaban por los derechos civiles en Estados Unidos. La “era dorada” del género abrió las puertas a artistas como Aretha Franklin y Otis Redding, quienes lograron tocar los corazones de una audiencia global.

Sin embargo, su alcance en Argentina encontró un camino más silencioso y discreto en sus inicios, donde los pilares musicales giraban en torno al tango, el folklore y el rock nacional. Artistas como Stevie Wonder o Michael Jackson llegaron a atraer a un público fascinado por el soul en su versión más popular, pero el género en su esencia no logró una adopción masiva en sus primeras décadas. No fue sino hasta la llegada de los años 70, cuando la explosión del funk y la fiebre del disco, influenciados por grupos como Earth, Wind & Fire, comenzaron a sonar en las calles porteñas, que el país experimentó un primer acercamiento al estilo.

El verdadero aprecio en su estado puro no surgiría sino más tarde, cuando la escena local comenzó a reinterpretar estas tendencias y a mezclarlas con la idiosincrasia nacional. En los 90, una revitalización se hizo presente gracias a músicos pioneros como Willy Crook y su banda, Los Funky Torinos. Su contribución fue fundamental para que los argentinos exploraran una versión autóctona de esta rama musical, aun cuando no lograba una gran popularidad en las listas de éxitos.

Años después, y en un panorama dominado por el trap, hip hip y reggaeton, una nueva generación de talentos se adentró en el legado del soul, llevando esta herencia a territorios contemporáneos y estableciendo un movimiento propio. Fue así como Nafta empezó a aparecer en escena. De hecho, la historia del grupo parece casi un contrasentido. Fundado en 2016, logró algo que parecía muy lejano: establecer el neo-soul en el gusto de una audiencia que, hasta hace poco, no contaba con un referente claro en este género.

Su historia explica el resurgimiento del soul en Argentina. Su álbum debut, lanzado en 2019 de forma independiente, en el que se perciben influencias de Tom Misch, Erykah Badu y Anderson Paak, fue acompañado por una pieza audiovisual que ofreció una experiencia inmersiva, lo cual les valió una nominación a los Premios Gardel en la categoría “Mejor Álbum Conceptual”. En pleno 2020, cuando los escenarios se apagaron, el conjunto encontró una oportunidad para redescubrir su música y conectar con su audiencia de una manera más íntima. Así nació “Vivo en el Sillón”, una sesión en vivo que reimaginó su primer disco en un formato acústico. Esta reinterpretación permitió que aquellos temas ganaran una nueva profundidad, resaltando la calidad de las letras y el talento interpretativo del grupo. La respuesta del público fue inmediata: con el regreso a la ‘normalidad”, Nafta agotó localidades en recintos de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, y en 2021 dieron dos conciertos a sala llena en el Teatro Gran Rex, uno de los venues más prestigiosos del país.

Atrayendo a un público que abarca desde jóvenes interesados en nuevas propuestas hasta adultos que crecieron escuchando clásicos, la agrupación continuó con el lanzamiento de su segundo álbum de estudio, Nafta II, una obra conceptual que ratificó a la banda en el ámbito del pop alternativo, y que fue nuevamente, acompañado de una pieza audiovisual. Su presentación fue un éxito rotundo: llenó el Luna Park, congregando a más de 8.000 personas. Este logro los colocó como uno de los grupos más influyentes de la escena alternativa, y su esfuerzo fue recompensado con el Premio Gardel 2024 a “Mejor Álbum Pop Alternativo”.

Lo más sorprendente es su enorme formación. La agrupacion, compuesta por Magamo (guitarra y voz), An Espil (voces), Abril Olivera (voces), Simón Grunblatt (teclados), Manquel Tito Lo Presti (sampler), Rafael Villazón (teclados y arreglos de cuerdas), Tomás Sánchez (batería), Brian Vainberg (bajo), Agustín Ruiz Panelo (percusión) y Guillermo Avender (saxo), presenta una alineación diversa en la que cada miembro tiene su espacio. En octubre de 2024, dieron un paso importante en su carrera al embarcarse en su primera gira por España, una experiencia que resultó ser una conquista y abrió las puertas a una mayor visibilidad internacional. Al regresar a sus tierras, no perdieron tiempo y se presentaron en dos ocasiones en el Movistar Aren. A través de estas presentaciones, reafirmaron que el soul, finalmente, encontró un lugar especial en el público argentino.

Foto: Matías Delacroix

A medida que 2024 se acerca a su fin, es común reflexionar sobre los logros alcanzados a lo largo del año. Para ustedes, este periodo estuvo repleto de momentos destacados, empezaron mayo recibiendo el Premio Gardel al "Mejor álbum pop alternativo" por su disco Nafta II. ¿Qué representó este reconocimiento en su trayectoria como banda?

Simón: La verdad es que fue una gran alegría para todos nosotros. Era un momento que habíamos esperado a lo largo de nuestra trayectoria artística. Este reconocimiento significa mucho, tanto para nuestras familias como para quienes nos siguen. Hemos trabajado arduamente en nuestro desarrollo como banda. Además, fue muy divertido, ya que fue la primera vez que estuvimos en un evento así, compartiendo con personas que antes solo veíamos por televisión. No lo esperaba. Tenía confianza, pero no imaginaba que sucedería.

Nos sorprendió mucho que varios artistas a los que admiramos nos saludaran. A veces, no te das cuenta de quién te escucha hasta que esa persona se acerca y te dice "me gusta lo que hacen". En ese instante, te das cuenta de que todo el esfuerzo valió la pena.

Además, la experiencia fue muy familiar. Subimos al escenario para recibir el premio todos juntos, abrazados, junto a quienes forman parte de nuestro equipo. Fue realmente un momento hermoso. Siempre hemos sido un grupo de amigos, incluso antes de convertirnos en una banda. Al final, lo más importante es que somos amigos antes de ser músicos.

También llevaron a cabo su primera gira por España, donde agotaron localidades en cuatro ciudades. ¿Cómo describirían esa experiencia y notaron alguna diferencia en la forma en que el público recibió su música en comparación con Argentina?

Simón: Sin duda, fue como un sueño hecho realidad recibir un premio y viajar a Europa para presentarnos. Nos sorprendió ver que se agotaron todas las fechas; hasta que no sucede, no lo esperas. Hubo personas que se quedaron afuera y que ahora están ansiosas por nuestro regreso. Para nosotros, lo más importante no fue solo haber estado allí, sino saber que tenemos la oportunidad de volver. La experiencia fue realmente emocionante, y nos llenó de cariño por parte del público.

An: Era como estar en una provincia argentina; la gente nos hizo sentir como en casa, y eso es sorprendente considerando que estábamos en Europa. Fue increíble. Notamos incluso una mayor efusividad de lo habitual. Los argentinos en el exterior muestran un gran entusiasmo por ver a bandas nacionales.

Sin dudas, su público sigue creciendo. ¿Cómo ven este aumento de audiencia, considerando que el soul no es el género más popular hoy en dia?

Simón: La verdad resulta sorprendente. A pesar de que el soul no es el género más popular hoy en día, la gente demuestra un gran amor y aprecio por nuestra música y lo que representamos. Eso inspira a seguir creando y disfrutando de lo que hacemos. No se puede pedir más de lo que nos brindan.

An: Creo que este crecimiento surge porque el público mismo ayuda a expandir nuestra música. La gente se la recomienda a amigos y familiares; por ejemplo, los padres a sus hijos y viceversa. En la era de la modernidad, donde todo llega rápidamente, hay algo hermoso en Nafta: la gente comparte nuestra música y dice "esto te va a gustar". Desde el principio, sentimos esa conexión.

Simón: Recibimos tanto amor que, sinceramente, no sé qué puede venir después de eso.

Realizaron sus primeros shows en el Movistar Arena a sala llena. ¿Cuál fue la sensación al pisar el escenario de Villa Crespo por primera vez? ¿Superó esa experiencia sus expectativas?

An: Sin duda, superó nuestras expectativas. Lo más importante fue que, desde el punto de vista técnico, todo funcionó a la perfección. Eso siempre genera un poco de ansiedad en mí, especialmente en shows de tal magnitud. Afortunadamente, siempre contamos con un gran equipo, y cada presentación sale espectacular de principio a fin. Hay mucha información y coordinación involucrada.

Simón: Exactamente. Ese amor del público, del que veníamos hablando, también genera un poco más de nervios. La gente realmente espera que toquemos sus emociones, y al finalizar el show, recibir abrazos y cariño confirma que lo logramos. Te das cuenta de que la conexión es mutua; nos llegan a nosotros tanto como nosotros a ellos, incluyendo a todo el equipo técnico.

Además, estuve en el mejor lugar del escenario, en el centro y a una buena altura, lo que me permitió ver a toda la audiencia. Fue una experiencia increíble. Sabíamos que iba a ser grande, pero hasta que no lo vives, no tienes idea de cómo será realmente.

An: Poder llevar el sonido de Nafta a escenarios cada vez más importantes es algo que valoramos mucho. No solo para nosotros, que cada vez suena mejor, sino porque la gente también disfruta de la calidad. La presentación se veía y se escuchaba espectacular. El público aprecia ese nivel de espectáculo en un lugar que realmente lo merece.

Lo mejor que les dio el soul:
Identidad musical
Conexión emocional
Placer irracional

Nafta nació como un proyecto que iba a ser solo un disco, pero terminó siendo una banda de largo plazo. ¿Hubo algún momento específico donde dijeron: "Ok, esto es más grande de lo que pensamos, esto va para largo"?

Simón: Se fue desarrollando con el andar de las cosas, como una bola de nieve que va creciendo a medida que avanza. Así es como nacen las canciones: primero surgen las ideas, luego se convierten en un disco, que da forma al proyecto, y este, a su vez, atrae a más personas. Cada nuevo integrante enriquece el proceso, alimentando la creación de nuevos discos e ideas, todo influenciado por la reacción del público.

No puedo dejar de repetir que cuando la gente te dice que tu música le cambió la vida, como ocurrió con el primer disco durante la pandemia, es algo poderoso. La gente escuchaba nuestra música en sus casas, y muchas parejas compartieron conmigo: "Me conocí o me separé escuchando Nafta. Esta música me transformó. No puedo escucharla sin llorar". Ese tipo de historias realmente te inspiran a seguir adelante y te afectan profundamente.

Al tocar las canciones, siento una variedad de emociones. Hay temas que me generan angustia, mientras que otros me traen placer; esto no significa que estén bien o mal, sino que nos provocan sentimientos. Esas emociones dan lugar a nuevas ideas y creaciones, ya que hay experiencias que queremos revivir o liberar.

Como banda creativa, el trabajo en grupo es fundamental. Esa dinámica no siempre se puede controlar, a veces hay una explosión de ideas y muchas cosas que hacer, y en otras ocasiones, es necesario pausar y avanzar con tranquilidad.

An: Además, siempre tuvimos un gran apoyo del público, y eso resulta muy motivador. Este respaldo ayuda a solucionar problemas porque te impulsa a seguir, sabiendo que hay algo que está funcionando.

Y el grupo lo es todo. A pesar de tener un primer disco exitoso, si la conexión humana en el grupo no funcionara, todo podría desmoronarse. Afortunadamente, formamos un equipo increíble que no solo se beneficia del apoyo del público, sino que también disfruta del proceso. Todo es el resultado de una serie de decisiones bien pensadas y de un trabajo organizado en el proyecto de Nafta. Es una combinación espectacular de elementos.

3 cosas que no pueden faltar en una canción de Nafta:
Groove
Armonías vocales
Una pizca de jazz

¿Qué tan distintos son los integrantes que empezaron en Nafta de los de hoy?

An: Seguimos siendo los mismos “boludos”, solo que ahora somos el doble. Empezamos siendo seis y ahora somos diez, más todo el equipo técnico. En la última fecha en el Movistar, éramos 21 personas en el escenario. Es curioso porque, en general, las bandas tienden a reducirse con el tiempo, pero nosotros seguimos creciendo. En vez de restar integrantes, vamos sumando, lo que es muy valioso, ya que cada nuevo miembro aporta a nuestras composiciones e ideas. Esto no se trata de recortar gastos, sino de sumar. (risas) La gente realmente aprecia este enfoque.

Simón: Además, este crecimiento responde a la búsqueda del sonido que queríamos. No se trata de incorporar más integrantes sin razón, sino de lograr ese sonido que nos gusta y que consideramos necesario para el show, que llevó a que tuviéramos a 21 personas en el escenario en la última presentación.

Foto: Matías Delacroix

Son varios, varias voces, varias opciones, ¿cómo es el proceso de composición? ¿cómo hacen para escucharse entre sí?

An: Creo que ahora es un poco más simple, ¿no? Pienso en el primer disco, que fue el proceso más complejo porque estábamos conociéndonos. Al principio, estábamos aprendiendo a componer, desde Magamo escribiendo las letras hasta interpretar lo que sonaba. Para mí, esa fue la parte más difícil, aunque al mismo tiempo fue hermosa y el proceso más largo. Ahora hay una dinámica más rápida y profesional.

Simón: Sí, el primer disco era mucho más como un rompecabezas. Se fue desarrollando involuntariamente, mientras que en el segundo teníamos que hacer un disco, lo que cambió nuestra forma de abordar las cosas. En el primer disco, todo fue un proceso de conocernos más, de descubrir las inquietudes musicales de cada uno y de desarrollar más ideas. Ya en el segundo, teníamos una idea más clara de lo que nos gusta y lo que no, así que encaramos el proyecto de manera más precisa. En el primero, empezamos “a hacer algo” y así nació Nafta.

¿A quién escuchan a la hora de recibir consejos musicales?

An: Aprendí que Abril y Matu son grandes oyentes y hacen buenas devoluciones. ¿Viste esa gente que te hace buenas devoluciones? Me di cuenta de que, cuando conocí a los chicos y su banda, eran muy buenos entre todos. No solo como compañeros, colegas o músicos, sino que también se decían las cosas de verdad. Se iban a ver sus proyectos y se decían la posta. Hoy en día, le muestro mucho a Abril y a Matu. Mati es mi último filtro de canciones y cosas. Le muestro todo y él tira la data.

Simón: Y yo, personalmente, confío mucho en Tito. Al primero que le muestro, así que esto es un pequeño homenaje para él.

¿Qué enseñanza les regaló la música a lo largo de su camino?

Simón: La paciencia y la importancia de no tener ego. En la música hay tanta gente brillante, con un nivel artístico tan elevado, que considero un verdadero privilegio poder dedicarme a esto. La aceptación de nuestro arte, el hecho de que la gente lo consuma y nos permita vivir de ello, es una cuestión de suerte. El talento artístico que existe no solo en Argentina, sino en Latinoamérica y en el mundo, es tan impresionante que siempre hay que mantener los pies en la tierra y actuar con humildad ante todo. La música me enseñó a conocer a muchas personas talentosas y sensibles.

"El talento artístico que existe no solo en Argentina, sino en Latinoamérica y en el mundo, es tan impresionante que siempre hay que mantener los pies en la tierra y actuar con humildad ante todo" - Simón

An: Es un proceso muy aleatorio y, al mismo tiempo, un privilegio. A veces, es cuestión de casualidades del universo que te llevan al lugar en el que querías estar. Coincido con Simón en que la música también me enseñó a conocer a personas muy talentosas. La perseverancia es clave, y hay que tener cuidado con el ego; si te dejas llevar por él, podés flaquear. Al final, el tiempo se encarga de poner todo en su lugar.

Ser una banda independiente les permitió tener mucho control creativo sobre su música. ¿Hubo algún momento en el que sintieron que la autogestión se convirtió en un desafío demasiado grande?

Simón: Si lo que insinúas es cierto... La falta de dinero siempre es el mayor obstáculo a la hora de desarrollar proyectos. Es algo que considero muy injusto en el mundo del arte, ya que a veces limita el crecimiento de artistas con mucho talento. Pero bueno, esa es una discusión demasiado extensa. Nosotros hemos logrado sortear esos desafíos gracias a la experiencia adquirida en otra banda anterior, lo que nos permitió aprender de nuestros errores y organizarnos para no tropezar de nuevo con las mismas piedras, usando eficientemente los recursos que tenemos. Además, nuestra búsqueda no se centra en la masividad; simplemente seguimos haciendo lo que nos gusta, y así llegamos a este nivel que disfrutamos.

An: Hay un aspecto clave que quiero resaltar: cuando Nafta empezó a tener éxito, también tomamos buenas decisiones. Es un momento crucial en el que uno puede equivocarse, porque puedes empezar a hacer cualquier cosa y eso podría afectar las relaciones y el funcionamiento de la banda. Nafta mantuvo la calma en ese sentido; no comenzamos a tocar por tocar, sino que seguimos un camino sólido, lo cual es fundamental para la salud mental de todos nosotros.

¿Cuál creen que es “su” nafta?

Simón: Para mí, el combustible es ver felices a mis amigos y a todos los que me rodean. Ese es el mayor incentivo. Realmente, cuando ves feliz a todos a tu alrededor, eso te impulsa.

An: Para mí, la familia. Siempre. Cuando no tenés energía, lo haces por los demás, lo haces por la familia. Eso motiva a cualquier cosa. Le mandamos un beso al grupo de mamis de Nafta, que hicieron un grupo en WhatsApp. ¡Son una banda! Están para grabar un disco ellas solas. (risas)

¿Creen que el artista es observador también?

An: Definitivamente, deberían serlo. Dudo que un artista que no salga a ver bandas o no se exponga al público pueda conectarse genuinamente. Yo me considero parte del público y me esfuerzo por ser un buen espectador. Busco disfrutar de la música y, en ese sentido, aspiro a ser el tipo de público que a mí me gustaría tener.

Entonces, desde esa posición de observadores, ¿cómo ven su propia trayectoria artística? ¿Qué cosas les parecen las mejores y cuáles las peores? Pensemos en esto como si estuvieran evaluando la carrera de otro artista, como Otis Redding o Marvin Gaye.

An: A las cantantes las detesto. Qué pesadas son. (risas) Hablando en serio, recuerdo una vez que le dije a Matu: "Si no fuera yo, sería una gran fanática de Nafta”. En ese momento, me di cuenta de que si no fuera parte de la banda, me generaba cierta envidia. Me encanta la relación que se ve entre nosotros, cómo nos divertimos y el trabajo que hay detrás. A pesar de que parece simple, hay una complejidad misteriosa en todo eso que realmente me atrae.

“Me encanta la relación que se ve entre nosotros, cómo nos divertimos y el trabajo que hay detrás. A pesar de que parece simple, hay una complejidad misteriosa en todo eso que realmente me atrae” - An

Simón: Desde mi perspectiva, especialmente en cuanto al sonido, lo que más me gusta de Nafta es la utilización de instrumentos acústicos, como la guitarra acústica, el piano, los violines y el saxo. Hay una reivindicación de lo clásico que me encanta en nuestra música.

¿Hacia dónde va Nafta? ¿Cómo sigue una banda que con cinco años de carrera llegó al Luna Park y al Movistar Arena?

Simón: Los estadios son muy chillones pero nos emocionan mucho, pero para mí, el más especial es River, ya que soy hincha de ese club. Además, se vienen muchas oportunidades de conocer lugares nuevos que todavía no hemos visitado, y tenemos la suerte de seguir mostrando nuestra música. Lo que hagamos en el futuro, vendrá de manera inevitable.

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