La cantante inglesa falleció habiendo lanzado sólo dos álbumes.
El 23 de julio de 2011, el mundo perdió a una de las voces más distintivas y conmovedoras del siglo XXI: Amy Winehouse. Con solo 27 años, la cantante británica fue encontrada sin vida en su casa de Camden, al noroeste de Londres, por su guardaespaldas. La causa oficial de su muerte fue intoxicación por alcohol, con un nivel de alcohol en sangre cinco veces superior al límite permitido para conducir.
Winehouse creció en una familia judía con una rica tradición musical en el jazz. Su padre, Mitchell, era conductor de taxi y su madre, Janis, farmacéutica. Desde muy joven, Amy fue expuesta a la música, con su padre cantando éxitos de Frank Sinatra, lo que inspiró en ella una temprana afición por el canto. Influencia temprana que sería fundamental en su desarrollo como artista. A los diez años, fundó una banda de rap llamada Sweet 'n' Sour y, a los trece, ingresó a la Sylvia Young Theatre School, aunque fue expulsada tres años después por su falta de disciplina y por hacerse un piercing en la nariz.
La artista recibió su primera guitarra a los trece años y comenzó a componer música un año más tarde. Comenzó a actuar en pequeños bares de Londres, donde desarrolló su estilo distintivo y su presencia escénica. Fue su novio de entonces, el cantante Tyler James, quien entregó una maqueta suya a un productor, iniciando así su carrera profesional. Firmó su primer contrato musical con Simon Fuller, pero fue con Island/Universal, y bajo la tutela de Salaam Remi, que su carrera despegó verdaderamente.
Frank y Back to Black
El primer álbum de Amy, Frank (2003), mostró su capacidad para fusionar el jazz con el soul y el R&B, aunque el éxito comercial fue moderado. Canciones como “Stronger Than Me” y “Take the Box” empezaron a delinear su estilo único y su habilidad para convertir sus experiencias personales en letras emotivas.
El verdadero estrellato llegó con su segundo álbum, Back to Black (2006). Este trabajo, producido por Remi y Mark Ronson, y con la participación de la banda de Sharon Jones, The Dap-Kings, consolidó a Amy como una figura central del neo-soul. Temas como “Rehab”, “You Know I’m No Good” y “Love Is a Losing Game” reflejaban sus luchas internas y su turbulenta relación con Blake Fielder-Civil. El disco fue todo un éxito y recibió elogios de la crítica, ganando cinco premios Grammy en 2008.
La batalla contra los demonios
A pesar de su éxito, la vida de Winehouse estuvo marcada por sus problemas con el alcohol y las drogas. Su relación con Blake, caracterizada por la violencia y el abuso de sustancias, exacerbó sus problemas personales. En 2007, Amy ingresó a rehabilitación, inspirando su éxito “Rehab”. Sin embargo, su lucha contra las adicciones continuó, afectando su salud y su capacidad para presentarse en vivo.
El documental Amy (2015), dirigido por Asif Kapadia, ofrece una visión íntima de la vida de Winehouse, mostrando tanto su talento excepcional como su dolorosa batalla contra sus demonios. Imágenes de su último concierto en Belgrado, Serbia, un mes antes de su muerte, muestran a una Amy visiblemente afectada, incapaz de seguir el ritmo de su propio éxito.
La vida después de la muerte
El 23 de julio de 2011, el mundo de la música se oscureció con la noticia del fallecimiento de Amy, encontrada sin vida en su apartamento en Camden Town, Londres. La cantante, con tan solo 27 años, sucumbió a una intoxicación etílica, una tragedia que se reveló tiempo después de su muerte, inicialmente atribuida a sus múltiples adicciones.
La imagen de Winehouse, con su distintivo peinado beehive, sus tatuajes y su poderosa voz contralto, quedó grabada en la memoria colectiva, convirtiéndose en un ícono no solo por su talento, sino también por la frágil y tumultuosa vida que llevó. La muerte de la cantante, además, se unió a la lista de célebres artistas fallecidos a los 27 años, reforzando el trágico legado del llamado "Club de los 27". Su segundo álbum, Back to Black, alcanzó un renovado éxito, convirtiéndose en el álbum más vendido del siglo XXI en el Reino Unido.
Después de su muerte, el patrimonio de Winehouse consideró la posibilidad de realizar un holograma de la cantante y promover una gira mundial, aunque el proyecto no prosperó debido a la crítica negativa del público. A pesar de ello, su legado sigue vivo a través de su música y su influencia en la industria musical.