
Aunque estamos a unos cuantos kilómetros de distancia, la conversación se siente cercana, casi como si estuviéramos sentados en el mismo estudio, entre cables enredados, guitarras apoyadas en rincones y un aire de expectativa flotando en el ambiente. Nos reciben desde el frenesí de su gira, ultimando detalles para el show de la noche. Hay un imprevisto: su bajista no podrá tocar, lo que los obliga a improvisar un plan B a contrarreloj. Pero la música sigue, y ellos también. Porque si hay algo que Ross y Rocky Lynch aprendieron en estos casi 10 años es a adaptarse, redescubrirse y entregarse sin reservas a la obsesión creativa que los mueve.
Soy de las que creen que entre un disco y otro siempre es necesario un respiro. Un espacio para reconectar con la creatividad, para deshacerse de las imposiciones del mercado y volver a hacer música por el simple hecho de sentirla. The Driver Era entendió esta premisa. Desde el lanzamiento de Summer Mixtape en 2022, recorrieron varios escenarios, encontraron composiciones que creían perdidas, escribieron nuevas historias y dejaron que su sonido madurara de forma orgánica. Ahora, esa búsqueda toma forma en Obsession, un álbum que condensa su visión artística más reciente y que traerán al Estadio Obras el próximo 25 de abril.
Días antes del lanzamiento, los hermanos compartieron detalles sobre la gestación del proyectp, su amor por Argentina y lo que está por venir.
"Don’t Take The Night Away” tiene una vibra más disco, mientras que “Can’t Believe She Got Away” es más emotiva. ¿Qué los llevó a explorar sonidos tan diferentes en estas canciones?
Rocky: Me gusta que hayas mencionado una referencia al disco, porque no lo había pensado antes, pero ahora que lo dices, lo siento un poco. Especialmente en la introducción, tiene algo de esos sintetizadores. Para mí, la progresión tiene un toque de rock and roll retro, como una mezcla de disco y rock and roll. En cambio, "Can’t Believe She Got Away" es más un rock emocional.
Ross: Aunque a primera vista la canción pueda parecer emocional, en realidad no lo es tanto. Más bien, tiene una actitud desafiante, casi un "al diablo con todo".
Ambas canciones surgieron en contextos completamente distintos. “Don’t Take the Night Away" la escribimos en una sesión de composición. Curiosamente, en un momento llegamos a perder la canción; simplemente no lográbamos encontrarla. Cada vez que íbamos al estudio, Rocky preguntaba: "Oye, ¿dónde está esa canción?", y el resto de nosotros le respondíamos: "No tenemos idea de qué hablas". Hasta que, finalmente, la redescubrimos y pensamos: "Esto es increíble". Y así terminó viendo la luz.
Por otro lado, “Can’t Believe She Got Away" nació de un proceso más espontáneo. En nuestras sesiones, suele ocurrir que Rocky o yo iniciamos una idea, y en este caso fui yo quien la comenzó. Estaba improvisando en el estudio, sin escribir nada en concreto, simplemente dejando que las ideas fluyeran.
Por eso, aunque pueda percibirse como una canción cargada de emoción, no la compuse con ese propósito. No fue un proceso melancólico ni reflexivo, sino más bien una expresión de asombro. Es un "Wow, no puedo creer que esto haya pasado". En su momento, llegué a pensar que me casaría con esa persona, y ahora, al mirar hacia atrás, es increíble cómo pueden cambiar las cosas.
Rocky: Una de las cosas que más disfruto es descubrir en mi computadora algún proyecto en el que otro miembro de la banda haya estado trabajando. Por ejemplo, si Ross creó algo la noche anterior y hoy no puede continuar, simplemente lo abro y empezamos a desarrollarlo de inmediato.
Me encanta esa sensación de toparme con una pista y darme cuenta de que ya tiene una base increíble sobre la cual podemos construir. Es como encontrar un tesoro escondido.
Le dieron a sus fans la oportunidad de elegir qué canción lanzar primero. ¿Cómo vivieron esa experiencia? ¿Coincidió su elección con la que ustedes tenían en mente?
Rocky: Claro que sí. Fue genial. Una de las grandes ventajas de las redes sociales es que te permiten comunicarte directamente con los fans. Es algo que deberíamos hacer más a menudo: interactuar con ellos y conocer sus opiniones de primera mano.
Ross: Pensá que tenemos fans que nos siguen desde hace más de una década, es una locura poder conectarnos con ellos. Es una forma de compartir.
Argentina es famosa por la pasión y la euforia de su público en los conciertos. ¿Cómo se siente recibir esa energía en sus shows? ¿Tienen algún recuerdo de sus visitas anteriores al país?
Ross: Siempre es increíble estar en Argentina. Vamos con grandes expectativas porque la última vez que tocamos allí fue el show más grande de nuestra carrera.
Rocky: Sí, sin duda. Nos sentimos realmente afortunados de que la gente nos acompañe en cada concierto, y en Argentina siempre nos reciben con un amor inmenso. Hacemos todo lo posible por devolverles ese cariño.
Algo que siempre nos impacta es la manera en que su público vive la música. Expresan sus emociones sin reservas, con una pasión que se siente en el aire. No se guardan nada, y esa energía es realmente contagiosa.
Llegan a Argentina con su nuevo álbum, Obsession. ¿En qué aspectos se diferencia de Summer Mixtape?
Ross: Summer Mixtape fue como un delirio febril. En aquel momento, estábamos atravesando muchas cosas a nivel personal, pero decidimos mantenerlo en privado. Si hoy volviéramos a revisitar el álbum, probablemente cambiaríamos la portada para reflejar mejor todo lo que realmente estaba ocurriendo en ese entonces. Fue una etapa caótica, y eso se tradujo en la música: el álbum tiene una gran variedad de texturas, una mezcla de canciones muy distintas entre sí, muchas de las cuales ni siquiera llegaron a completarse del todo.
Por eso lo llamamos mixtape, porque tiene esa esencia de diamante en bruto.
En cambio, Obsession se trata más de la búsqueda de la excelencia, de crear canciones completas y bien trabajadas. También incluye colaboraciones con artistas increíblemente talentosos, y, sinceramente, creemos que es un gran disco. Estamos muy orgullosos de cómo quedó.
Para finalizar, ¿cuál dirían que es su mayor obsesión?
Rocky: En este momento, mi mayor obsesión es la música. Sin duda.
Ross: Sí, totalmente. Para mí, es el crecimiento en todos los aspectos: aprender, avanzar en nuestra carrera, fortalecer las relaciones personales. Estoy completamente enfocado en mejorar constantemente.
De hecho, la última canción del álbum se llama “Better”, y creo que captura a la perfección esa filosofía.