
“Venir de un país tan rico en música, pero con tantas dificultades para insertarse en la industria, no ha sido fácil. Sin embargo, nunca perdimos la esperanza”, admite Randy Malcom. Cuba, una isla con una historia marcada por conflictos sociales, revoluciones, bloqueos económicos y censura, enfrenta una realidad donde la libertad de expresión ha sido sistemáticamente reprimida. Atrás de su imagen turística, se esconde un régimen que, durante décadas, ha silenciado voces disidentes, regulando no solo los medios de comunicación, sino también las expresiones artísticas y culturales, imponiendo un férreo control sobre la creatividad y la crítica.
Catorce años llevan caminando juntos, aunque su historia se remonta aún más atrás. Fue Alexander Delgado quien creó Gente de Zona en el año 2000, en un país muy distinto al que conocemos hoy en día. Su origen se encuentra en Alamar, un barrio de La Habana reconocido como la cuna del hip hop caribeño, donde varios raperos, incluido el exmiembro Ernesto Taxistas, comenzaron a dar forma a lo que sería un movimiento musical revolucionario. “Creaba observando lo que pasaba en la industria. Me interesé en mezclar la música cubana con ritmos internacionales y así nació nuestro estilo”, recuerda el fundador de la banda sobre los primeros años. Tras varias idas y vueltas, en 2013 el grupo quedó conformado finalmente por el dúo que conocemos actualmente.
Sin embargo, ese estilo musical claro, que Randy señala como la “fórmula para la relevancia”, fue también una forma de resistirse. En una isla donde “no se monetiza la música, no hay disqueras ni comercio musical adecuado”, triunfar significaba luchar contra un ecosistema hostil. La globalización de la música latina, con la penetración del español en las listas internacionales de Spotify, no se tradujo de inmediato en oportunidades para ellos. Fue solo tras el éxito del tema “Bailando”, su colaboración con Enrique Iglesias, que se les abrió una ventana hacia el mundo, una prueba de que Cuba podía brillar desde su propio interior.
Hoy, una década después de ese momento, conversan con Billboard Argentina desde Miami, en un descanso de los ensayos para su próximo show en el Kaseya Center. Saben que su éxito no solo representa un triunfo personal, sino también un mensaje para quienes aún luchan por abrirse paso. Por eso, su nuevo álbum, Reparto, es una carta de presentación para aquellos que, como ellos alguna vez, intentan hacerse escuchar en un mundo donde la música cubana aún enfrenta dificultades estructurales. “Sabemos lo que significa luchar por un espacio, por eso ahora queremos compartirlo con quienes vienen detrás”, aseguran.
¿Cómo influyó la realidad cubana en su proceso de crecimiento como artistas?
Randy: Gente de Zona fue fundada hace 25 años. Ha sido un recorrido largo, una experiencia maravillosa. Venir de un país tan rico en música, pero con muchas dificultades para llegar a muchos lugares dentro de la industria musical, no ha sido fácil. Sin embargo, nunca perdimos la esperanza. Somos un ejemplo de que, con constancia y sacrificio, se puede lograr. No todo el mundo puede decir que tiene una carrera sólida y consistente de más de dos décadas.
¿Existe una fórmula para mantenerse relevante durante tanto tiempo en la industria musical?
Randy: Lo primero es tener una identidad musical clara. Es fundamental que la gente pueda identificar que lo que está escuchando es Gente de Zona. Luego, la constancia y la disciplina son claves. De hecho, la disciplina es la fórmula más grande que puede tener cualquier persona en cualquier profesión. Muchas veces pensamos que los japoneses son perfectos, pero lo que realmente los caracteriza es su disciplina, algo que cultivan desde pequeños. Esa constancia es fundamental porque en el camino siempre habrá decepciones, al igual que en el amor o en cualquier relación. Si por un mal momento decides abandonar todo, entonces no estás siendo disciplinado. Hay que seguir adelante, sin importar si hoy no se da el resultado esperado, es porque quizá llegue mañana o pasado.
¿Fueron difíciles esos primeros años en la industria?
Randy: Sí, fue complicado. Nuestra carrera se internacionalizó realmente en 2014, cuando lanzamos la canción “Bailando» junto a Enrique Iglesias. Para nosotros era muy difícil crear una canción propia desde Cuba con proyección internacional. Como sabes, el territorio aún enfrenta problemas políticos: no se monetiza la música, no hay disqueras ni el comercio musical que debería existir.
Eso fue lo que nos permitió mostrar que nuestro país también podía estar en el mapa, aunque tradicionalmente se lo reconociera por artistas como Celia Cruz o Gloria Estefan, quienes no vivían en la isla. Pudimos mostrar esa riqueza cubana, tropical y humana que no estaba presente en el mercado en ese momento. Creo que esa fue la clave de nuestro éxito.
Alexander: Sí, los primeros años de la fundación fueron complejos. Yo venía haciendo música desde antes, vivía en el este de la ciudad de Cuba, donde se realizaban festivales de rock. Un día me encontré con un joven que hacía rap, y así nació la idea de crear un proyecto llamado Gente de Zona.
La idea inicial era hacer un disco con varios raperos de diferentes zonas de la ciudad, porque en el lugar donde vivía no había mucha visibilidad musical. El concepto era reunir a raperos de varias áreas, pero nunca logramos encontrar un nombre adecuado, así que quedó como Gente de Zona.
Empezamos a trabajar desde ese momento. Me enfoqué en crear música más bailable, observando lo que pasaba en la industria y cómo llegaban nuevas influencias musicales. Me interesé en mezclar la música cubana con ritmos internacionales y así nació nuestro estilo.
Durante la historia de la música, hemos visto cómo muchas bandas se separan por diferentes motivos. ¿Qué es lo que los sigue uniendo a ustedes después de tanto tiempo?
Randy: La madurez (se ríe). Ya tenemos una edad en la que hemos pasado por muchas experiencias personales, incluyendo rupturas anteriores y desilusiones en otras agrupaciones. Creo que lo que nos mantiene unidos es tener claro el valor de conservar una gran marca y un trabajo de años.
Lo más importante es la parte humana. Cuando dos personas se sienten bien, el éxito siempre perdura. Tratamos de no dejar ningún asunto en suspenso. Si hay algo que no nos parece, lo hablamos con calma y siempre resolvemos las diferencias de manera pacífica. Nunca hemos tenido una discusión seria. Creo que esa es la clave para seguir adelante con este gran proyecto.
¿La amistad siempre está por delante del proyecto?
Randy: Totalmente. Aquí no hay lugar para el ego; somos dos artistas con pensamientos distintos, pero con una misma dirección.
¿Cómo representa este disco a Cuba?
Randy: Desde que nos volvimos internacionales, siempre trabajamos con música tropical. Mientras tanto, en Cuba surgió el género reparto, que ahora domina las calles. Es un ritmo nuevo que mantiene raíces cubanas, pero con un lenguaje más actual, urbano y, a veces, más crudo. Nosotros, como embajadores de la música cubana, quisimos apoyar a estos jóvenes talentos para que el género reparto tenga proyección internacional. Escogimos a algunos exponentes para que participen en este disco, buscando que el público mundial conozca lo que está pasando musicalmente en nuestro país. Es un movimiento muy fuerte, y colaborar con estos artistas es nuestra manera de impulsar su trabajo.
Es como una vidriera de sus talentos emergentes.
Randy: Puede ser. Nosotros lo vemos desde el punto de vista de lo que vivimos cuando estábamos en Cuba. En ese entonces, había muchos artistas exitosos fuera del país, como los Estefan o la misma Celia Cruz. Sin embargo, debido a problemas políticos, colaborar con artistas que vivían en Cuba era complicado o incluso imposible.
Nosotros mismos fuimos víctimas de esa situación al principio. Antes de que saliera “Bailando”, muchos artistas dudaban en colaborar con nosotros por cuestiones políticas. Después de que logramos trascender con esa canción, entendimos que no queríamos repetir lo mismo que nos hicieron a nosotros o a otros artistas de generaciones anteriores.
Hoy en día, las generaciones cambian, y también las circunstancias. Creemos que tenemos la responsabilidad de aportar a la música de estos nuevos talentos, ayudándolos a internacionalizarse y mostrando al mundo lo que están haciendo desde Cuba.
Después de todo lo vivido, ¿consideran el arte como un medio para expresarse libremente?
Alexander: Completamente. De hecho, tenemos una canción que se llama ‘Patria y vida”, donde pudimos expresarnos libremente y hablar sobre lo que sucedió en nuestro país. Fue una canción que marcó un antes y un después gracias a la libertad de expresión que tenemos hoy en día.
¿Sienten miedo por las posibles repercusiones de expresar tan abiertamente sus ideas?
Alexander: Ya superamos esa etapa, aunque en Cuba aún no hay libertad de expresión. Vivimos en una dictadura donde no se puede expresar lo que uno siente sin correr el riesgo de ser encarcelado. De hecho, muchos artistas vinculados al tema “Patria y Vida» fueron detenidos. Sentimos un miedo opresivo, pero creo que lo peor ya pasó. Nos sentimos mucho más tranquilos con nosotros mismos y con lo que representamos. Ahora, dondequiera que vamos, denunciamos lo que sucede en nuestro país. Ya no tenemos miedo; que sea lo que Dios quiera.
¿Cuál es el rol del artista frente a este tipo de contextos sociopolíticos?
Alexander: Los artistas disponemos de una plataforma muy grande. A través de nuestra música, podemos llegar a miles de personas y conmoverlas, abriendo la mente de quienes desconocen lo que ocurre. El arte puede ser una herramienta poderosa para luchar contra las injusticias.
¿Consideran que actualmente los artistas latinos tienen mayor presencia a nivel global?
Randy: Sin duda. Hoy en día, todo el mundo quiere hablar español. Antes era impensado ver a un latino en una cadena estadounidense promocionando algo en español. Ahora lideramos las listas de Spotify, y muchos de los artistas más escuchados son latinos. Antes, para tener éxito en el mercado anglo, tenías que hablar inglés. Hoy ya no es así. Gracias a las plataformas digitales, cualquiera puede crear una gran canción desde su casa, subirla y alcanzar a millones de personas sin depender de una disquera. Eso ha sido fundamental para la música y para los artistas latinos.
Algo que me llamó la atención es lo que sucedió con Debí tirar más fotos de Bad Bunny.
Randy: Ese disco transmite un gran mensaje, uno importante para que los jóvenes reconozcan sus raíces. Lo hizo con un estilo musical atípico para él, pero que sigue siendo muy valioso. Muchas personas piensan que ciertos géneros, como la salsa, ya no tienen vigencia. Sin embargo, no es una cuestión de género, sino del artista que logra hacerlo relevante. El género cobra vida dependiendo de lo que el artista diga, represente y exponga.
Benito comentó que se inspiró en varios músicos de Puerto Rico. Durante el proceso de producción de Reparto, ¿ustedes escucharon a algún artista en particular?
Randy: A nosotros mismos (se ríe). La producción de este disco tiene una esencia muy cubana, con muchas mezclas que recuerdan la música que hacíamos en nuestra juventud. Incluye elementos de folclore cubano, influencias de Nigeria y África, y también del son y la guaracha que forman parte de nuestra tradición.
Estos jóvenes han modernizado esa fusión. Es lo que hacía Gente de Zona hace 25 años, pero ahora se ha llevado al contexto actual. Tomaron la música popular cubana y la combinaron con reggaetón, lo que generó un cambio significativo. Ahora fusionan el reggaetón con música tradicional cubana y lo proyectan hacia el futuro. Es un ritmo muy atractivo que conecta con la gente, y nosotros apostamos por él.