Aunque se jacte de ser un maestro de la espera, o así lo declara en sus canciones, lo verdaderamente perverso de Andrés Calamaro es que nos entrenó a nosotros. En Buenos Aires, esperar a "El Salmón" cerca de fin de año ya es una costumbre argentina. Su segunda fecha en el Movistar Arena llegó sin la zanahoria del aniversario, como el año pasado con los 25 de Honestidad Brutal, y, aún así, dejó la misma sensación. No necesita efemérides para celebrar, su catálogo es su mejor excusa. La lista tuvo 23 temas, casi dos horas de himnos, pero como suele pasar en sus shows, siempre deja con el hambre del hit que faltó ("La parte de adelante", "5 minutos más", "Clonazepán y circo", entre otros). Pasa que a los 64, ya tiene el lugar blindado en el olimpo del rock nacional, puede elegir a gusto y seguir saliendo impune.
Desde aquel debut solista con Hotel Calamaro (1984), todavía en órbita de Los Abuelos de la Nada, viene afinando el mismo truco: reversionar sus canciones en vivo hasta romper con la idea de una "versión definitiva". Fiel a esa firma, abrió con el combo melancólico de "Crímenes perfectos" y "Cuando no estás", y recién después prendió la mecha con "Loco". La noche siguió en modo hitera hasta que, tras "Te quiero igual", rompió el silencio y se tomó un segundo para saludar al público de Villa Crespo. "Gracias de verdad, de todo corazón, a mis 15 mil mejores amigos y amigas", comentó.

Se declara misántropo -lo repite hace tiempo, alcanza con googlear "Calamaro" y "misántropo" para que aparezca un desfile de titulares-, pero arriba del escenario juega a lo contrario, es un anfitrión aplicado. Entre tema y tema, tira guiños a la platea melómana, menciones a Liam Gallagher, alterna la Fender con el piano, deja que asomen boleros y un barniz jazzero, y en "Los aviones" hasta se permite unos pasitos.
La primera mitad ya venía cargada, pero cuando aparecen Los Rodríguez el venue se transforma en un karaoke orgulloso de su propio acento. "Para no olvidar", "A los ojos", "Sin documentos" y "Mi enfermedad" sonaron entre medio de "Cuando te conocí", "Me arde", "Output input" y "Nacimos para correr". El tramo siguiente trajo lo que el público del martes 25 ya había dejado instalado como rumor: los invitados. Chano y Bambi Moreno Charpentier (Tan Biónica) se sumaron a "Donde manda marinero", Facundo Soto (Guasones) interpretó "El salmón" (y Andrelo lo declaró su "hermano separado al nacer"), y Patricio Sardelli (Airbag) subió en "Paloma".
"Alta suciedad", "Sin documentos" y "Estadio Azteca" ordenaron los últimos minutos de la presentación antes de "Flaca", el momento que el público esperaba como si fuera obligatorio. Calamaro la interpretó sin sobreactuar emoción, más cerca de la rutina que de la celebración. Pero le dio una vuelta, deslizó acordes de Oasis después de que una "hipótesis" del productor Allcaraz se volviera viral en redes sociales.

El final llegó con "Los chicos", enganchado con "De música ligera" de Soda Stereo, y dejó al Movistar envuelto en un clima de final de función. En las pantallas se proyectó un montaje con Miguel Abuelo, Federico Moura, Gustavo Cerati, Pappo, Ricardo Iorio, Luca Prodan y Diego Maradona (recordado a un día de cumplirse cinco años de su muerte) que cerró otra noche en la que volvió a quedar expuesta la dimensión de su trayectoria.
La escala porteña de Agenda 2025 Tour tendrá su último capítulo este 28 de noviembre en el Movistar Arena.