La cantante y compositora británica radicada en Nueva York, Phoebe Katis, regresa con A Coming of Age, su quinto álbum y el más personal hasta la fecha. Tras tres años de silencio, la artista, que ha pasado por escenarios como el Montreal Jazz Fest, Glastonbury y The Troubadour de Los Ángeles, rompe su propio molde con una colección de canciones que celebran la confusión, la transformación y la belleza de no tenerlo todo claro.
"Necesitaba dar un paso atrás y encontrar una narrativa que volviera a resonar conmigo. La presión de 'llegar' a algún lugar en tu vida, tu carrera o en ti misma fue algo con lo que siempre luché. Siempre estamos 'madurando', una y otra vez. Nunca terminados, nunca completamente formados, y ese es el punto. Esa comprensión alimentó mi composición y mis decisiones musicales. Este disco es sin complejos, sin género definido, desordenado, colorido y emocional, igual que la vida", asegura Katis.
Ese paréntesis se convirtió en un renacer creativo, un conjunto de canciones que no buscan respuestas definitivas, sino aceptar que crecer es un proceso continuo, quizás interminable. En lo musical, el disco es un collage brillante y rebelde. Phoebe fusiona pop alternativo, soul, funk, jazz y baladas de tintes teatrales en una producción imposible de encasillar. Ella misma lo describe como una crisis de identidad hecha álbum, y no exagera; cada pista es una pieza de un rompecabezas que solo cobra sentido al escucharlo completo.
La letra de "Coming of Age" reflexiona sobre el paso del tiempo y la eterna búsqueda de sentido. Phoebe Katis convierte cada etapa en capítulos de una misma historia sobre el crecimiento constante. Desde los besos en el trampolín hasta las facturas del alquiler, la canción retrata la vulnerabilidad de permitirnos cambiar y seguir aprendiendo incluso al final del camino.
En su mensaje late una verdad sencilla, pero poderosa: nunca dejamos de crecer y cada error, duda o reinvención forma parte de ese interminable "coming of age".
El álbum incluye canciones como "Good Days", dedicadas a la aceptación y al presente. Es una especie de mantra para quienes viven persiguiendo metas o comparándose con los demás. Aquí, Phoebe desarma la ilusión de que la felicidad está en otro sitio, como en el éxito, en los logros, en la versión "ideal" de uno mismo, y propone encontrar paz en el presente.
Con una mezcla de vulnerabilidad y optimismo, Katis canta sobre la ansiedad, la autocrítica y la necesidad de soltar el control, recordando que los "días buenos" no dependen de lo que pasa afuera, sino de qué hacemos con eso. "I'm a Kid" transporta a los oyentes a la niñez y a la nostalgia de la inocencia, retratando con ironía la contradicción de ser un niño en un cuerpo adulto, perdido entre facturas, rutinas y responsabilidades, que nunca terminan de encajar con la sensación interna de no estar listo.
Entre recuerdos de sus padres, la soledad del apartamento y el miedo a crecer del todo, la canción revela que nadie sabe realmente cómo vivir esta vida. Con humor y una dosis de melancolía, Katis convierte la ansiedad de madurar en una lección para quienes aún se sienten aprendices del mundo.
"The One" es una de las canciones más íntimas y luminosas de la obra. Se aleja del caos existencial que domina otras piezas para entregarse a un amor que serena y la reconcilia consigo misma. Con una letra sencilla pero profunda, describe cómo el amor genuino puede reconciliar a la adulta que duda con la niña interior que busca sentirse segura.
Entre imágenes cotidianas, como una caminata por Prospect Park, comprar frutas secas o una charla sobre sueños compartidos, Katis encuentra belleza en lo simple y reconoce, con ternura, que quizá "the one" no sea solo una persona, sino la paz de sentirse por fin en casa.
Phoebe Katis ya había demostrado su versatilidad trabajando junto a Cory Wong, Mr. Talkbox o Scary Pockets, además de colaborar con artistas como Bill Wurtz, Sam Greenfield y Dave Koz, sin embargo, con esta recopilación de canciones da un paso más allá.
A Coming of Age es una declaración de independencia artística y emocional, un álbum que se propone hablar de lo que importa—lo humano y lo auténtico. En esta obra, la artista parece despojarse del peso de las expectativas para simplemente ser, un camino que inspira a seguir su ejemplo, con los audífonos puestos y el corazón abierto.