
A contramano de los últimos rayos fuertes del sol del viernes, Nessa Barrett propuso sin concesiones su actitud estridente y emo.
Ataviada con un elegante vestido negro, cual diva vampiresa, se montó a unos tacos y llevó adelante la tracción a sangre del trío de guitarra, batería y teclados (de corbatas negras, lookeados como escolares dark) que le dieron forma gótica y misteriosa a sus canciones.
Las primeras de la lista fueron «S.L.U.T» y «Babydoll», con las que se ganó la primera ovación chillona de su público.
«Es mi primera vez en Argentina y estoy muy feliz de cantarles esta canción. Los amo, vamos a divertirnos», dijo antes de «LITTLE DIRTY SECRET», en la que además de cantar, tocó el bajo.