
¿Qué harías si pudieras tener la respuesta a todas esas preguntas que te desvelan? Esa es la magia de Preguntas a las 11:11, el álbum debut de Ela Taubert, un refugio melódico para las incertidumbres que nos acompañan en el paso de la juventud a la adultez, un viaje de crecimiento, ruptura, y por supuesto, de amor. Un amor que no siempre es claro, ni siempre se entiende, pero que está allí, palpitante, a la espera de ser rescatado del caos emocional.
La joven cantautora colombiana arranca su primer disco con "¿Quién Diría?", una pieza que pone de frente a los miedos y las expectativas de volver a enamorarse después de un corazón roto. No hay promesas de redención aquí, solo una duda sincera, esa duda universal que todos llevamos consigo al intentar entregar de nuevo nuestra vulnerabilidad a otro ser humano. Y en ese "quién diría", nos invita a mirar con ojos nuevos la herida y el deseo, a recordar que el miedo es tan humano como el amor mismo.
La transformación emocional de Ela, que pasa de lo vulnerable a lo empoderado, se siente con fuerza en canciones como "¿Por Qué Soy Así?", un himno de aceptación personal que se libera de la culpa y de los juicios ajenos. En ella, canta lo que muchos se callan: el proceso de sanar no es lineal, no tiene una receta, no sigue una secuencia predecible. Pero es suyo, y en esa propiedad de la experiencia, en esa posibilidad de ser única e irrepetible, es donde Ela encuentra su fuerza.
Sin embargo, no todo es dolor o introspección en Preguntas a las 11:11. En medio de la montaña rusa emocional, la artista también ofrece momentos de humor ácido, como en "¿Quién Soy Para Juzgar?", donde revive esas historias adolescentes de desamor. Todo esto se mezcla con una rabia contenida que explota en "¿Qué Más Quieres?", una de las canciones más intensas del álbum, donde se percibe esa necesidad de gritar lo que muchas veces preferimos callar: que a veces el amor no basta, y que está bien decir “basta”.
A lo largo del disco, el sonido también se reinventa. Desde la balada "¿Es En Serio?", coproducida por Max Martin, hasta las incursiones country/folk en "¿Para Qué?", donde Ela parece casi declararse en guerra contra su propio pasado. Pero no es solo la música lo que brilla; son las voces de sus fans, grabadas en "¿Cómo Haces?", en un homenaje a su madre que, en un giro inesperado, se convierte en un himno colectivo.
El final del álbum, con colaboraciones como la de Joe Jonas y Morat, es el cierre perfecto a este ciclo emocional. Las canciones no dejan de hacer preguntas, pero sí invitan a un diálogo sincero con el mundo, con el otro, y sobre todo, con uno mismo.