El segundo tema de la banda fue considerado “una amenaza a la moral pública y al orden social" por la monarquía británica.
Fines de mayo, principios de junio de 1977. Mientras la reina Isabel II celebraba su Jubileo de Plata, conmemorando 25 años en el trono, un grupo de punk rock irrumpió en la escena musical con un mensaje de disconformidad que provocó una fuerte reacción pública. Se trataba del lanzamiento de "God Save The Queen" de Sex Pistols. Fue tal su rebeldía, que tan solo una semana después de su estreno, la canción fue censurada por los grandes medios británicos.
Formados en Londres en 1975, la banda representó una ruptura radical con las normas musicales y culturales de la época. Compuesta por Johnny Rotten (John Lydon) como vocalista, Steve Jones en la guitarra, Paul Cook en la batería y Glen Matlock en el bajo (más tarde reemplazado por Sid Vicious), los Pistols canalizaron el descontento y la frustración de la juventud británica en una forma de arte cruda y visceral.
Su paso por la industria fue corta. En apenas dos años y medio, lanzaron cuatro sencillos y un álbum de estudio, Never Mind the Bollocks, Here’s the Sex Pistols, que se convertiría en un hito del punk rock. El segundo sencillo de la banda, "God Save The Queen", inicialmente titulado "No Future", se convirtió en el lema de la juventud de la época.
La letra es un ataque directo a la monarquía británica y al sistema político. Con líneas como "Dios salve a la reina. Su régimen fascista. Te hizo un tonto. Una bomba potencial. Dios salve a la reina. No es un ser humano. No hay futuro. En el sueño de Inglaterra", Rotten encapsuló el desencanto de una generación hacia un sistema que consideraban opresivo y sin futuro.
El show que culminó en arrestos
La provocación fue total. Empezando por la portada del sencillo: un retrato de la reina con los ojos y la boca tapados por letras recortadas, simbolizando la censura y la represión. Pero fue su presentación en el río Támesis a bordo de un barco llamado “Queen Elizabeth”, navegando cerca del Palacio de Buckingham, la que generó el verdadero disgusto por parte de la realeza. El show culminó en arrestos, incluyendo el del manager Malcolm McLaren, y un enfrentamiento con la policía.
A pesar del caos, lograron su objetivo de captar la atención de los medios y del público británico. La BBC y otras emisoras de radio prohibieron la canción, considerando su contenido como “una amenaza a la moral pública y al orden social". Muchas tiendas de discos se negaron a vender el sencillo, y aquellos que lo hicieron enfrentaron amenazas y boicots. Sin embargo, la censura solo sirvió para aumentar la notoriedad de la agrupación y la demanda del single.
"God Save The Queen" alcanzó el número dos en las listas de éxitos del Reino Unido. Se rumorea que se le impidió llegar al número uno mediante intervención gubernamental para evitar más controversia. El primer puesto fue para "I Don’t Want to Talk About It" de Rod Stewart, lo que muchos consideran una movida estratégica para mantener el orden.
La censura no solo afectó la difusión de la canción, sino también la vida de los Pistols. La banda enfrentó cancelaciones de conciertos, detenciones policiales y violencia física. Sin embargo, lejos de desmoralizarlos, estas adversidades reforzaron su imagen de mártires del movimiento punk, aumentando su popularidad entre los jóvenes rebeldes.
La polémica en torno al sencillo suscitó debates importantes sobre los límites de la censura y el derecho a la libre expresión artística. Lydon declaró en múltiples ocasiones que la canción no era un ataque personal a la reina, sino una crítica a la situación social y política del Reino Unido. En una entrevista con The Guardian, afirmó: "No se trata de la reina como individuo, sino de la institución y de cómo la gente es tratada en su nombre".
Por otro lado, figuras del establishment británico defendieron la censura como una medida necesaria para proteger la moral pública y evitar la incitación al desorden. Sir Gerald Nabarro, un miembro del parlamento en ese momento, dijo: "Cualquier cosa que ridiculice a la monarquía es perjudicial para el país y no debe ser tolerada".
La censura de "God Save The Queen" no logró silenciar la voz de los Sex Pistols ni detener el avance del movimiento punk. Por el contrario, la controversia y la represión solo sirvieron para amplificar el mensaje de resistencia que encarnaba la banda. Hoy, más de cuatro décadas después, la canción sigue siendo un símbolo de la lucha contra la opresión y la injusticia.