Esta es la historia de un hombre que cambió para siempre la música y la cultura popular.
El fallecimiento de Quincy Jones, a los 91 años, marca el final de una era en la música y el entretenimiento. Con una carrera que abarcó más de siete décadas, no solo fue un productor y compositor icónico, sino también un pionero que rompió barreras raciales en la industria. Su carrera abarca desde el revolucionario álbum Thriller de Michael Jackson, hasta bandas sonoras premiadas y colaboraciones con una lista interminable de artistas, que incluyen a Frank Sinatra, Ray Charles, y cientos más.
Nacido en Chicago en 1933, Jones fue testigo de una infancia difícil. La inestabilidad emocional de su madre y la ausencia de su padre lo llevaron a una juventud complicada, involucrándose con pandillas y experimentando la violencia de la calle. Sin embargo, la música se convirtió en su salvación. Descubrió su amor por el piano y la trompeta, y se convirtió en un amigo cercano del célebre músico Charles. Esta conexión sería solo el comienzo de una trayectoria que lo llevaría a la cima de la industria musical.
Jones ascendió rápidamente en el mundo de la música. En los años 60, se convirtió en el primer ejecutivo negro en Mercury Records y en 1971, fue el primer director musical afroamericano en la ceremonia de los Oscar. Su capacidad para trabajar en una variedad de géneros lo estableció como una figura clave en la música estadounidense. En una entrevista con la Biblioteca del Congreso de EE. UU., Jones reflexionó: “Las canciones no aparecen sin más de repente. El productor debe tener la habilidad, experiencia y capacidad para guiar la visión hasta su finalización”.
Quizás su mayor logro llegó con Michael, con quien colaboró en los emblemáticos álbumes Off the Wall, Thrillery Bad. Thriller, lanzado en 1982, no solo se convirtió en el álbum más vendido de todos los tiempos, con más de 66 millones de copias vendidas a nivel mundial, sino que también redefinió el concepto de producción musical. Jones fue responsable de momentos memorables en el álbum, como la colaboración con Eddie Van Halen en “Beat It” y la narración de Vincent Price en la pista titular. Este trabajo elevó el estándar de producción en la industria.
A lo largo de su carrera, Quincy fue honrado con 28 premios Grammy, dos premios Oscar honoríficos y un Emmy por su trabajo en la serie Raíces. Su impacto cultural fue reconocido globalmente, recibiendo la Legión de Honor de Francia y el Premio Rudolph Valentino de la República de Italia. Lionel Richie, quien coescribió We Are the World con Jones, lo describió como “el maestro de orquesta”, destacando su influencia en generaciones de músicos.
Además de su trabajo en la música, Jones fue un activista social y un defensor de diversas causas, incluyendo la ayuda humanitaria. Organizó la grabación de We Are the World, un esfuerzo monumental que reunió a los más grandes artistas de la época para recaudar fondos para combatir la hambruna en África. Esta iniciativa reunió a leyendas como Bob Dylan, Stevie Wonder y Bruce Springsteen.
Fue un pionero que abrió caminos para artistas afroamericanos en Hollywood. Su vida es un testimonio del poder transformador de la música y de la capacidad de superar adversidades. Con su muerte, la música ha perdido a uno de sus más grandes arquitectos, pero su influencia y sus contribuciones seguirán apareciendo en las melodías y ritmos que amamos.