El compositor, cantautor, productor argentino comparte su primer material discográfico
Juan Ibarlucía presenta 'La Tempestad', su debut discográfico solista. Ruidoso, oscuro y ciudadano, el primer álbum del compositor productor argentino y fundador de Pommez Internacional, conduce la canción hacia nuevas fronteras sonoras. Compuesto por 10 composiciones inéditas, el disco cuenta con la participación de Paula Maffia, Marina Wil y Ximena Giménez.
Juan dio forma a su primer álbum luego de poner en suspensión una década y media de experimentación con los lenguajes, el volumen y la violencia poética del rock junto a Pommez Internacional. 'La Tempestad' es la manifestación de ese drenaje, la memoria de un proceso de sedimentación: de la ambición programática de la canción como dispositivo político de intervención cultural, al de la composición musical como intuición entrenada, como auto-reconocimiento y reactivación emotiva.
En este sentido, Juan expresa: “En este disco quise explorar un espectro emocional amplio. Ir con intensidad detrás de la sensibilidad de cada canción sin restricciones. El resultado es un LP que contiene -al mismo tiempo- la música más oscura y más alegre que haya publicado. Esa sonoridad claroscura me resulta auténtica. Habitamos un mundo de luces y sombras”. Además, agrega: “La Tempestad es un disco exuberante en fuentes sonoras: sintetizadores y guitarras de todo tipo, pianos y teclados, percusiones, orquestas de tango y de cuerdas, inteligencias artificiales, drum machines, ruido, grabaciones no convencionales, coros, etc. Esta diversidad instrumental se unifica bajo un mismo tema: Es un disco sobre el deseo y sus consecuencias”.
El artista se sumerge en una lírica que puede leerse como una epopeya íntima. Primero, un prefacio. La ubicuidad tormentosa del track que da título al álbum, 'La Tempestad', y que sirve de muestra por el todo: una narrativa que elude la trampa de la reiteración y despliega un escenario de tótems sintéticos, electrónicas tribales y ecos amenazantes. Mientras el coro lo amedrenta, el protagonista de la obra resistirá bajo ese cielo y verá cómo se conforma el primer rostro de su némesis: el Rencor, en clave de tango, será un impulso inicial necesario. Y Tatuaje, con su exuberancia discreta, un grand finale anticipado: la despedida como huella eterna y como cruz. En el soliloquio de El ardor, con el eco vidrioso que devuelve el cuerpo que es cáscara seca, confluyen las corrientes clásicas y las aventuras digitales que alimentan a Ibarlucía: el corazón de piano y batería, su propagación en teclados y beats electrónicos y una malla de programaciones fantasmales en torno a la voz.
En el lado B se confirma el carácter romántico de La Tempestad. A la transición de Vortex -parábola de la confusión, donde la silueta persiste anclada en el sonido de piano que pronto se vuelve a perder- siguen dos golpes de gracia más del sentimiento sobre el raciocinio. Animales nocturnos, el primero, es un cuento gótico; el del hechizo de una bestia lujuriosa, bajo el influjo de los Bad Seeds y PJ Harvey. Carnal, el segundo, un bolero sintético y heterodoxo, con la líbido montada sobre un poderoso duelo de, otra vez, piano y batería (¿será esa comunicación vertiginosa de los dos instrumentos metáfora de la cópula?). Como un fruto, La canción de León es una ofrenda pastoral donde Ibarlucía estira como nunca la fisonomía de La Tempestad: un claro ganado a las tinieblas, y una cita -en sus cortes de batería- al rock argentino de la propia infancia. Esta vez sí: Pegaso es el verdadero gran final, un paso de baile en la cenizas del infierno, que recuerda a la celebración de lo fugaz y lo pasajero de El ruiseñor, el amor y la muerte y al levitar feliz del sonido californiano de los ‘60. La Coda es el resplandor pacífico contra el que se imprime la silueta nueva.
Juan presentará su nuevo álbum en el Teatro Margarita Xirgu el próximo sábado 22 de abril, 20:00hs Chacabuco 875, San Telmo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Las entradas ya se encuentran disponibles AQUÍ.