Aunque enfrentaron considerable homofobia y discriminación, grandes figuras del pop pavimentaron el camino para futuras generaciones de artistas LGBT+.
Aunque el pop siempre estuvo destinado a las masas, es un género que siempre dio voz y visibilidad a diversas minorías. No es casualidad que figuras como Madonna y George Michael dominaran los charts en su tiempo, ni que contemporáneos como Lady Gaga y Sam Smith sigan rompiendo récords hoy en día.
A lo largo del tiempo, la narrativa del pop evolucionó, alejándose de los estereotipos y los eufemismos, para abrazar una representación auténtica y sin restricciones de la identidad de género y la orientación sexual. En este nuevo panorama, artistas como Fletcher, Chappell Roan, Young Miko, St. Vincent, Janelle Monáe, MUNA, MNEK, Zolita y Against Me! están redefiniendo lo que significa hacer música pop. Sus obras no solo suenan queer, sino que también contribuyen a un cambio cultural hacia la aceptación y la inclusión.
Históricamente, este estilo tuvo una relación compleja con la comunidad LGBTQ+. En las décadas de 1970 y 1980, figuras como Freddie Mercury, líder de Queen, y Elton John, se destacaron no solo por su talento musical sino también por su orientación sexual, aunque inicialmente no fueran abiertamente gays. Mercury, aunque nunca hizo una declaración pública oficial sobre su sexualidad, era conocido por su vida privada, y su legado sigue siendo una piedra angular para la comunidad gay. John, por su parte, salió del clóset como bisexual en 1976 y luego como gay en 1988, y ha sido un defensor vocal de los derechos LGBT+ desde entonces.
Sam Smith, quien se declaró no binario en 2019, fue un defensor abierto de los derechos LGBT+ y ha utilizado su plataforma para visibilizar las luchas de la comunidad. Lil Nas X, con su sencillo "Old Town Road", no solo rompió récords en las listas de éxitos, sino que también desafió las expectativas de género y sexualidad en el rap y el country, dos géneros tradicionalmente conservadores. Hayley Kiyoko, conocida como "Lesbian Jesus" por sus fans, ha sido abierta sobre su sexualidad desde el principio de su carrera, utilizando su plataforma para promover la aceptación y la visibilidad de las personas LGBT+. Troye Sivan, por su parte, fue una voz prominente en la música pop y en la comunidad, utilizando su música para abordar temas relacionados con la sexualidad, el amor y la identidad.
La industria musical comenzó a responder a esta demanda. Grandes discográficas y plataformas de streaming como Spotify y Apple Music crearon listas de reproducción y campañas específicas para promover la música de artistas LGBT+. En junio, el Mes del Orgullo, estas plataformas destacan aún más estos talentos, mostrando un apoyo explícito a la comunidad. Los festivales de música y los premios también comenzaron a reflejar esta diversidad. Eventos como Coachella, Glastonbury y Lollapalooza han incluido en sus carteles a artistas LGBT+ de manera destacada.
La representación de artistas LGBT+ en la música pop contemporánea tiene implicaciones más amplias en términos de cambios sociales. La visibilidad de estos artistas ayuda a normalizar y celebrar la diversidad, lo que es particularmente importante para jóvenes que buscan modelos a seguir.