El cantante vuelve al escenario con “PAEZ4030”, un tour que celebra su trayectoria y la de su audiencia.
11 de noviembre. A medida que el año se aproxima a su fin, Fito Páez nos regala un cierre anticipado con el comienzo de su tour PAEZ4030. En una noche impregnada de nostalgia y promesas de reencuentro, el público porteño aguardaba impaciente en el Movistar Arena, con cantos, silbidos y esa anticipación que solo acompaña a los grandes eventos. Para muchos, es un viejo conocido, una figura que los acompañó durante décadas en sus propias historias. La mayoría de los asistentes lo habían visto antes, quizás en otros momentos de sus vidas, en otras ciudades, pero siempre con la misma pasión que los lleva a buscar su presencia una y otra vez, como si cada concierto fuera una oportunidad para volver a casa.
Fito, que celebra con este tour los 40 años de su álbum Del 63 y los 30 de Circo Beat, supo convertir el recinto de Villa Crespo en una máquina del tiempo. Vestido con un traje brillante, el cantante apareció en el escenario a las 21:20, rodeado de un aura de solemnidad y emoción. El rosarino recorrió la pista, saludando a las miles de personas presentes, antes de ocupar su puesto en el piano, que lo acompañó durante todo el concierto. Esta vez, en un intento de replicar la intimidad de su disco debut, propuso un formato cercano y personal, similar a la experiencia de un estudio.
Desde el primer tema, Del Sesenta y Tres, el público fue testigo de un retorno a los orígenes, no solo por la selección de canciones, sino también por la puesta en escena que evocaba aquella época. La escenografía, ideada por Sergio Lacroix, colocó a la banda en una alineación frontal, todos vestidos de blanco y peinados al estilo retro, con una pantalla en blanco y negro que recordaba los años en que el compositor escribió estos temas.
El cantante no estuvo solo en esta hazaña. La afinidad y solidez de su banda fueron fundamentales para crear la atmósfera que el artista buscaba. Diego Olivero en el bajo y teclado, Gastón Baremberg en la batería, Juan Absatz en teclados y voz, Juani Agüero en guitarra, Carlos Vandera en voz y guitarra, y Emme en los coros formaron un conjunto que, tras años de tocar juntos, suena como una máquina perfectamente aceitada. A esta formación se sumaron los Sudestada Horns, con Ervin Stutz en trompeta, Alejo von der Pahlen en saxos y Santiago Benítez en trombón, aportando una capa sonora que dio vida y color a los temas que están festejando su aniversario.
Circo Beat: el segundo acto
Después de un recorrido por los nueve temas de Del 63, cada uno interpretado en el orden original del álbum, la segunda parte del espectáculo dio paso a Circo Beat, el disco que marcó la consolidación del músico como uno de los artistas más influyentes del rock latinoamericano. A lo largo de este segundo tramo, la energía en el Movistar Arena se sintió diferente: nostálgica, sí, pero con la carga emocional de un público que coreó cada verso como si el tiempo no hubiera pasado.
Entre los temas más ovacionados estuvieron “Circo Beat”, “Tema de Piluso” y “Mariposa Tecknicolor", este último un himno que, aún después de 30 años, sigue siendo un grito de identidad para varias generaciones.
Cierre de telón
La noche culminó con un clásico que no formaba parte de los álbumes homenajeados, pero que, indiscutiblemente, gustó entre los presentes: “Ciudad de pobres corazones”, una pieza emblemática que desató una catarsis colectiva, cerrando una velada que fue mucho más que un show. La serie PAEZ4030 continuará con cinco presentaciones adicionales en el Movistar Arena, y si esta primera noche fue una muestra de lo que está por venir, no cabe duda de que cada concierto será un tributo inolvidable a la trayectoria de uno de los artistas más queridos de la música en español. Fito sigue demostrando que, a pesar del tiempo, su voz y su mensaje tienen la misma fuerza, la misma urgencia y la misma relevancia de siempre.