A 25 años de “Honestidad Brutal”, el álbum de rock testimonial de Andrés Calamaro

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El artista argentino exploró el dolor, la contradicción y la complejidad humana a lo largo de 37 canciones que se convirtieron en himnos generacionales.

En medio del eterno debate sobre si es o no el mejor álbum de Andrés Calamaro, surge una verdad indiscutible: ningún otro trabajo del cantante alcanzó semejante magnitud, desde su portada hasta los últimos compases de sus dos horas y veintiún minutos de duración. Al igual que Luis Alberto Spinetta compuso "Blues de Cris" y Charly García creó "Peperina", el artista encontró en el disco un lienzo para expresar todo el dolor generado por una aparente derrota sentimental, creando una obra que, a veinticinco años de su lanzamiento un 16 de abril de 1999, sigue siendo un pilar fundamental en la cultura del rock nacional.

Producido por Joe Blaney, Honestidad brutal tiene de todo. Desde una oda dedicada a Maradona, hasta melodías firmadas por la genialidad de Mariano Mores. Sonidos que se entrelazan y superponen. Una fusión de géneros que va desde el blues hasta el funk. Confusión, sarcasmo y crueldad. Mucha contradicción. Historias sobre una mujer que no supo amar. Una especie de diario musical. Varios relatos sobre su viaje personal. Y es que, a través de 37 canciones, aquel Calamaro de 37 años dejó al descubierto sus pensamientos más crudos. 

A 25 años de “Honestidad Brutal”, el álbum de rock testimonial de Andrés Calamaro

El compositor reveló que este doble disco es el resultado de un año entero de trabajo, donde la composición y la grabación se convirtieron en un quehacer constante. Fue concebido entre los años 1998 y 1999, mientras, junto a su banda, deambulaba de ciudad en ciudad, de estudio en estudio, como parte de la gira de su álbum previo, Alta suciedad. Calamaro reconoció que, desde una perspectiva puramente técnica, podría “haber comprimido el proceso de grabación en tan solo una semana”. Sin embargo, reflexiona que, de haberlo hecho así, ese año habría sido “muy largo” en términos creativos y emocionales.

Los éxitos del Lado 1

"¿Quién escribirá la historia de lo que pudo haber sido?”, se pregunta Andrés en el primer track. Un tema que consolida los elementos melódicos característicos de sus composiciones más destacadas. “El día de la mujer” es una canción que, con su letra pegadiza, podría haber escalado fácilmente las listas de éxitos de no ser por esa capa de sonidos grises. Una pieza que funciona como epílogo un relato desgarrador y que introduce aquellos hits que seguimos escuchando en las radios de todo el país, como si hubieran salido ayer: “Te quiero igual” y “La parte de adelante”. 

Ambas, con estrofas ideales para ser coreadas por las hinchadas de fútbol, se convirtieron en himnos del rock argentino. "Te quiero igual" con sus versos emotivos: "Te quiero, no sé si estoy despierto o tengo los ojos abiertos. Sé que te quiero y que me esperan más aeropuertos", y "La parte de adelante", con su poesía introspectiva: "Soy vulnerable a tu lado más amable, soy carcelero de tu lado más grosero, soy el soldado de tu lado más malvado, pero también soy artesano de tu lado más humano". Fue tal el impacto de este dúo que me animo a afirmar que no existe argentino que no las conozca de memoria.

El lado 1 está impregnado de melodías que, si bien son suaves en su ejecución, están cargadas de una complejidad emocional que sugiere la presencia de algo que se niega a ser liberado por completo. No hay claridad ni pureza; más bien, todo parece envuelto en una atmósfera de tormenta sentimental. Como "Clonazepán y circo", "Cuando te conocí" y "Jugar con fuego”, canciones que exploran la dualidad entre la necesidad de escapar y el deseo de entregarse. Como si todo el esfuerzo se centrara en expresar un estado lleno de conflictos.

Como mencioné anteriormente, el álbum ofrece de todo. Incluso incluyó coros de Maradona, figura que el compositor alardeó ser fanático durante toda su vida. Con la participación del jugador, llegamos al punto culminante de la primera parte del disco, con una canción donde Calamaro deja su faceta de artista para centrarse en su admiración por el número uno del mundo.

"Es un hombre pegado a una pelota de cuero, tiene el don celestial de tratar muy bien al balón, es un guerrero, es un ángel y se le ven las alas heridas, es la Biblia junto al calefón, tiene un guante blanco calzado en el pie, del lado del corazón", entona.

El Lado 2 y la persistencia del dolor

Despidiéndose con "Paloma" y "Con Abuelo", introduce el lado 2, que comienza con "No tan Buenos Aires", una canción de siete minutos y medio que, en gran medida, ofrece una visión panorámica de la Argentina durante el período del meneismo. La letra, cruzada con imágenes potentes, define el estado del país de manera cruda y directa, anticipando el tono de "Clonazenapán y circo": “No me gusta, pero es lógico que pase. Si algunos chorros y grasas tienen 17 casas”. A pesar de algunos intentos por apartarse del dolor, el álbum mantiene una continuidad muy íntima. La persistencia temática se manifiesta en "Negrita", "Me pierdo", "Aquellos besos" y "No son horas". 

El disco no se presta a una asimilación rápida ni fácil. Requiere paciencia y dedicación. Para captar su esencia, es necesario dedicarle varias escuchas. Cada tema del álbum parece contener una peculiaridad, como si cada canción estuviera dotada de un elemento que la hace única y distinta. Sin embargo, el desenlace del disco actúa como una especie de conclusión que unifica todos los temas con "Para qué" y "No va". Están impregnadas de melodías alegres que fusionan elementos del blues, seduciendo con la sensación de que todo está en su lugar, a pesar de toda esa honestidad brutal.

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