
El Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia (ICPA) lanzó una nueva edición de La Nave, el exitoso proyecto móvil de producción musical que busca identificar, formar y proyectar a artistas emergentes de las nueve subregiones del departamento colombiano.
La Nave es una propuesta innovadora de Roberto Rave: un estudio de grabación de primer nivel montado dentro de un bus que recorre distintos municipios, brindando a músicos locales la posibilidad de grabar su primer sencillo, recibir formación profesional y conectar con referentes de la industria musical.
La segunda edición del programa fue presentada oficialmente en abril por el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón; el director del ICPA, Roberto Rave; y el gerente de la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA), Esteban Ramos. Esta nueva etapa no solo amplía su alcance territorial, sino que incorpora nuevos aliados estratégicos.

La FLA se suma como patrocinador institucional, con el compromiso de visibilizar a los ganadores de la primera temporada en diversos eventos departamentales y municipales, fortaleciendo su proyección y profesionalización.
Una de las grandes novedades de esta edición es la inclusión de una línea de participación dirigida a artistas emergentes pertenecientes a la Fuerza Pública, promoviendo el arte como herramienta de cohesión social y construcción comunitaria.
En cada subregión se realizan jornadas de audición abiertas al público. Treinta artistas preseleccionados presentan su música ante un jurado compuesto por tres referentes de la industria. De allí se eligen tres ganadores por región, quienes acceden a la grabación profesional de su primer sencillo.
Las grabaciones se realizan en el marco de eventos de networking que incluyen la participación de disqueras, agencias de talento, medios de comunicación y otros actores clave del ecosistema musical.
Roberto Rave: “La Nave no vende ilusiones, genera realidades”
Roberto Rave Ríos, director del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia, habló con Billboard Argentina sobre el origen del proyecto, su impacto y el motor emocional detrás de esta propuesta que ya alcanzó a más de mil artistas.

¿Qué representa para ustedes haber concretado un proyecto como La Nave?
Antioquia es un departamento lleno de talento, pero también de desigualdades. La música se ha convertido en una vía real de transformación social. Un joven que vive en un municipio, barrio o vereda con escasos recursos y pocas oportunidades puede, a través de su música, generar riqueza y cambiar su vida.
Si Antioquia fuera un país, sería el quinto más escuchado en Spotify. La creación musical aquí es un fenómeno muy potente. Queríamos decirles a los jóvenes: “Podés vivir de lo que llevás en el corazón”. Con varios amigos de la industria musical como Nico Mayorca (cantautor multiplatino, compositor y empresario fundador de The Brant que apoya la iniciativa), y Roberto Davila, ideamos un estudio móvil con los mejores estándares mundiales, al estilo de Miami o los Ángeles , para que los músicos sientan que están en un entorno profesional desde el primer día.
No queríamos vender ilusiones. Eso pasa mucho con los cargos públicos: se generan expectativas vacías. Nosotros con la dirección del Gobernador de Antioquia, dijimos: vamos a vender realidades. Y eso es lo que hace La Nave.
¿Cómo pasaron de la idea a la acción?
Esto es un programa con recursos públicos. El gobernador Andrés Julián Rendón tiene una visión clara: abrir oportunidades reales para que la gente pueda vivir de su talento. Junto con Nicolás y Roberto Dávila, que es muy reconocido en la industria, empezamos a diseñar una propuesta concreta.
Tradicionalmente, el talento debía venir a Medellín. Nosotros quisimos cambiar la lógica: que el estudio vaya al territorio. Así, personas que antes debían viajar horas para ser escuchadas ahora tienen al estudio en su propio municipio. Eso pasó con Yeki Lemus, por ejemplo, y hoy su canción está en Spotify y cuenta con el apoyo de disqueras.
¿Qué hace tan especial a Medellín y Antioquia en términos musicales?
Acá hay una narrativa muy fuerte alrededor del emprendimiento. Medellín es una ciudad donde las cosas suceden. Esa energía también se refleja en la música: en el reggaetón, en la música popular. Muchos productores importantes se han radicado acá, y los músicos que vienen se sienten bien recibidos. El espíritu de servicio es parte de nuestro ADN, y eso genera un ecosistema muy humano y colaborativo.

¿Cómo se organizan para gestionar tantos artistas y jurados?
Ya superamos los mil artistas que han pasado por La Nave. Nicolás lidera un equipo que se encarga de convocar jurados de alto nivel. Al principio fue difícil que se sumaran, pero hoy son las mismas disqueras, agencias y distribuidoras las que quieren participar. Lo más valioso es que no solo evalúan: también dan charlas, apoyan talentos y generan un cambio de mentalidad en los músicos.
Y algo clave: los derechos de las canciones son de los artistas. No nos quedamos con nada. Todo está pensado para tratarlos desde el inicio como profesionales.
¿Cuál es el propósito a largo plazo del proyecto?
La semilla más poderosa que deja La Nave es decirle a los jóvenes que se animen a soñar, que su talento vale. Que aunque vivan a cinco horas de Medellín, su música importa. Vamos a buscarlos. Queremos transformar no solo su presente, sino el de sus familias. Porque cada historia que se activa desde el arte, tiene el poder de cambiar muchas vidas a la vez.