
El 6 de julio de 1946, San Pablo le dio la bienvenida a este mundo a Antônio Pecci, alguien quien años después comenzaría a ser conocido como Toquinho, una figura clave de la bossa nova y la música popular brasileña.
Con 60 años de carrera, Toquinho combina virtuosismo técnico con una sensibilidad lírica muy marcada en su música. El artista cuenta con un público fiel en Argentina, por lo que llegará a nuestro país para tocar en el Teatro Coliseo el 11 de junio. Y antes de su presentación, habló con Billboard Argentina.
Arrancaste una gira en mayo, llegás a Argentina en junio…
Sí, en mayo estuve en Europa con 10 presentaciones en Portugal e Italia. Luego en junio estaré por Argentina y en agosto empiezo una gira grande en Brasil con un show nuevo en las capitales.
¿Cómo es el show que tenés preparado para tu vuelta a Buenos Aires?
Iré con la talentosa cantante Camilla Faustino. Haré un resumen de mis 60 años de carrera. Hablaré sobre mis influencias musicales, de dónde vengo, cómo llegué hasta acá y mis trabajos musicales más importantes. También sobre La Fusa, que fue un álbum especial en mi carrera porque fue el primero de mi asociación con Vinicius [de Moraes] en el 70, y también hacer la parte instrumental que nunca dejo de hacer.
Después de tantos años y de ver el impacto de la bossa nova a nivel mundial, ¿eran conscientes de que estaban pergeñando una pequeña revolución musical?
No, para nada. Yo no hice parte de sus bases, soy de una generación posterior. La bossa nova empezó a finales de los 50’, cuando João Gilberto registró, en 1958, “Chega de Saudade”. João, [Tom] Jobim y Vinicius no pensaban para nada en la dimensión que tenía la bossa nova en términos musicales, ni en la dimensión a la que llegó fuera de Brasil. Fue una cosa hecha con emoción, con verdad y después vino una dimensión musical.
¿Qué te acordás de cuando compusiste «Acuarela»?
No esperaba todo eso. Cuando un artista hace una creación, buscar el éxito, es la manera más sofisticada de no encontrar nada. Para mí, el éxito viene naturalmente. Esta canción tiene algo que no sé explicar y sigue hasta hoy. Pero el éxito no tiene mucha explicación, depende de muchas cosas. Cuando hicimos esta canción no esperábamos esa fuerza que tuvo y que sigue teniendo después de 40 años. Es increíble.
¿Qué te parece el cruce entre la música brasileña y la música electrónica o el pop mainstream? ¿Creés que puede llegar a tener el mismo impacto que la bossa nova?
No creo, porque es una cosa circunstancial que se agrega a la música, no una transformación musical. Yo, por ejemplo, hice un disco hace dos años con la participación de muchos artistas, grabé más de 30 canciones con esa atmósfera electrónica y se creó una cosa muy actual. La bossa nova sí fue un movimiento musical, armónico, rítmico. Pero la parte electrónica es un contorno de la música solamente. Entonces no lo veo como una fuerza de transformación.
Para las últimas generaciones de fans de la música, te hiciste más visible luego de tu colaboración con C. Tangana. ¿Cómo fue participar de un disco como El Madrileño?
La bossa nova puede casarse con cualquier otro género. La música no tiene fronteras. C. Tangana me invitó y yo participé de una forma muy simple, tocando una guitarra básica. Hice un contrapunto muy suave para no interferir mucho en su interpretación. Hicimos esta mezcla de su música muy moderna con esta atmósfera bossanovista allí en el fondo. Y creo que a la gente le gustó mucho.
Después de tanto tiempo transcurrido, ¿queda algo de Antonio, el niño que fuiste?
Sí, él está ahí todo el tiempo. Creo que uno no debe dejar de lado al niño que fue. El humor, la ingenuidad y esa atmósfera de simplicidad son fundamentales para vivir en armonía con la gente. Ese niño me salva mucho de muchas situaciones y deja mi vida mucho más suave. Yo no lo dejo jamás aparte. Me aleja de esas cosas aburridas y burocráticas que tiene la vida. Él me lleva a salir, a jugar un poquito con la vida.
¿Cómo es tu conexión con la Argentina más allá de visitar el país como músico?
Mi relación viene de 55 años atrás, cuando, por ejemplo, [Ástor] Piazzola o Mercedes Sosa venían a verme a restaurantes en los que tocaba y nos tomábamos unas copas. Es un país que me encanta y donde tengo amigos. Sé que me gustará mucho y la pasaré muy bien cuando esté en Argentina con esa cultura fantástica que ustedes tienen. La única cosa que no me gustó mucho fue que en el último partido entre Argentina y Brasil, ustedes nos masacraron (risas).