
Miguel Mateos celebra el 40 aniversario de Rockas Vivas, el emblemático álbum en vivo de Zas, grupo con el que lideró la atención de la juventud argentina durante buena parte de la década de los años 80. El trabajo, incluso, es el disco en vivo más vendido en la historia de la música popular argentina.
En ese plan, emprende la gira Retrospectiva 1981-1985 que comenzará este jueves 3 de julio en el Movistar Arena de Buenos Aires para luego recorrer el país y el continente. “El tributo me parecía que era pertinente. Me motiva esta suerte de retrospectiva del periodo entre el 81 y el 85. Al revisar el material, me di cuenta del valor de ciertas canciones, rememorando por qué una quedó adentro y otra afuera de Rockas Vivas. También mi hijo Juan, que forma parte de la banda y con una mente de 30 años, apuntó algunas canciones para hacer, tanto por su contenido como por su estructura armónica, tan intrínseca de las primeras canciones de los 80”, dijo Mateos en diálogo con Billboard Argentina.
Mencionás como una de tus mayores influencias a la banda XTC, parte del movimiento punk de fines de los 70 y dando inicio a la new wave. No te relacionamos con esas bandas, pero hay canciones en tu primer disco como “Cuando uno ama en serio” o “Todo está bien” que van por ahí.
Sin duda que está dentro de mi top 5 de esa época. Hicieron discos que hoy forman parte de mi playlist. No era fácil conseguir los discos: tenía un dealer, un piloto que viajaba y que me trajo el primer álbum de XTC. Puse ese disco y fue mi transformación más absoluta. Era new wave y nosotros fuimos uno de los primeros en representar esa movida. Después otros vinieron a seguirla, como Virus, que lo hizo con su propia impronta. Pero sí, tengo que ver con la new wave, y es cierto que es algo que no se destaca cuando hablan de mí. Vale la pena que lo remarquen, porque voy a hacer un rescate justamente de ese primer disco. Tenía un encontronazo en mi mente, porque venía de una cosa más de fusión, Steely Dan, Chick Corea, Weather Report. Después la cabeza se me fue trastornando.
Otra cosa que no se destaca en el revisionismo de tu obra, es lo que decías en algunas de tus letras. ¿Cuánto de bailables y cuando de contestatarias tenían tus canciones de esa época?
Estoy revisando un poco los contenidos ahora, me di cuenta de que decía unas cosas, no sé la palabra contestatario … Obviamente, hay canciones que son muy representativas de eso que decís, que son obvias: “Extra” o “Un gato a la ciudad”, o “Huevos”. Pero hay canciones perdidas, como “Hijo del rock and roll”. Me encuentro con esa búsqueda, vuelvo al Mateos de hace 44 años, me encuentro en Uriburu y Rivadavia. Ojo, en “Huevos” tuvimos que poner: “En la cocina, hacen falta huevos”. Hoy se canta: “En Argentina hacen falta huevos” y se empezó a cantar una vez recuperada la democracia. Pero en el disco salió: “En la cocina hacen falta huevos”. No me hubieran dejado sacar el disco si no lo hubiera cambiado. La canción nació en el festival B.A. Rock 82 que la hicimos junto a Miguel Cantilo. Son canciones fuertes y por estos contenidos me parece que es interesante volverlas a exponer. Además, por ahí no tocábamos tan bien. Ahora tengo una banda que es la gloria total y estoy súper excitado por cómo suena todo eso.
¿Alguna vez te pusiste a pensar qué lugar ocupas en la historia del rock nacional?
Voy a los playoffs, seguro (risas). No, para mí todo esto es un privilegio enorme. Después de 45 años de carrera, llenar un Movistar, tener una gira tan monumental como la vamos a tener en Argentina… Me están llamando de Chile, Perú, México, casi 16 ciudades por los Estados Unidos y un par en Canadá, que nunca fui. Hemos montado una carrera en base al trabajo, a tocar canciones. Siempre fui un hombre de bajo perfil, en todo sentido. Pero realmente lo que más me importaba era que soy músico. Nunca me ha importado esa historia. Si es el primer disco más vendido, el segundo, o el tercero. Si estoy en el podio, yo tengo una respuesta y siempre lo he tenido. Inclusive habiendo tomado la decisión en algún momento, de autoexiliarme, pasé cuatro o cinco años afuera. No importa eso. Siempre estoy preocupado por algo, pero por lo que viene. Yo pensaba que este año iba a ser el momento de mi ópera rock, pero va a ser el año que viene. Sigo apostando, con desafíos, sigo igual con hormigas en el orto. No me canso. Me gusta tocar, me gusta salir de gira. Me gusta subirme a un micro. Me apasiona, me divierte. Y si lo puedo hacer, lo voy a seguir haciendo.