
“Estoy feliz de estar en Argentina. Es un placer estar en esta tierra. Me encanta estar por acá, recibir el cariño, comer rico, ver gente linda y disfrutar”. Con una sonrisa ancha y el pelo platinado, Pedro Capó recibe a Billboard Argentina en la Ciudad de Buenos Aires. En realidad, fue el boricua quien aceptó la propuesta de este medio: hacer un recorrido a bordo de un Mustang para ir disfrutando de los detalles de La Carretera, el álbum que editó en este 2025.
A medida en que fuimos picando el disco, pasando tema por tema, Pedro fue soltando sus conceptos y la conversación sobre ruedas se hizo abierta, franca. “Creo que esta es una buena oportunidad de entrar de manera minuciosa al disco y compartir la experiencia de donde viene”, opina Capó antes de subirse al vehículo y comenzar con esta experiencia. “Este es un disco del que estoy muy orgulloso. Fue desnudarme ante la gente. Y creo que con este recorrido, voy a poder explicar un poquito el trasfondo de cada canción. Porque cada experiencia es importante para mi. A partir de ahora, chequeenlo que está por ahí para ustedes, con mucho, mucho amor. Estoy muy orgulloso de este álbum que se hizo con el alma para ustedes. Es un disco para celebrar la vida”, le dijo Pedro a sus fans.
La Carretera, tu nuevo álbum, tiene una propuesta distinta. ¿Hay una ruptura de por medio? ¿Un cambio de vida?
Hay un cambio de vida, un cambio de caminos. La Carretera es una analogía de la vida misma. Un punto de comienzo y un destino final, pero lo que pasa en el medio es lo interesante: los obstáculos, el perderte, los giros inesperados y el aprendizaje que viene con todo eso. Vengo de un divorcio y mi hijo mayor se va de la casa, ya voló del nido. Entonces, trabajando con todas estas nuevas emociones en esta etapa de mi vida, auto observándome y utilizando mi expresión como catarsis. Creo que este ha sido el proceso más vulnerable en la composición de un disco como concepto. Y estoy muy, muy contento con el resultado.
¿Sentís que es un disco inmediato y auténtico, como que lo necesitabas más vos que tu gente?
Totalmente. Y siento también que es la manera en que puedo crear algún tipo de conexión, escribiendo para mí, saliendo desde un lugar honesto, vulnerable. Creo que lo que yo vivo lo vive todo el mundo, desde diferentes realidades y cada cual desde su esquina, pero es la experiencia humana. Y si yo hablo de lo que honestamente pasa en mi, es muy probable que resuene en alguien.

¿Qué pasa con los sonidos, con los arreglos? Por momentos se puede escuchar a una banda embelleciendo todo, por otros suena crudo, con mucha simpleza.
Claro, sí. Es todo un reto porque uno no se quiere volver loco en el estudio. Hay tantas posibilidades de trabajar, que nunca terminaría yo un disco. Hay que abandonar las canciones, hay que soltarlas. Porque, como dice el dicho, “no se terminan nunca”. Respecto al sonido, quería regresar un poquito a lo que me divirtió siempre en mi adolescencia, lo que me enamoró de la música. Me fui a Nashville, Tennessee, a componer. Me enamoré de los estudios de allá, de la manera análoga de trabajar, así que decidí ir escribir el disco ahí.
Viaje con Diego Contento, con quien en el año 2022 produje también “La Neta”. Me encerré mes y medio, escribimos el disco entero y nos fuimos a grabarlo todo con animales como Aaron Sterling, baterista de John Mayer, y todos estos músicos icónicos grabando one take en el estudio. Lo que queríamos era ese sonido, todos juntos al unísono. En “La Neta” fue más en capas y jugar al arquitecto; aquí el proceso fue un poquito más visceral.
¿La separación la sentís como una pérdida o, tal vez, el poder decir “adiós” es amarse más? Cuando uno continúa con una relación pero está atado por distintas cosas, tal vez no se permite ser feliz uno ni el otro, ¿no?
Totalmente. El ejercicio más difícil es soltar y ahí el apego tiene mucho que ver con cuál es la decisión correcta. Estamos marcados también por lo que es socialmente correcto y nos alejamos de lo que nos hace felices y lo que nos da libertad y paz. Pero aún haciéndolo hay un sentimiento de pérdida luego de un núcleo de más de 20 años y 3 hijos. Hay que sanar eso de a poco como cuando se pierde a un familiar, y tratar de buscar la manera más suave, bonita y elegante de decir adiós.
Mis canciones son mis libros de autoayuda, yo escribo las canciones para mí. Me auto observo, me entiendo un poquito cuando tengo esta catarsis y es mi terapia. Me doy cuenta después de escribir la canción. A mi me parece lindo escribir desde la conversación. Aunque me encantan las imágenes, ser poético y profundizar, también me encanta hablar, tener una conversación e ir directo al grano. En la composición a veces se puede perder un poquito el mensaje en el querer ser poético, cuando el ego se mete en el medio y queres ser un super artista también, cuando simplemente puedes hablar de tu emoción y contar lo que te pasa.
Gran parte del público descubrió a Pedro Capó con “Calma”, pero ese era el resultado de todo el sacrificio y el esfuerzo que hiciste.
Claro. Mucha gente me pregunta cómo escribimos “Calma” en 4 horas y yo digo: “No, escribimos ‘Calma’ en 20 años”. Todo fue un bagaje hasta llegar a ese punto en el que pasa la magia bonita. Yo siento que pasan cosas, las recibo y luego las comunico. Es el milagro del arte.
Cuando uno termina un disco también es un momento en el que uno se desprende porque la canción pasa a ser de la gente. ¿Cómo lo vivís vos?
Tuve miedo de escribir estas canciones y de sacarlas, porque es desnudarse al final del día y siento que es la manera en la que comparto música, poniendo mi perspectiva y mis realidades para encontrarnos en el camino y dejar saber que esto también me pasa. A mi me sana escucharme decirlo y ojalá que a la gente también.
Tenés relación con varios argentinos, primero con los MYA, ahora Camilú aparece como compositora…
Sí, Camilú es muy buena, es natural, tiene un talento innegable y además es un ser humano muy lindo, luminosa, humilde y con cierta chispa. Yo la conocí hace algunos años cuando vine con la gira “La Neta” y hablamos siempre de colaborar porque siempre me encantó lo que hacía y se nos dio. Me encanta trabajar con gente nueva, joven, que aprendo, que tienen más propuestas, que me inspiran y que me reconectan con ese sentimiento. Acá en Argentina hay mucho, mucho talento. Además de Camilú, estuve con La K’onga, vamos a hacer “La Fiesta” versión cuarteto.
Me honra mucho cuando artistas hacen versiones de mis canciones y ellos hicieron un cuarteto que está fuera de serie. Estoy agradecido con los muchachos, corrimos la canción y es un espectáculo. La canción agarró un swing que yo la encuentro natural. El cuarteto me encanta. Hay lindas cosas pasando ahí y es lindo verme envuelto en eso.

Me imagino que La Carretera ya tiene su tour pensado y yo sentí que es un disco sincero para tocarlo.
Es un disco para tocarlo en vivo, sí. En Argentina tengo fecha el 13 de septiembre en el Teatro Gran Rex. Después vamos a Córdoba, Rosario, Santa Fe, San Juan, Mendoza. Me emociona mucho porque nunca he estado en esas provincias y es la primera vez que vamos a tocar el disco en su integridad. Este es el tour de La Carretera y me emociona. Además de que es un disco para tocar en vivo, ya sentí cómo ha conectado acá y estoy loco por ver la reacción del público en vivo.
¿Sueños inmediatos?
Ya prontito irme a escribir, es mi etapa favorita. Ya lo estoy sintiendo de nuevo la necesidad. Me entusiasma acuartelarme un ratito, divertirme en ese espacio que no tiene números, que no tiene presión de nada, donde todo es increíble y bonito. Pero ahora mismo, eso: seguir haciendo música, seguir aprendiendo, tener tiempo de calidad con mis hijos, conectar con el público, estar en la gira… El estar presente es un ejercicio. Vivimos con ansiedad por un futuro que no está y atormentados por un pasado que se fue y nos perdemos esto.
Pedro Capó y un paseo por La Carretera
Hablemos de las canciones. Vamos a darle play y arrancar con “El tiempo dirá”.
Es una canción de desahogo, de rebelión, de rabia, un statement de hablar ante cualquier oposición que tengas en la vida, los “no” que uno recibe de la vida, la falta de que crean en tí, ese tipo de cosas, y dar ese grito de catarsis de “aquí estoy” y si no se ve ahora, el tiempo lo dirá. Me pareció importante arrancar con esta canción el disco y establecerlo como un punto de partida. Un “aquí estoy y esto es lo que tengo para proponer”.
En el tema “La Carretera”, a pesar de ser la canción del divorcio, aparece Pedro con la big band y fuerte. Polarizás las energías al dar la noticia más difícil de tu vida a través de una canción tan bella.
Sí, musicalmente es super divertido, hay elementos de big band y es una manera humorística de hablar de algo bien difícil y bien triste. Con la idea, también, de poder avanzar en esta etapa. Hay muchos factores. A mi me gusta trabajar de la manera más agradable sobre las cosas más difíciles. Es una canción que habla un poquito de la mamá de mis hijos, entonces quería tener cierta elegancia al respecto, buscarle humor, que no sea un ataque. Además, darle un himno a las personas. “Estás pasando un proceso difícil, pero encuéntralo lindo. Hay libertad, suelto todo y ya, nos movemos”. La canción tiene una sonrisa de principio a fin y está hablando de uno de los procesos más difíciles.
“Quédate el auto, prefiero la carretera”, es una analogía de desapego a lo material y un abrazo a la vida. Es un proceso de aprendizaje y de tener compasión y empatía, también. Hay momentos en que no vamos a ser nuestras mejores versiones, como en ese tipo de procesos. Hay muchos factores. Ese desapego cuesta mucho, la emoción a veces nos acapara. Perfectos no somos y hay que trabajar con eso, entender que la contraparte también tiene esa realidad. Esos son nuestros defectos y hay que trabajarlos. Yo pienso que nunca quisimos hacernos mal, pero somos humanos y tenemos que analizarlo desde ahí.

¿Qué pasa con “Aquí estaré”?
Esta es la de mi hijo, uff… Seguramente la canción más difícil que he escrito en mi vida: ya el pájaro vuela del nido, el niño se va. Me costó conectar con la emoción. Ya se va y darle estos consejos desde un espacio diferente a un nene que yo tuve en mis brazos, dejándole este legado ideal de padre, un par de consejos “si me lo permites”, hablándole con un respeto de adulto. Es una carta de despedida, un poco dramática porque nos vamos a ver en Navidad, pero hay algo de mucho drama en esa separación.
Hay mucha gente que me escribe sobre cuando quitaron la cuna de la bebé y poner la cama porque está grande y ya se imaginan este momento o cuando se case. El silencio cuando ya no están en la casa y las preocupaciones porque sabemos que el mundo es el mundo… Entonces es eso, trabajando desde ese espacio del miedo que sentimos porque sabemos lo que el mundo puede traer a sus vidas y tratar de dar esas últimas herramientas ya saliendo de la puerta.
Vos estás dando esto con todo el amor del mundo. ¿Cómo fue tu padre contigo? ¿Estuvo presente de esta forma?
Mi padre murió cuando yo tenía 14 años y fue un padre increíble. Un esposo horrible, pero un gran, gran padre, porque él no tuvo eso de su papá. Recibí mucho amor, era un tipo que siempre estaba ahí. A pesar de que murió a mis 14 años, a los 11, 12 años me llevaba a los bares y me decía con qué tener cuidado. Me hablaba de mis cambios de adolescente y cómo afrontarlos. Entonces, se convirtió en mi ídolo y de ahí viene mi necesidad al compromiso de ser padre, de estar ahí fuertemente, de conectar con este tipo de emociones porque siento que es algo que yo tuve. Por poco tiempo pero lo tuve. Y me toca a mi dar eso, también.
¿Cómo era la figura de tu mamá?
Varias etapas. La niñez fue hermosa, una nutrición de las artes también que viene de parte de ella. Ya después del divorcio y la muerte de mi papá, mi mamá, ante este adolescente que estaba adoptando todos estos patrones del papá, empieza la madre en disciplina, en dolor, a traer otra dinámica. Y fue difícil, fue fuerte, atravesamos muchas dificultades. Ella no quería que yo fuera músico por todo el tema con mi papá. Y yo crecí con mucha rebeldía. Creo que si no hubiera sido por esa prohibición, no hubiese perseguido la música con tanto afán.
Hoy en día lo entiendo, le agradezco y es mi fan número 1, es mi aliada. Es el proceso de la vida también, de la carretera: un día estás aquí y no sabes lo que te espera después de ese semáforo, hay sanación, cambios en las realidades, en las dinámicas, hay perdón, te caes, te levantas y sigues caminando. Eso es aprender a vivir. Que el objetivo sea estar en el presente e ir descubriendo hacia dónde va la marea.
Hablando de eso, ¿qué me podés decir de “Aprender a vivir”?
Es mi canción favorita del disco. Es una colaboración junto a Chambao y Jorge Drexler. He sido fanático de Drexler por mucho tiempo, somos amigos también, pero nunca habíamos podido colaborar en lo creativo. Esta fue la primera canción que escribí para el disco y dije: “Creo que esta es la canción”. Marca un nuevo comienzo. Yo llegué al estudio con la necesidad de expresar, de escribir y nace esta canción. Ahí nació el concepto del disco y de ahí parte todo, como una especie de brújula emocional.
Cada emoción se va documentando por separado. También aparece “El Miedo”, un compañero incómodo pero un aliado al mismo tiempo, porque se aprende a través de él. Esa fue la última canción que escribí. Habla de ver el miedo desde otro lado, que en lugar de ser el freno, que sea el motor. Para crecer tenemos que pasar el miedo, las vulnerabilidades, mirarnos incómodamente y movernos reconociendo esas cosas.
En otro mood, aparece “Esto se jodió”, un tema dinámico, alegre.
Es la canción popera del álbum… Un poquito pop, un poquito post punk. Y en vivo, es una locura.

Sigue “Sabe bien”.
Ese es el punto de la libertad, encontrando nuevos comienzos. El espacio de soltería que llega de nuevo y la diversión, eso es bonito y real también y hay que documentarlo.
El poder soltar y dar este mensaje tiene una parte de dolor, pero también te hace valorar las cosas buenas, ¿no?
Totalmente. Yo creo que una vez que reconocés los monstruos de tu vida, los dolores y pesares, lo enfrentas y aparecen las cosas bonitas. Una vez que lo ves, no te ensimismás tanto y no te quedás aferrado a ese dolor. El miedo a morir, te da ganas de vivir. Pues el miedo al dolor, te da ganas de estar en espacios de comodidad, de alegría, de bienestar. No es una piscina de dolor, es espacio de reconocerlo, de sentirlo, de aprender y de movernos.
Hay una colaboración con Carín León, “Existo”.
Él es un artistazo, de estos que llegan cada mucho tiempo. Toca, canta, es un bohemio, muy visceral, muy honesto y talentosísimo. Y esta canción es un juego de palabras entre “éxito” y “existo”. Porque todos tenemos este trauma de ser exitosos, cuando es algo tan personal y particular para cada uno. Y la propuesta es: “Ya somos todos exitosos por existir”.
¿Tenés algún ritual antes de cantar?
Caliento la voz con algunos ejercicios vocales. Me tomo un tecito y necesito un espacio de soledad en el camarín en algún punto. Me siento y siento estar presente, recordarme divertirme porque si me divierto, la gente se va a divertir y pedir que sea un elemento de contribución y de servicio bonito a quien vaya. Doy gracias y con todo eso, salgo. Doy gracias porque al final del día tengo la gran fortuna de poder expresar mis sentimientos, compartirlos como vocación, e ir a cantar por el mundo. Soy muy afortunado así que estoy conectado con la gratitud. Siempre.