A los pocos días de estrenar su nuevo álbum La historia, XXL Irione pasó por los Podcast de Billboard para hablar sobre el efervescente momento que vive la escena urbana argentina. A 21 años de su debut en Cemento en el año 98, el primer rapero nacional en recibir en un botón de plata de YouTube hace un revisionismo histórico del mundo urbano local. “El hip hop era una subcultura muy escondida en los pasillos de la Bond Street, digo yo siempre, o en los viejos galpones de Rosario. Era todo muy underground y precario. Hoy en día es otra la escena”, comenta.
De las viejas jams en Cemento con nombres como Super A o Bola 8, pasando por el debut de bandas como Tiro de Gracia o la irrupción de Illya Kuryaki en los noventas, hasta “Loca” de Duki y Khea; Irione solo espera una cosa, 50 años de dominio urbano a nivel nacional. “Si te ponés a pensar de ‘La balsa’ con Tanguito en el bar La Perla hasta la explosión del trap con ‘Loca’, pasaron justo 50 años”, explica.
“Quizá se vengan 50 años del género urbano. Yo estoy muy feliz porque todo este efecto rebote a partir de algunos artistas nos llega a todos, a los que estábamos antes y a los que surgieron a partir de este boom”, continúa.
¿Cómo fueron esos primeros momentos de tocar puertas antes que explote la escena?
Yo de 2014 a 2016 fui el artista nacional de rap/hip hop que más reproducciones tuvo. El primer botón de plata que le dieron a un rapero acá fue a mí. No me llamaban para hacer una entrevista. Hoy mi realidad es totalmente distinta. Explota cuando choca con la escena freestyle, que era paralela. Todo cambia cuando Duki se da cuenta que hay que grabar canciones. Te lo digo como un historiador del hip hop argentino, la escena cambia cuando Duki lanza “No vendo trap”. Yo había sacado un videoclip unos días antes de que el lo lanze, había logrado un millón en dos semanas. Cuando él suelta ese tema, pase al segundo lugar en tendencias y él logró el millón en un solo día. Yo iba paralelo a la escena del freestyle, entonces cuando sucedió eso dije ‘Se está abriendo el juego’.
¿El flow agarró otra cadencia a partir del trap?
La nueva generación nos enseñó a cantar. La voz es un instrumento, y el autotune nos dió la posibilidad de aprender a cantar. Antes los estribillos eran más duros. En los noventa los raperos metían gospel, minas cantando para lograr esas melodías.
¿Con el trap se vencieron muchos purísmos del hip hop?
Hoy se abrió la cancha, se vencieron un montón de purismos. Hoy un rapero se pinta las uñas, hace 10 o 15 años era algo impensado. Yo me llegaba a pintar las uñas y me cagaban a trompadas. Yo nunca tuve problema con esas cosas, siempre me gustó ir por el lado más progresista. Mismo tengo muchas canciones apoyando causas de avance nobles. Lo veo como un avance, una evolución.
Siempre se está esperando el aval en el hip hop, es algo que hace a la escena.
Que los que están más arriba ayuden a los que están más abajo es clave. El reggaetón es pionero en eso. Humildad es regresar al ghetto. Duki es un artista que lo hace mucho, es muy generoso, lo digo como ser humano y artista. Lo que vino a enseñar la nueva generación es el compartir. Estos chicos suben al escenario y el más avalado se queda de corista del nuevo.
¿Y cómo ves que reaccionó la industria?
A los multinacionales también les sorprendió toda esta movida. Ellos estaban firmando nuestro disco y nosotros ya estábamos sacando dos discos más. No entendían el hecho que el rap no se ata a los tiempos de la industria. Yo me tomo una cerveza, me quemó uno y me grabé tres temas. Eso es parte del género, toda la vida fue así. Se grabaron muchos discos en una noche. La última palabra la tiene la gente y si a ellos les gusta no vamos a discutir más.