The Otherness significa, literalmente, ser otro. Desde la diversidad, desde la empatía, desde la integración. En la Argentina, por cantar en inglés y poner el foco en los orígenes del rock & roll. En Inglaterra, por haber viajado más de 12.000 kilómetros para hacer que su música se escuche. Después de cuatro giras, la banda llegó a las páginas del New Musical Express, y sus melodías, no una sino dos veces al aire de la BBC Music. “Intentamos eliminar la mayor cantidad de etiquetas, que la música no tenga ni tiempo, ni espacio, ni lugar, que no pertenezca a ningún lado salvo a las personas que la hacen y la gente que la escucha –sostienen–. El hecho de ser de la Patagonia y apuntar a algo global de por sí tiene ese fenómeno un poquito rupturista”.
Martín y Gonzalo empezaron a tocar juntos en Comodoro Rivadavia, cuando apenas existía Internet y, como mucho, había dos disquerías en la ciudad. Comenzaron de chicos, gracias a Kurt Cobain –que los introdujo en el rock– y a un profesor de guitarra que los guio a través del jazz, las canciones de los Beatles y Jimi Hendrix. Después, se abrieron camino por Leadbelly, lo que encontraran de Motown y Atlantic Records, Etta James, Aretha Franklin y Patti Smith. No se quedaron en nada, agarraron todo e hicieron algo nuevo. The Otherness comenzó con ellos, con sus primeras canciones en el 2004, ya en Buenos Aires y con el objetivo bien claro.
Martín y Gonzalo Cativa de Comodoro, Pablo Gaggioni de Río Grande y Agustín Damer de El Calafate. Todos del sur. Años de EP y singles retratados en medios nacionales e internacionales los condujeron a The Otherness (2017), su primer disco. “Arriba del escenario Pablo aporta solidez desde la batería con un tempo preciso, responsabilidad por el sonido y sus coros. Gonza tiene un gran carisma escénico y mucha energía, además de una gran habilidad musical que impacta rápidamente al público –dicen–. Agustín es nuevo en el grupo y esta es su primera gira, le gusta mucho tocar en vivo y a la vez es bastante tranquilo, por lo que aporta un matiz diferente. Martín suma irreverencia y es un poco desafiante, espontáneamente se cree capacitado para testear su sentido del humor entre las canciones –algo que Pablo generalmente acentúa con un redoble y un platillo, en plan comedy show amateur–, y también tiene mucha energía como cantante y guitarrista”.
Con la confianza para mandarse a la mierda y abrazarse al rato, llevan años de giras y tienen respuestas para todo. Cada tour fue autogestionado y no desperdician ni un segundo: “Podemos ser la primera banda de la historia musical de la Argentina que sale en el NME y al otro día estar en el centro de Hamburgo, caminando de un lado para el otro, buscando las agencias de booking para tener mejores recitales la próxima gira, golpeando sus puertas, sin cita previa, poniendo la cara para presentarnos y ver qué se puede hacer”.
Son contundentes: “Estamos comprobando que no es que los chicos están fuera de la cultura rock, sino que no la conocen. Nuestra música está acercando rock por primera vez a las generaciones más jóvenes, que no tienen idea ni les importa quién fue Joe Strummer o quién es Bob Dylan. Esa frescura en el intercambio que tenemos con ellos es muy positiva, estamos despojando al rock de las aspiraciones adultas en que lo envolvió la industria y la Internet, con su mirada enfocada en el pasado, como si la música tuviera algún espacio definido en el tiempo. La música no tiene tiempo, y la buena música es eterna”. Feel the Soul, la gira 2018 de The Otherness, se extendió por Reino Unido y Alemania, y fue declarada de interés cultural por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Argentina. Todo anecdótico. Para una banda con tanta ambición y tan poco miedo, es solo el comienzo.