Cuando The Chemical Brothers ardía con sus hits inigualables, su cabina tiró láseres que se disparaban hasta los árboles del fondo del escenario principal del Sonar anoche en el Complejo del Río en Vicente López. Con el humo y la humedad, que por momentos se interrumpía con agradecidas brisas frescas, se dibujó un cielo repleto de nubes verdes. Esa fue una de las tantas imágenes del mundo apocalíptico cargado de visuales terroríficas que sólo este dúo inglés formado por Tom Rowlands y Ed Simons puede crear.
La intro de Sometimes you feel so deserted, parecía hablarle a los asistentes que por esas dos horas se olvidaron de la desesperación que trajo la falta de agua en el lugar. “A veces te sentís desolado, pero aguantaré porque la ayuda está en camino”, expresa la letra de este tema que fue el segundo lanzamiento de su último álbum Born In The Echoes. De ese trabajo también se escuchó Go, el más poderoso track de ellos del momento. Su ritual comenzó con Hey Boy, Hey Girl cantado por los más fanáticos que esperaron con ansias la llegada de la dupla a la Argentina luego de su última actuación en Creamfields del 2007. Con remixes de viejos temas, imágenes voladoras de seres de otro planeta y robots de luces en el escenario, fue el sacudón más placentero de la noche.
Cuando cayeron las gotas a las 18 horas, sonó Poncho en ese mismo espacio, después DJs Pareja y Hot Chip que hizo vibrar con su electro pop rabioso comandado por una chica nueva en la batería. Al terminar, hubo 50 minutos de retraso en los cuales el escenario principal estuvo con música ambiental con un sonido muy bajo que poco se subió después. Al finalizar los Brothers alrededor de la 1, el retraso en los horarios hizo que muchos decidieran irse y no disfrutar lo de ModeSelektor, mientras que otros se trasladaron a la SonarHall para sumergirse en el tecno alemán de Recondite.
De las otras pistas, vale destacar a Gorgon City que explotó con su propuesta de house y garage británico, a Chancha Via Circuito que hizo volar en un chico pero pintoresco SonarPub con su caleidoscopio de cumbias latinoamericanas y sonidos electrónicos y al grupo comandado por Zeta Bosio, Shoot the Radio.
Este Sonar mostró distintas caras. Por un lado, un elevador que cual nave espacial subía a unos privilegiados a ver todo desde lo más alto, un tubo donde con un traje especial podías volar y un patio con cerveza y por el otro, una división demasiado marcada entre las tres pistas y los espacios VIP con vallas que obstaculizaban mucho el tránsito.
La mayoría de los jóvenes que ostentaron tatuajes, remeras de cómics, collares de piedras energéticas y piercings por doquier vivieron con molestia la escasez de agua. Además, las diminutas cajas que concentraban los tickets para comprar todo, también estuvieron con faltantes. Ante esta situación, aparecieron ofertas de vasos de gaseosa a temperatura ambiente a los que se podía acceder perdiendo más de una hora en las filas y hasta alguno tuvo la picardía de vender botellas rellenas con la canilla.
El festival comenzó su edición 2015 en su casa natal en Barcelona en junio, luego pasó por São Pablo, mañana estará en Santiago de Chile para finalizar en Bogotá el lunes. Fue creado en 1993 con el afán de conectar a la música, la creatividad y la tecnología en su más contemporánea expresión. Su reciente paso por Buenos Aires fue de emociones fuertes. Con amor y odio, entusiasmo y desesperación, de la forma más intensa posible.
Imágenes: Gigriders