
Después de una extensa gira internacional que lo lleva por Europa, Estados Unidos, y Latinoamérica, rusowsky llega a Buenos Aires para cerrar su gira LATAM TOUR. Allí presentará su álbum debut Daisy.
La cita es el viernes 24 de octubre de 2025 en el Complejo C Art Media y las entradas ya se encuentran disponibles a través de Passline.

El artista entrelaza bedroom pop, R&B, electrónica y una sensibilidad estética profundamente atravesada por la nostalgia digital. De este modo, rusowsky se ha consolidado como una de las voces más singulares de la nueva música española. Su álbum Daisy es un recorrido emocional que navega entre lo íntimo y lo futurista, lo kitsch y lo sofisticado, lo clásico y lo virtual.
El disco toma su nombre de "Daisy Bell", la primera canción cantada por una computadora en 1961 y rescatada por Kubrick en ‘2001: Odisea del espacio’. Rusowsky la convierte en hilo conductor de una obra conceptual sobre las emociones en la era digital. En escena, este imaginario se vuelve cuerpo y experiencia.
Daisy cuenta con colaboraciones de artistas como Las Ketchup, Kevin Abstract, Ravyn Lenae, La Zowi y Ralphie Choo. Asimismo, posee una identidad visual tan potente como su sonido. De este modo, rusowsky propone un espectáculo que trasciende géneros y generaciones. Buenos Aires será el cierre de un ciclo que ya es parte de la historia musical de su generación.
El universo Daisy de rusowsky
Daisy es más que un álbum debut: es una obra conceptual que se pregunta por la humanidad en tiempos digitales. El guiño simbólico a "Daisy Bell", la primera canción cantada por una computadora en 1961, es el punto de partida para una narrativa sonora que mezcla emociones filtradas, relaciones mediadas por pantallas y una estética profundamente post-internet.
Desde su cuarto en Fuenlabrada, Ruslan Mediavilla —alias rusowsky— encontró en la precariedad del home studio un campo fértil para mezclar formación clásica con lo-fi, jazz con trap, y pop con electrónica experimental. Daisy canaliza esa ambigüedad a través de colaboraciones que cruzan generaciones y estilos: desde el guiño kitsch de Las Ketchup hasta la sofisticación de Kevin Abstract o Ravyn Lenae.
Daisy es también un álbum de contrastes: sintetizadores que lloran, letras que se disuelven en glitches, paisajes sonoros que parecen sacados de una Nintendo 64. Temas como SOPHIA y 4 Daisy expresan amores virtuales, besos imaginados, sentimientos que solo existen en la memoria del código.
En cada track conviven tradición y futuro, melancolía y delirio, unión y fragmentación. Daisy no es solo un disco: es una experiencia sensorial que, como la película de Kubrick, habla sobre lo que queda de humano cuando todo se vuelve dato