Sí, fue el mismo show que ya trajo en sus tres recitales anteriores en la Argentina, pero a nadie le importó. Ringo es un beatle [medalla que solo dos personas en el mundo se pueden colgar], una leyenda por derecho propio que decidió hace ya tiempo divertirse con amigos y girar por el mundo llevando su mensaje de paz y amor.
A las 20.30, Ringo y su All Starr Band pisaron el escenario principal del Movistar Free Music. Matchbox, It don’t come easy y Wings hicieron bailar a las 80 mil personas que según la organización asistieron al show gratuito en avenida Sarmiento y Belisario Roldán. Luego Ringo se sentó en su Ludwig para que cada uno de sus compañeros cantara un tema. Así pasaron I Saw The Light, Evil Ways, Rosanna, Kyrie y Bang the Drum.
Acto seguido, el baterista cantó Boys, Don’t Pass Me By y Yellow Submarine, tres hits que fueron celebrados por abuelos, padres, adolescentes y chicos. Black Magic Woman sirvió para que Ringo descansara unos minutos y la All Starr Band se luciera.
La segunda parte del show incluyó Honey Don’t y Anthem [del álbum Ringo 2012] y otra vez el cetro fue cedido a la banda de estrellas. El público escuchó con atención You are mine, Africa, Oye como va y Love is the answer. I Wanna Be your Man fue la dosis beatle necesaria antes de que Broken Wings y Hold the Line precedieran a los tres últimos temas: Photograph (canción que tomó otro significado después de la muerte de George Harrison, que la coescribió junto a Ringo en 1973), Act Naturally y With a Little Help From My Friends. El saludo final incluyó una parte de Give Peace a Chance. A esa altura, Ringo había hecho por enésima vez el signo de paz con sus dedos.
Existe una tendencia de parte de la crítica a menospreciar el rol de Ringo como músico. Sin embargo, pocas veces una toma en Abbey Road se interrumpió por un error del baterista, que participó en álbumes claves de John Lennon [Plastic Ono Band e Imagine] y Harrison [All Things Must Pass y Cloud Nine]. Además, dejó interpretaciones para escuchar una y otra vez, como en A day in the life, Tomorrow never knows y I’m gonna sit down and cry over you, del álbum Live At The BBC. “Ringo era un chico malo, no practicaba nunca. Pero tomaba sus palillos, contaba cuatro y podía mantener el ritmo toda la noche”, dijo George alguna vez.
Ringo, lejos de toda polémica, solo tiene un mantra para decir: “Peace & love, brothers”.