La cantante nacida en Pensilvania publicó su séptimo álbum en el que convocó a productores como Jack Antonoff, Louis Bell, Frank Dukes y Joel Little, que tienen la particularidad de haber trabajado con Lorde, St Vincent y Camila Cabello, entre otras mujeres que han dominado los charts. El disco arranca con «I Forgot That You Existed» un suave R&B lista para las playlist del streaming. En “Cruel summer” Swift se mantiene más cerca de un R&B soulero donde puede sacar a relucir su falsete, mientras St Vincent apoya con teclados. Por su parte, “Lover” es una balada pseudo rockera que trae recuerdos del pop-country con el que la cantante triunfó en sus inicios. Pero el pop mixturado con la música negra regresa en “The Man”, mientras que en “The Archer”, Swift trae una balada cubierta de colchones de teclados.
En algunas canciones del disco, Swift prefirió hablar de temas muy personales como en “London Boy” donde cuenta la historia con su nuevo novio. En «Soon You’ll Get Better» donde la acompañan las Dixie Chicks, habla del cáncer que sufre su madre. Y se hace la ácida al describir la hipocresía del sueño americano en «Miss Americana & the Heartbreak Prince». Luego de haber recibido críticas por sus posiciones conservadores, Taylor toma posición junto al movimiento LGBT en «You Need to Calm Down». Luego destacan las canciones con featurings como la juguetona «Me!» junto a Brendon Urie, cantante de Panic! at the Disco, track que alcanzó el Nº2 del Billboard HOT 100.
Mientras tanto Taylor anunció que para el 2020 estará ocupada regrabando sus primeros cinco discos, como consecuencia que el empresario estadounidense Scooter Braun, representante de Justin Bieber y Ariana Grande, acaba de comprar el sello Big Machine que publicó los primeros trabajos de la cantante.