
El 9 de febrero de 1995, Buenos Aires vivió uno de esos sucesos históricos para la cultura del país. Una noche, en la que el Estadio Monumental de River Plate se transformó en la catedral del rock, donde miles de personas se congregaron para recibir, por primera vez en suelo nacional, a los Rolling Stones. No era un show más. Era la culminación de una espera que se había extendido por décadas, un anhelo colectivo que, por momentos, pareció imposible. Habían recorrido el mundo entero, pero hasta entonces, Argentina sólo podía conformarse con sus discos, sus videos y las crónicas lejanas de aquellos afortunados que los habían visto en vivo en otras latitudes. Sin embargo, aquel sueño se hizo realidad y las primeras notas de "Not Fade Away" estallaron en el aire.
Durante 5 conciertos, el país entero se entregó al ritual con una pasión que dejó atónitos a Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ron Wood. No era solo un público entusiasta: era una multitud que sentía esas canciones como propias, que había construido su identidad alrededor de riffs y letras que hablaban de rebeldía, amor y descontrol. Fue el momento en el que la pasión nacional por el rock se hizo visible ante el mundo, en el que una banda mítica entendió que había encontrado en este rincón de Sudamérica a sus seguidores más fieles.
Hoy, tres décadas después, aún nos hacemos las mismas preguntas: ¿qué se sintió estar ahí? ¿Cómo explicar la sensación de ver a los Rolling pisar por primera vez el escenario de River? La única respuesta posible es mirar hacia atrás y revivir aquella primera vez, cuando la música unió a una banda y un país que, generación tras generación, sigue proclamando con orgullo: "los Stones son argentinos".
La "Fiebre Stone"
El amor del público argentino por los Stones venía de décadas atrás. Desde los años ‘60, la banda liderada por Jagger y Richards fue un pilar fundamental del rock mundial, pero sus giras siempre pasaban de largo por Sudamérica. Hasta principios de los ‘90, la posibilidad de verlos en vivo en Buenos Aires era solo un sueño.
La espera terminó cuando la banda anunció que Argentina sería parte del "Voodoo Lounge Tour", la gira que acompañaba el disco homónimo lanzado en 1994. La noticia desató un frenesí: en octubre de ese año, cuando se pusieron a la venta las entradas, miles de fanáticos acamparon durante días en las boleterías para asegurarse un lugar en la historia. La fiebre Stone alcanzó niveles inéditos, con radios y medios de comunicación siguiendo cada movimiento de la banda.
Desde el momento en que el avión aterrizó en Buenos Aires, quedó claro que no era una visita más. Mick, Keith, Charlie y Ron fueron perseguidos por fans en cada salida, algo que los tomó por sorpresa. La intensidad del público argentino era diferente a todo lo que habían experimentado.
Pero para uno de ellos, el choque cultural no fue tan inesperado. Richards ya había estado en Argentina en 1992, cuando se presentó en el estadio de Vélez con su banda solista, los X-Pensive Winos. En esa ocasión, tocó ante 45.000 personas que lo trataron como si fueran los propios Rolling Stones. La energía del público lo impactó tanto que fue él quien terminó de convencer a sus compañeros de incluir a Argentina en la gira.
La primera cita
La primera noche en River fue una explosión de adrenalina. Desde el momento en que sonaron los primeros acordes de "Not Fade Away", el estadio se convirtió en un templo del rock. La banda repasó su extenso repertorio con clásicos como “Satisfaction”, “Angie”, “Sympathy for the Devil”, “Start Me Up” y “Brown Sugar”.
Los shows contaron con la apertura de bandas argentinas: Pappo, Las Pelotas y Los Ratones Paranoicos, estos últimos liderados por Juanse, quien tenía una estrecha relación con los Stones, especialmente con Wood.
Durante su estadía, los músicos aprovecharon para recorrer la ciudad, visitar restaurantes y hasta reunirse con el entonces presidente Carlos Menem. La prensa los seguía a todas partes, y las anécdotas de esos días se multiplicaron con los años.
Aquella primera vez fue solo el inicio de una relación duradera. Los Rolling Stones regresaron a Argentina en varias oportunidades, siempre con estadios llenos y la misma pasión intacta.