El Teatro de Flores se encontraba vallado, la presencia policial exagerada no tardó en accionar contra fans que intentaban pacíficamente ver si conseguían entradas. El despliegue parecía ser para un recital de Ramones en Obras en 1996, pero no, era para Rancid en 2017. Esa demora inicial hizo que este periodista no pudiera ver a NDI, una presentación tan (o más) interesante que el acto principal, por tratarse del grupo de hardcore que se encargó de forjar la escena local.
Adentro se vivía un clima festivo y descontracturado, la gente estaba feliz de poder finalmente escuchar canciones como Maxwell Murder, Salvation, Hyena, Nihilism, Roots Radical y Salvation. Rancid tiene una carrera de más de 25 años y siendo la primera presentación en el país tuvieron la inteligencia suficiente como para focalizarse en ….And Out Comes the Wolves. Su tercer disco los llevó al éxito masivo en ese extraño momento en el que diversos grupos de California explotaron, en parte debido a la muerte de Kurt Cobain, quien dejó un mercado hambriento de una relectura del punk. La portada incluso se reproducía detrás del grupo. La imagen es un claro tributo a Minor Threat, uno de los grupos hardcore más influyentes.
El entusiasmo fue claramente percibido por el grupo; el guitarrista y cantante Lars Frederiksen no paraba de agradecer y Tim Armstrong no dudó en arrojarse al público para tener una interacción más directa. Lo único cuestionable de la presentación fue el innecesario cambio de vestimenta por parte de Armstrong, que se sacó su campera de cuero y en lugar de quedarse en remera se puso un pretencioso chaleco con tachas, una actitud que recuerda más a Guns N’ Roses que a Agnostic Front.
Uno de los puntos más altos fue el despliegue de Matt Freeman como vocalista en Tenderloin y como bajista, que pese a las limitaciones del género no duda en implementar entramados imposibles que dejan a Joe Lally de Fugazi en jaque. Freeman fue junto a Armstrong uno de los integrantes de Operation Ivy, una de las primeras agrupaciones en mezclar el ska con el punk en las largas noches de 924 Gilman St, cuna del punk californiano moderno.
Frederiksen interpretó una versión en solitario de The Wars End con la que terminó de guardarse al público en el bolsillo que de por sí ya estaba entregado. El show terminó de la única manera en que podía ser, con Ruby Soho. Rancid tuvo la oportunidad de tocar para sus fans más antiguos antes de hacerlo para un público más heterogéneo durante el Lollapalooza.