Nieto de la pareja formada por el legendario cantante Bobby Capó y la ex Miss Puerto Rico Irma Vázquez, Capó disfruta del éxito hoy a sus 38 años. “Para mí es un montón seguir con el legado de mi familia. Contribuir aunque sea con una gotita en el ADN de mi abuelo. Feliz de que esta sea mi vocación y poder conectar con el mundo a través de ella”, comparte.
Radicado en New York su constante búsqueda lo llevaron al cine y a Broadway donde, paso a paso, fue logrando colaboraciones con Thalia, Gloria Estefan, Kany García y Jennifer Lopez. “Yo estoy contento de poder contar con otras influencias como el teatro musical, el bolero, la salsa, el rock en español, el rock anglo, el alterno, el rap, el hip hop: todo eso ocupa un espacio, va depurando y saliendo en mi expresión. Me ha funcionado en esta etapa donde el sonido es más urbano; me apoyo en lo que conozco. Soy muy de los ritmos del caribe”, explica en exclusiva con Billboard.
¿Cómo se creó “Calma”?
Primero sacamos la progresión de acordes y empezamos a generar un beat alrededor de eso. Queríamos un tempo más lento, más reggae. Y luego empezamos a soltar la melodía. Fue como un exorcismo. La canción nos va diciendo para dónde va, la emoción te guía: yo conecté con esa estampa de ir los domingos a la playa con mi mamá, de poner un paréntesis en la vida, de los bienestares de la vida sin complicaciones, del café, de la simpleza…. algo muy alegre. Le dimos un color romántico para jugar con las metáforas y analogías de la naturaleza con la mujer. Jamás hubiese imaginado que me pase esto. Lo sentí como “qué canción tan linda”, como una caricia, un abrazo. Muy cálida. Pero jamás lo hubiese imaginado. ¿Y la colaboración? PC: La canción comenzó a causar una sensación viral en Instagram, y Farruko me escribió un comentario felicitándome, dijo también le encantaba la canción. Yo no lo conocía, pero le agradecí por mensaje directo. Y como a la semana, me escribe y me propone: “Si te animas, estoy para hacer un remix”. “De una, hermano”, pensé. Me emocioné muchísimo. Le enviamos los master y la grabó. Fue así sin forzarlo, yo creo que eso se siente en la canción. El tipo metió fuego y le dio un empuje que ahora nos tiene a todos gozando de este éxito.
¿Cómo sigue tu música después de “Calma”?
Todavía estamos recibiendo el golpe, que ha llegado de repente como un aguacero. Estoy procesándolo, y definitivamente, en mira de capitalizar, de trabajar y de seguir creando. Estoy en el estudio la mayoría del tiempo que no estoy haciendo promoción. Anoche estuvimos grabando y hoy vamos para el estudio de nuevo. Así me mantengo escribiendo. El mundo de las colaboraciones me encanta; estoy muy agradecido con Farruko, porque cuando se fuerzan las cosas, es la receta del desastre. Y eso no ocurrió; todo fluyó. Se le ve la costura al artista que está buscando algo que no se da genuinamente. La canción tiene que ser de una manera natural, después se ve si se da o no una colaboración. Pero no creo que un featuring se traduzca necesaria y obligatoriamente a un éxito.
Sos contemporáneo y compartis los charts con artistas nuevos que están recién comenzando con sus carreras. ¿En algún momento te sentiste como un pez fuera del agua?
No. Uno siempre tiene inseguridades, como humano y como artista. Yo simplemente me he enfocado en lo que hago porque no se hacer más nada. Era eso o ir a levantar mesas en Nueva York. Al crear cosas, hay que soltarlas y dejar que sean lo que sean. Uno siempre tiene ilusión de difusión en un mundo tan competitivo. Con las redes sociales, el mundo nace mientras yo estoy en el camino. No empecé con eso y tengo que acostumbrarme, es una gran herramienta. Yo me enfoco en hacer lo que puedo hacer, lo que está en mi control. Lo demás son variables que no controlo.
¿Cómo se organiza tu vida familiar con la gira?
Es difícil. Es un acto de malabarismo. Tratar de mantener un balance es complicado. Mis niños todavía están en la escuela acá; no es justo romper su rutina y su vida por mi trabajo. Tengo la fantasía de que puedan, en algún momento, hacer su educación en el hogar, educación en el camino. No sé si sea lo más saludable, y tampoco sé si ellos quieren ser parte de ese tipo de movida. Por ahora, simplemente me ha tocado estar lejos. Hace dos años, tuve que estar un año en México, haciendo televisión: fue duro. Pero es parte del sacrificio. Es tanto para mí, por mi sueño personal, como para ellos, porque es el pan de mi casa. Trato de hacer tiempo de calidad en los momentos que estoy aquí.
Como pasó con la serie de Nicky Jam «El Ganador», ¿pensas en potenciar tu faceta multimedia?
Yo creo que las dos se pueden hacer. La actuación, en mi vida, siempre ha sido muy cíclica. Cuando termine el proceso de un disco, si aparece un proyecto al que yo sienta que le puedo hacer justicia, pues lo tomo. Pero ahora mismo quiero enfocarme en la música; siento que está vibrando bonito y eventualmente tal vez regresemos a la actuación. Ahora, la música cuenta con muchas facilidades para la hora de componer.
¿Qué pensás de la tecnología aplicada a la música?
Yo voy a decir que es mejor la manera antigua porque soy un romántico de mi época. Me gusta esa estructura, me gusta el concepto de un disco, conceptualizar y hacer una pieza completa. Pero los tiempos cambian, el nivel de atención es diferente por el impacto de todas las redes sociales y plataformas digitales: han creado algunas ansias de gratificaciones instantáneas. Estamos batallando contra eso, pero también hay que aceptar la realidad de nuestro mundo. Los que resisten, persisten.
¿Por qué creés que Puerto Rico es uno de los países de la región que más música popularizó a nivel mundial?
Tiene mucho que ver con nuestra mezcla de ancestros africanos, taínos, españoles, nuestra influencia anglosajona de Estados Unidos también… Todo eso ha afectado en cuestión musical: somos una raza muy alegre, hasta las piedras cantan en Puerto Rico. Somos una cultura muy, muy fiestera. A eso se lo adjudico. Tenemos muchísimos representantes y estoy orgullosísimo de todos, pues riegan nuestra cultura alrededor del mundo.
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