
Ozzy Osbourne, cuya voz oscura y comportamiento extremo lo convirtieron en el frontman ideal para la transformadora banda de heavy metal Black Sabbath —cualidades que también lo impulsaron a tener una carrera solista aún más exitosa— ha muerto a los 76 años.
“Con una tristeza que las palabras no pueden describir, debemos informar que nuestro querido Ozzy Osbourne falleció esta mañana”, dice el comunicado difundido el martes (22 de julio). “Estaba con su familia, rodeado de amor. Pedimos a todos que respeten la privacidad de nuestra familia en este momento”. No se brindó una causa oficial de muerte.
Su fallecimiento ocurre apenas unas semanas después del último concierto de Black Sabbath, que tuvo lugar el 5 de julio y recaudó 190 millones de dólares, convirtiéndose en el concierto benéfico más exitoso de la historia.
Las habilidades vocales de Osbourne —su timbre afilado y la potencia de sus pulmones— le permitieron atravesar incluso las canciones más densas del metal como una sirena. Desde su debut con Sabbath en 1970, su voz ayudó a definir lo que el heavy metal sería. La imagen que inauguró en esa época también fue inolvidable. Al interpretar letras consistentemente mórbidas, vestido con la indumentaria fúnebre característica de la banda, se ganó el apodo de “El Príncipe de las Tinieblas”. La credibilidad de esa imagen, a veces, le resultaba graciosa. “Todos pensaban que vivía en un castillo bávaro y que a la medianoche me salían alas de murciélago y volaba por las almenas”, le dijo a la revista GQ británica en 2004.

Su carrera solista, que comenzó en 1980, elevó su notoriedad gracias a una serie de actos cada vez más extravagantes y alarmantes, dos de los cuales involucraron decapitaciones. En una reunión con ejecutivos de su discográfica en 1981, mordió la cabeza de una paloma viva para llamar la atención. Al año siguiente, repitió la acción con un murciélago muerto durante un show en vivo, escupiendo la sangre de la criatura sobre la audiencia. Un mes más tarde, usando un vestido de su futura esposa Sharon Arden, orinó sobre un monumento dedicado a los caídos en la batalla de El Álamo, en Texas. Como consecuencia, fue prohibido en la ciudad de San Antonio durante una década. Osbourne luego atribuyó esas acciones a un estado de profunda intoxicación, una condición que admitió haber mantenido durante gran parte de su carrera. En una de esas borracheras, intentó estrangular a Sharon, ya entonces su esposa, un acto que no recordaba haber cometido. “Es una de las cosas que más lamento”, le dijo a GQ. “Desperté en la cárcel a la mañana siguiente. Gracias a Dios, ella retiró los cargos. Y aun así, no dejé de beber.”
Al mismo tiempo, Osbourne entendía el valor publicitario de su comportamiento fuera de control. “Parte de mí está feliz”, le dijo a Rock Hard Magazine en 1991. “Porque el rock and roll es un negocio sensacionalista. Si no tenés controversia, no tenés rock and roll. Tenés a jodido Phil Collins.”
Su imagen recibió un cambio impensado cuando se convirtió en una figura entrañable de la televisión a comienzos de los 2000. Junto a su esposa y dos de sus hijos, protagonizó el reality The Osbournes en MTV, uno de los primeros shows familiares del género y uno de los más exitosos del canal. El programa, precursor de realities como Keeping Up with the Kardashians, mostró a Osbourne como un padre balbuceante, desorientado pero adorable. Aunque algunos vieron esto como una contradicción a su imagen demoníaca, él lo consideraba parte del mismo espectáculo. “Soy un payaso estrafalario”, dijo al Philadelphia Inquirer en 2018. “Todo es entretenimiento.”
Con Black Sabbath, Osbourne fue incluido en el Salón de la Fama del Rock and Roll en 2006. Los nueve discos que grabó con la banda obtuvieron certificación de oro, y cinco de ellos alcanzaron el platino. Entre sus trabajos solistas destaca No More Tears (1991), que alcanzó el puesto número 7 del Billboard 200 y vendió más de 3 millones de copias en EE. UU., según Nielsen Music. Siete de sus álbumes en solitario llegaron al top 10 del Billboard 200, y 17 de sus singles alcanzaron el top 10 del chart Mainstream Rock Songs, dos de ellos llegando al número 1. Su creación del Ozzfest en 1996, dedicado a su amado heavy metal, se convirtió en uno de los festivales itinerantes más exitosos y duraderos del mundo, con ediciones en Reino Unido, Europa e incluso Israel.
John Michael Osbourne nació el 3 de diciembre de 1948 en Aston, Birmingham, Inglaterra. Fue el cuarto de seis hijos de Lilian, obrera de fábrica, y John, conocido como Jack, fabricante de herramientas. Obtuvo el apodo de “Ozzy” en la escuela primaria, época en la que ya lidiaba con dislexia, TDAH y baja autoestima. “Nunca me sentí cómodo en mi propia piel”, dijo a The Guardian en 2007. “Por alguna razón, soy un alma temerosa.”
Avergonzado por la pobreza de su hogar, se refugió en la fantasía de la música. Escuchar “She Loves You” de los Beatles lo inspiró a ser músico. Abandonó la escuela a los 15 años y trabajó en construcción, plomería y hasta en un matadero. Intentó ser ladrón, pero “en menos de tres semanas me agarraron”, confesó a The Big Issue en 2014. “Me sentí muy estúpido.”
Su padre, decidido a darle una lección, se negó a pagar su fianza y Ozzy pasó seis semanas en prisión. Sin embargo, luego le compró un micrófono, lo que lo motivó a tomarse la música en serio. Su primer show fue en 1967 con la banda Rare Breed, liderada por el bajista Geezer Butler. Tras separarse, ambos se unieron al guitarrista Tony Iommi y al baterista Bill Ward para formar una nueva banda. Primero se llamaron Earth, hasta adoptar el nombre Black Sabbath en 1969, inspirado en una película de terror.
Descubrieron que podían trasladar al rock la atracción que la gente sentía por el terror: riffs amenazantes, bajos sombríos, baterías atronadoras y la voz diabólica de Osbourne. Él atribuía su inclinación por lo oscuro a la dura vida en Birmingham y al rechazo del idealismo de la era hippie. “Lluvia constante, sin zapatos en los pies”, dijo a The Guardian. “Y en la radio sonaba un tipo cantando ‘si vas a San Francisco, llevá una flor en el cabello’. Pensé: ‘esto es una pelotudez. La única flor que voy a usar es la que esté sobre mi tumba.’”
Cuando Warner Bros. firmó con ellos, no imaginaban que ese sonido resonaría tan profundamente. El primer disco llegó al top 10 británico y top 25 del Billboard 200, permaneciendo un año en los charts. El segundo, Paranoid, fue aún más exitoso e incluyó los clásicos “Iron Man” y “Paranoid”. En 1971, Ozzy se casó con Thelma Riley, con quien tuvo tres hijos (uno adoptado). Luego describiría ese matrimonio como un error, por su ausencia y adicciones. Aunque las drogas no afectaron la creatividad de los primeros cinco discos, para fines de los 70 la banda estaba en crisis. En 1979, fue expulsado de Sabbath y reemplazado por Ronnie James Dio.
Durante meses, Osbourne cayó en una espiral autodestructiva. Fue Sharon Arden quien lo rescató y lo animó a formar una nueva banda, con la que lanzó Blizzard of Ozz. El álbum fue un éxito rotundo gracias a temas como “Crazy Train” y “Mr. Crowley”. Su segundo disco, Diary of a Madman (1981), vendió más de 3 millones de copias. En 1982, una tragedia lo golpeó: Randy Rhoads, su talentoso guitarrista, murió en un accidente aéreo. Cuatro meses después, Ozzy se casó con Sharon.
Sus discos continuaron vendiendo en grandes cantidades hasta su último álbum de estudio, Scream (2010), con la única excepción de Under Covers (2005), una colección de covers. En 2011, Sabbath se reunió para un disco producido por Rick Rubin. Aunque el baterista Bill Ward no participó, lanzaron 13 en 2013, que fue número 1 tanto en Reino Unido como en EE. UU. En 2016 dieron su show final. Un año más tarde, Osbourne anunció su gira de despedida como solista, aunque aclaró que seguiría haciendo shows puntuales.
Ozzy Osbourne deja seis hijos: Jessica, Lewis y Eliot (con Thelma), y Aimee, Kelly y Jack (con Sharon), además de un legado que trasciende generaciones, géneros y fronteras.
En sus últimos años, destacó que había sido solista por más tiempo que vocalista de Sabbath y que prefería la libertad creativa de esa etapa. También logró finalmente mantenerse sobrio. En una entrevista con Rolling Stone en 2018, dijo: “Cuando hicimos el primer disco de Sabbath hace cincuenta años pensé: ‘esto me va a durar un par de álbumes y voy a levantarme a algunas chicas’. Mi vida ha sido increíble. No podrías escribir mi historia; no podrías inventarme.”