
La música electrónica vive una revolución silenciosa. En un universo históricamente dominado por artistas europeos y estadounidenses, hoy comienza a latir con fuerza una nueva escena global donde los sonidos del sur, con raíces profundas y alma ardiente, comienzan a abrirse paso con identidad. En el centro de esta transformación está Aaron Sevilla, DJ y productor mexicano que en este 2025 debutará en Tomorrowland, el festival más emblemático del mundo electrónico.
No es una participación menor. Sevilla no solo figura entre los seleccionados para presentarse en Bélgica —donde cada año convergen miles de fanáticos de más de 200 países— sino que lo hará en uno de los escenarios principales y en horario estelar, un privilegio reservado a los grandes nombres de la industria. Lo emocionante no es solo su ascenso, sino lo que representa: la llegada de un artista latino con un sonido propio, poderoso y fiel a sus raíces.
Aaron ha construido su carrera a pulso. Lejos del hype efímero, ha cultivado un sonido que hoy se reconoce a nivel global como su firma personal: una fusión de Afro House con matices latinos, percusiones tribales, vocales orgánicos y una energía que no solo invita a bailar, sino a conectar. Su música es tanto un viaje físico como espiritual, y eso lo ha llevado a resonar en todos los rincones del mundo.
En 2024, Aaron Sevilla cerró el año con más de 150 shows en cinco continentes. Su agenda incluyó fechas en Egipto, Tailandia, Bali, Australia, Dubái, París, Berlín, Buenos Aires, y prácticamente toda Latinoamérica. Dondequiera que pisa un escenario, Aaron no solo representa a México, sino a una nueva generación de artistas latinoamericanos que hacen de la pista de baile un espacio para la expresión cultural.
“Lo más importante para mí ha sido siempre mantenerme fiel a lo que soy. Mi sonido viene de lo que escuché de niño, de lo que se escucha en las calles, en las fiestas, en nuestras raíces. Lo mezclé con la electrónica no para que suene como Europa, sino para que suene como nosotros”, dijo en entrevistas recientes.
Este año, además de su debut en Tomorrowland, Aaron se convierte en el primer mexicano en la historia en tener residencias simultáneas en tres de las mecas de la música electrónica mundial: Cova Santa en Ibiza, Cavo Paradiso en Mykonos y Surf Club en Dubái. Una hazaña que no solo marca un récord para México, sino para toda la región.Y es que el crecimiento de Aaron no es solo cuantitativo. Su calidad y propuesta lo llevaron a posicionarse como el artista número uno a nivel mundial en la categoría “HYPE – Afro House” en las plataformas especializadas Beatport y Traxsource. Sus producciones han sido respaldadas por nombres importantes de la escena, y sus tracks ya suenan en los sets de DJs internacionales.
Pero más allá de los números, hay algo más profundo en su propuesta: un acto de resistencia cultural. En una industria donde las fórmulas muchas veces dictan el éxito, Aaron eligió construir una carrera desde la autenticidad, apostando por un estilo poco explorado en su país y difícil de clasificar en las listas tradicionales.
“Lo que me mueve no es el algoritmo, es el alma. Y el alma tiene ritmo. Eso no se puede falsificar”, dijo alguna vez.
Para muchos jóvenes artistas latinos, Aaron Sevilla se ha convertido en una figura de referencia. No solo por su éxito, sino por la coherencia entre su identidad personal y artística, por la manera en la que ha logrado llevar sonidos tradicionales a los grandes escenarios sin diluir su esencia.
Su debut en Tomorrowland no solo es un logro individual: es un símbolo del nuevo lugar que ocupa Latinoamérica en el mapa sonoro global. Una región que durante años fue solo público, ahora también está al frente, dictando tendencia, creando narrativa y dejando huella.
Cuando Aaron Sevilla suba al escenario en Bélgica, no estará solo. Lo acompañará la energía de todos aquellos que han crecido con él, que han bailado sus sets en clubes íntimos y festivales de playa, y que ahora lo verán representar no solo a México, sino a un continente entero.Y es que cuando el talento se cruza con la autenticidad, y el ritmo con la raíz, la música deja de ser solo entretenimiento y se convierte en territorio. En afirmación. En bandera.
Aaron Sevilla no solo va a conquistar Tomorrowland. Va a recordarle al mundo que Latinoamérica también tiene su propio pulso. Y que ese pulso, cuando suena en grande, hace temblar hasta los escenarios más lejanos.