Los soundtracks cada vez tienen mayor relevancia; no es casualidad que en el último tiempo las bandas sonoras de películas como The Greatest Showman, 50 Shades o Black Panther hayan alcanzado el primer puesto del Billboard 200. Ni hablar del éxito que ha tenido la música de films como Star Wars, 2001: A Space Odyssey o la saga de Harry Potter, que se han convertido en clásicos.
“El tipo de música que una película lleve −tanto mainstream como independiente− depende mucho de lo que se quiera transmitir”, comenta Nicolás Salinardi, compositor y arreglista argentino de música cinematográfica. “Hoy en día, gracias a la tecnología, es posible hacer tanto música épica como música minimalista solo con una laptop. El tipo de música que vaya a llevar un film va atado al concepto y mensaje que el cineasta quieran transmitir. Pero no es fácil de codificar”, explica Salinardi, asentado en Los Ángeles.
En 2013, Salinardi obtuvo una beca para estudiar en Berklee una licenciatura en música cinematográfica, y actualmente, trabaja para la compañía de Hans Zimmer, Remote Control Productions. Además, lleva varios proyectos terminados como Anew y Old Knacks, que están compitiendo en distintos festivales en diferentes partes del mundo. “Tengo dos proyectos interesantes que se aproximan: uno es una miniserie que se va a pasar por el servicio de streaming de Amazon y el otro es un largometraje de terror que transcurre en Halloween”, dice.
¿Cuáles son los próximos pasos que planeás en tu carrera?
– Es muy importante tener experiencia que te ayude a colaborar y establecer una relación con otros cineastas. Es un campo en el cual el trabajo se obtiene por el boca a boca. Varios de los filmes en los cuales trabajé surgieron por recomendación de alguien con quienes ya había trabajado. Mis próximos pasos son tratar de obtener más proyectos en los que pueda expandir mi vocabulario musical y tratar de hacer música cinemática fuera de lo convencional.
¿Qué privilegios te brindó haber estudiado en un lugar tan prestigioso como Berklee?
– Berklee me ayudó mucho a prepararme para poder trabajar acá, en Los Ángeles, tanto en la parte artística como en toda la parte tecnológica. También estudié con los argentinos Darío Eskenazi [compositor de las bandas sonoras de Me case con un boludo y Sin Hijos, entre otras) y Claudio Ragazzi, ganador del Grammy de este año EN la categoría de Best Jazz Trio con Pablo Ziegler [pianista de Astor Piazzolla]. Ellos me ayudaron a prepararme para Los Ángeles.
¿Cómo ves el estado actual de los soundtracks y bandas sonoras en las películas?
– Creo que los soundtracks es algo muy necesario, y los cineastas con mucha visión saben que una película no sería lo mismo sin ellos. Pero así como la música puede ayudar a una película, también la puede lastimar. Por eso pienso que es muy importante tener una buena comunicación con la gente para la cual se trabaja. Eso es una pieza fundamental en mi carrera, ya que logro comunicarles mi opinión: a veces lo que están buscando no quedaría bien con la película. Generalmente, para cada escena donde acordamos que debe haber música hago tres demos. Uno en el que hago lo que ellos piden, otra en el que hago lo que yo pienso que debería ir y otro que es un híbrido entre las dos primeras versiones.