En su paso por la Argentina, el catalán se presentó en La Trastienda Club y nos contó sobre su disco nuevo y la importancia de la comunicación cara a cara en esta era donde la pantalla es la intermediaria.
¿Por qué Historias Tattooadas?
¬En discos anteriores, mis tres últimos, jugaba mucho con los elementos. No eran discos conceptuales, pero los usaba como líneas conductoras. Puerto Presente: toda la cosa esta portuaria, el sabor a salitre, el agua, ¿no? Ingravitto, la cosa más aérea. El murmullo del fuego, cuyo nombre lo dice todo. Y aunque cada canción era de su padre y de su madre, la palabra me ayudaba. Y aquí quería hablar a través de unos personajes, a veces anónimos, a veces con nombre propio, para contar unas historias que me han pasado a mí, o que han pasado a través de mí, y han dejado una marca que yo he querido transformar en forma de canción.
En una parte del disco yo quería ser el cronista de sentimientos más colectivos. Si quieres llamale “canción social”. A mí nunca me ha gustado la palabra, porque no intento ser partidario, pero sí exponer. Luego, en otro tipo de canciones, los personajes hablaban sobre relaciones de amor, de convivencia, más pequeñas pero con el dinamismo y los vaivenes que tiene el día a día. Porque las relaciones en el amor real nunca son planas.
Entonces había como estos colores. Traté de trabajar más la narrativa. Miraba a poetas como [Bob] Dylan y [Joaquín] Sabina, salvando un poco las diferencias, manteniendo el estribillo. Y como había más matices, más metáforas que en discos anteriores, esas historias con marcas, creí que ese título hacía un poco de paraguas de todo esto. Un tatuaje es al fin y al cabo una señal. Son tatuajes más del corazón y del cerebro, pero al fin y al cabo, están ahí.
¿Cómo fue el proceso de composición?
Siempre que lanzo un disco, salgo de gira por dos años, viajando de un país a otro de arriba abajo. La grabación, una parte de la composición muy grande, nace después de esos dos años de gira. La parada es de un año. Durante la gira salen muchos bocetos, muchas líneas que van a ser un poco el detonante de las canciones y el disco. Pero luego yo necesito un momento de parada como todos los artesanos. Tenemos que sentarnos y pulir esa madera, esas canciones hasta encontrar lo que te satisfaga.
Lo que decías de las relaciones, está bueno pensarlo en términos del mundo mediatizado. Hoy, todo es a través del celular…
Totalmente. Hay una frase que me gusta mucho del disco, no por su complejidad, al contrario, por su simpleza, pero expresa un poco ese sentimiento. En Hijos de un mismo Dios, dice ‘Luis con el mundo lleva una vida muy social, en la red un millón de amigos, dice, no te pueden fallar, pero en su casa hace un mes que nadie cruza su portal, la banda sonora solitaria comunidad’. Es esa contradicción. No juzgo, pero sí te digo que ese peso, ese enganche, es un síntoma común en cualquier lugar del planeta en que hayas nacido. Ves parejas sentadas en la mesa y están pendientes de su celular y no de hablar entre ellos. Muchas veces queremos transmitir lo que nos está pasando y nos olvidamos de lo que nos pasa.