“Estoy muy emocionada de poder cantar con orquesta; es un reto, se escucha de una manera distinta. Es una tradición hermosa que desde que era muy jovencita: a veces, en mi periodo clásico, cantaba con orquesta de cámara u orquesta sinfónica”, comentó Lila Downs a Billboard AR por teléfono sobre su presentación el Teatro Colón. La artista mexicana abrirá el ciclo de shows que tendrá el Festival Únicos en su nueva edición. Será el 12 de febrero a las 19:30 h y, seguido de su recital, llegará el turno de sus compatriotas de Café Tacvba.
“El desafío siempre está en buscar un balance; es decir, que no se le robe la esencia al folclore, pero que los maestros se sientan cómodos cuando están tocando, que se sientan parte de ese legado musical como si fuera suyo”, continuó Downs. Para ella es importante que los arreglos de orquesta puedan fluir con naturalidad en sus canciones. “Arturo es un arreglista maravilloso, ya va a colaborar con el maestro de orquesta de la Argentina para los arreglos de la sinfónica. Cada teatro de ópera de Latinoamérica es como esa película de Herzog, en la que el barco cruza la montaña con las personas. Tienen ese romanticismo que forma parte de nuestro misterio”, sentenció.
¿Cómo va a ser el set? En el Colón habitualmente no se usan micrófonos.
− No he tenido el privilegio de estar en ese teatro antes para analizarlo, aunque creo que será combinado: se utilizará la sala y lo orgánico, pero en ocasiones habrá un mic. En los Estados Unidos tuve la fortuna de cantar con la Orquesta Sinfónica de Chicago y ahí sí utilicé el micrófono. Depende mucho de la sala.
¿Cómo convive el folclore latino con la orquesta?
− Creo que es bien divertido escuchar y probar. Con las diferentes orquestas probamos cosas más íntimas, arreglos más minimalistas que demuestran la belleza de las maderas, de la cuerda, de los vientos. Es una belleza escuchar el huapango, por ejemplo, con la sinfónica, porque normalmente no se escucha ese tipo de ritmo con una orquesta. Son experimentos que se van probando y algunos resultan más celebratorios que otros.
¿Qué recordás de tu última visita a la Argentina?
− La alegría y la emoción de la gente hacia la música, eso me parece único. Hay una pasión notoria por la emotividad y por la expresión auténtica de Latinoamérica.
¿Existe la música sofisticada y la no sofisticada?
− Es importante todo. Tenemos momentos en los que necesitamos de temas introspectivos, momentos para la reflexión; pero también necesitamos de lo más sencillo: una ranchera con tres acordes y ya está. Lo curioso del ser humano es que muchas veces es inesperada esa necesidad; puedes pensar “Ah, bueno, ahora que cumplí mis cincuenta años me voy a volver una persona más sofisticada”, pero pasa todo lo contrario: quieres oír lo más simple. Ahí está la belleza del arte: que te lleve a lugares que no te esperas. Lo mismo para la fusión de géneros de los grandes cánones occidentales y de los géneros latinoamericanos; hay que enseñarle al mundo y educarlo; la gente no concibe y no entiende quiénes somos nosotros.
¿Cómo sos espiritualmente?
− Me pregunto qué hago aquí a la Tierra, por qué vine de la forma en que vine, y qué significo yo para la existencia del universo. Es un reto vivir en Oaxaca, porque tenemos muchas cosas que nos amarran y que nos pesan. Cargamos con nuestra historia dolorosa, no solo con Europa, que es lo más reciente; en nuestro pasado, convivimos con estos cientos de años de tradiciones y lenguajes. De hecho, se siguen hablando 16 idiomas y se vive la vida de manera distinta entre distintas comunidades. Hay que tratar de pensar que podemos entrar en la modernidad y convivir con occidente de una manera armoniosa a pesar de todas las historias dolorosas del colonialismo. Es un reto despertarse y tratar de hacer algo para quitarte el peso de nuestra compleja historia; es importante mostrarlo poco a poco. La estética y el arte te ayuda, es un sistema de lenguaje que te libera… poder enunciarlo a diario y decirlo como si fuera un rezo que te conecta con tu tierra y con el mundo. Eso es la música; y ahí está el privilegio de venir al Colón: enunciar estas palabras quizás en zapoteco, o en idiomas antiguos y milenarios, mientras convive con la tradición hermosa de la sinfónica de la Argentina.
¿Te dio miedo que un mensaje político o social afecte tu arte?
− Sí, claro, pero ese es el desafío del artista. Como artista una tiene momentos en que la introyección que no te ayudan tanto, te deprimen. Para poder sobrevivir es necesario cantarte un reggaetón o encontrar un punto medio que te haga sentir vivo. Por ser mujer me ha tocado vivir cientos de cosas injustas. Por eso busco maneras de apoyar a mi sociedad y a mi entorno. Hay que hacer canciones que nos hagan sentir orgullo de quienes somos.
Las entradas para su show en el Teatro Colón se pueden adquirir a través de www.tuentrada.com.