Fecha de lanzamiento: 21 de octubre de 2016
★★★★✩
A esta altura de la vida y obra de Leonard Cohen, a sus 82 años y 14 discos, la suma de este álbum es la gema que corona a un artista impresionante. En el tema homónimo, que se introduce con coros de templo, la voz de Cohen canta las palabras del profeta Abraham a Dios: “Aquí estoy”. Para agregar: “Estoy listo, mi Señor”. El mismo mensaje se reitera en Leaving the Table, balada en tres cuartos en la que asevera: “Abandono la mesa, estoy fuera del juego”. Las infaltables voces femeninas aparecen en Traveling Light, así como el sugerente acompañamiento del piano Rhodes. Este es el largo adiós de Cohen al mundo. Los arreglos son justos, acotados, como los motivos de guitarra eléctrica de If I Didn´t Have Your Love, en la que los violines y el pulso bajo y lúgubre sirven de fondo para esta oración fúnebre y pura de tópicos bíblicos. Las cuerdas tienen un protagonismo supremo, y se repiten en la céltica Steer Your Way y en It Seemed the Better Day. La voz de Cohen –que durante la grabación cantó algunos temas desde una silla de ruedas– cautiva tanto como el día después de componer Joan of Arc. Pura actualidad. Música yiddish, groove negro y aires gitanos, todo imbuido de un minimalismo y un halo de solemnidad dignos de una pulcra, triste y emotiva ceremonia de despedida.