
Por primera vez, las sesiones que Elvis Presley registró en los estudios RCA de Los Ángeles entre 1970 y 1975 aparecen reunidas en un solo lanzamiento. Con el título Sunset Boulevard, el nuevo box set editado por RCA Records y Legacy Recordings propone una inmersión extensa y sin filtros en un período bisagra para el Rey, cuando su relación con el estudio comenzaba a desplazarse hacia un plano más introspectivo, atravesado por el desgaste emocional, la vida de gira y la necesidad de seguir cantando incluso sin escenario.
Distribuido en cinco discos y acompañado por notas del historiador musical Colin Escott y del colaborador cercano Jerry Schilling, el archivo incluye 89 registros: tomas alternativas, ensayos, grabaciones inéditas y mezclas nuevas a cargo del productor Matt Ross-Spang, quien trabajó eliminando sobregrabaciones para permitir una escucha más directa del trabajo vocal de Presley. Los dos primeros discos ofrecen una versión despojada del repertorio clásico de su etapa final, con títulos como “Burning Love”, “Separate Ways”, “Always on My Mind” y “T-R-O-U-B-L-E”, entre otros.
En lugar de presentar una versión definitiva, despliega el proceso. Las repeticiones, los cambios de tono, las pausas largas y las falsas salidas revelan los mecanismos internos de un artista que, incluso en sus años más frágiles, sostenía una ética de interpretación férrea. La inclusión de tomas como la número 25 de “Separate Ways” o la segunda de “Always on My Mind” no busca consolidar un canon, sino registrar la insistencia, el desgaste y la búsqueda.
Las canciones elegidas para este volumen recorren los márgenes de su catálogo setentista. Composiciones de Kris Kristofferson, Paul Williams, Billy Swan y Don McLean dialogan con una voz que, en lugar de expandirse, comienza a recogerse sobre sí misma. No es el Elvis del alarido ni del arrebato rítmico; es el que modula, el que duda, el que hace de la vulnerabilidad una forma de entrega. La secuencia vocal que articula los tracks de Today (1975) con el ensayo de “Bridge Over Troubled Water” alcanza un raro equilibrio entre control técnico y agotamiento emocional.
Los discos tres, cuatro y cinco del conjunto registran ensayos realizados en Los Ángeles antes de las residencias en Las Vegas: julio de 1970 y agosto de 1974. No hay público ni coreografía; apenas una banda ajustada (la TCB Band), un ingeniero de sonido y la voz de Presley probando versiones de “Polk Salad Annie”, “Suspicious Minds”, “Sweet Caroline” o “The First Time Ever I Saw Your Face”. Allí, el repertorio se transforma en materia de estudio: Elvis se toma el tiempo de repetir, experimentar, buscar el fraseo que una noche después, sobre el escenario, deberá salir sin margen de error.
El gesto de lanzar esta colección en 2025 no es menor. Mientras Graceland se prepara para celebrar el que sería el 90º cumpleaños de Elvis, la industria aprovecha la ocasión para ofrecer una postal distinta del ícono. No se trata del performer, ni del mito, ni siquiera del símbolo cultural: Sunset Boulevard recupera al intérprete en su lugar de trabajo, enfrentado al micrófono, al cansancio y al paso del tiempo.
El 13 de agosto, durante la Elvis Week en Memphis, se realizará una escucha pública del álbum en el teatro del Guest House at Graceland. El evento incluirá una conversación con invitados especiales. Más allá del homenaje institucional, lo que permanece es el registro: la voz sin maquillaje, la banda en estado crudo, las versiones sin destino comercial. Como si, por un momento, todo el aparato se detuviera para volver al centro: la canción, la sala, la toma que no salía, el cantante que insiste.