Continuamos girando por América por el resto de 1984. Cuando Annie [Lennox] y yo tocamos en el teatro Wiltern de Los Ángeles, el lugar estaba colmado con la mitad de la industria musical de L.A. y una multitud de músicos famosos. Había poco lugar para el público general. Fue un show salvaje. Había muchos músicos y cantantes detrás del escenario, entre ellos Stevie Nicks. Stevie estaba en la puerta de mi camarín, vistiendo un tapado de piel sintética, igual que la primera vez que conocí a Annie. Debajo llevaba un vestido de encaje negro y tenía el pelo largo y suelto. Yo no sabía quién era, pero había algo en ella que me atrajo instantáneamente. Stevie recuerda que la miré fijo a los ojos y dije: “Quiero ser tu novio”. Poco sabía yo que el día anterior Joe Walsh [The Eagles] y Stevie habían tenido una pelea grande y que habían roto. Ella me invitó a una fiesta en su casa, y diez minutos después, yo estaba en la parte de atrás de una limusina con Stevie y sus coristas. Cuando llegamos, no era realmente una fiesta: solo ella y sus coristas hablando mucho y riéndose. La casa me pareció enorme, así que recorrí el lugar, y cuando volví al living, todos se habían ido al baño durante lo que para mí fueron horas. De hecho, fueron horas. A eso de las tres de la mañana, terminé diciéndome: “Bueno, estoy muy cansado ahora y no tengo ni idea de dónde estoy o en qué hotel se encuentran Annie y la banda”.
Me fui a acostar a la cama de uno de los cuatro cuartos de arriba. Me desperté a eso de las cinco con el sonido de puertas abriéndose, y a media luz vi a Stevie abriendo y cerrando placares, como si fuera la media tarde. Obviamente, estaban todos despiertos todavía, ayudados por lo que en Inglaterra llamamos “polvo de marcha”. Ella volvió al baño y, después de una hora, regresó con un camisón victoriano negro y se metió despacito en el otro lado de la cama. Stevie es una mujer increíblemente talentosa, conmovedora y hermosa. Siguió una cantidad importante de lo que yo llamaría “escaramuzas”. Recuerdo un momento que se cayó de la cama al piso, lo que nos hizo reír histéricamente.
Recuerdo que hicimos el amor una vez, pero después ella me dijo que fueron dos. “Lo sé claramente porque estaba bien despierta y atada a la cocaína”.
Hace poco Stevie me dijo que todo lo que pudo ver cuando salió del baño esa noche fue un montículo de cuero negro y cadenas en el piso, y una cabeza salvaje de pelo que sobresalía del cu brecama. Recuerdo que hicimos el amor una vez, pero después ella me dijo que fueron dos. “Lo sé claramente porque estaba bien despierta y atada a la cocaína”. Todo era buen humor y dulzura, pero también romántico al estilo del rock and roll.
Me desperté a eso de las 9:30 con Stevie diciendo que me tenía que ir porque alguien podría ir a buscar su ropa y las cosas podrían ponerse difíciles. No me gustaba el tono de la palabra “difíciles”, así que llamé a mi manager, averigüé dónde estaba parando la banda y me metí en un taxi. Después de San Francisco, tuvimos algún tiempo libre, por lo que decidí volver a L.A. a ver a Stevie otra vez. Jimmy Iovine, el gran productor que empezó con Interscope Records a principios de los 90, me invitó a quedarme con él en su casa, y ahí fue cuando las cosas se pusieron interesantes. No tenía ni idea de la complejidad de las relaciones entre Jimmy, Stevie y Tom Petty en aquel entonces. Pero estaba a punto de saber más de lo que me imaginaba.
Jimmy había estado viviendo con Stevie en 1981 cuando produjo su álbum Bella Donna, que fue un gran éxito. En ese momento estaba trabajando en su próximo álbum, excepto que ya no estaban juntos. Stevie dijo después que fue porque ella era muy adicta a las drogas en aquel entonces.
Le toqué a Jimmy el demo Don’t Come Around Here No More [que Stewart coescribió y coprodujo], y él dijo: “¡Wow! Esto va a ser muy bueno. Hagámoslo para el álbum de Stevie”. Yo me entusiasmé con la chance de trabajar con ella, y entramos al estudio unos días después. Cuando empezamos a grabar, Stevie actuaba de manera extraña y no salía mucho del baño. Parecía que había cierta fricción entre ellos. Yo no tenía ni idea de que era porque habían vivido juntos y en ese momento estaban separados. Finalmente, ella apareció con las letras de las canciones y empezó a cantar al micrófono.
Yo estaba hipnotizado hasta que Jimmy dijo: “¡Está recitando a Shakespeare!”. Él tenía un punto; era una especie de Shakespeare y muy raro. Él trató de que Stevie cambiara la letra, pero ella estaba enojada y la discusión se puso tensa: “¿Podés dejar de discutir conmigo en frente de mi amigo David? No lo conocés”. Y ella dijo: “¿Tu amigo? ¿De qué hablás? El otro día dormimos juntos”. Me puse blanco y miré el piso, esperando a que pasara algo. Por suerte, Stevie se dio vuelta, se fue por la puerta y dejó el estudio. Pensé que Jimmy me iba a preguntar qué significaba eso, pero, en cambio, dijo: “Ya sé lo que deberíamos hacer. Deberíamos traer a Tom Petty y que termine de grabar la canción con vos. Él es genial”.