Hace 10 años que el rap tocó la puerta de Karla, mientras navegaba entre los boleros, la música tradicional colombiana y géneros que surgieron de su familia en un pequeño pueblo de su Colombia natal, a las afueras de Bogotá. “Conocí el rap con 13 años y me enamoré. Encontré la forma de desahogarme y expresar mis sentimientos”, contó en su primera entrevista con Billboard Argentina.
Este primer contacto con el hip-hop hizo que encontrara su esencia, su estilo y definiera quién quería ser: una rapera que cantara por las mujeres y marcara un precedente en su país. Bajo este lema, hace ya cinco años creó su canal oficial de YouTube y presentó singles como “En Jazz”, “De La Esquina Al Cielo”, o “No Sé Si Tú” – algunos de los primeros que se pueden encontrar -.
Estas canciones marcaron su estilo e hicieron que Sony Music Colombia se interesara por su arte y por el mensaje que quería transmitir. Es por ello que a mediados de este 2023, y ya bajo el nombre de Kei Linch, la discográfica la ficharía como su primera rapera a la edad de 22 años, un hecho sin precedentes en el país. “Trendi” fue su primera canción junto a su nuevo equipo, y ahora se conectó para hablar sobre “Furyosa”, último lanzamiento y canción con la que buscó expresar la rabia de un dolor interno.
Felicitaciones por este año, por el lanzamiento de “Furyosa” y la unión con Sony Music, ¿cómo te sentís?
Creo que ha sido el año más movido y más bonito de mi vida. Llegaron muchas cosas que jamás hubiera imaginado. Siento que afortunadamente, por el camino que construimos, ya estábamos preparados con mi equipo, que era lo importante. Las cosas llegan cuando tienen que llegar y no podemos estar más felices por ello.
¿Cómo ves la evolución como artista dentro del rap? ¿Existe la posibilidad de crecimiento en el género en Colombia?
El rap colombiano es muy complejo, es muy difícil y cerrado. Yo crecí con otra escuela del rap, una a la que esta generación no está acostumbrada a escuchar. Vengo de un pueblo… Mi manera de ver y sentir el rap es muy diferente a lo que se vive en Bogotá, por eso también el camino fue más complicado de lo que uno esperaría.
Siento que tengo el plus de venir de afuera, de que mis raíces sean campesinas, de ver la vida de otra manera y tener la sensibilidad de ser mujer. Ahora puedo llegar a Bogotá y decir: “Parce, somos válidas también, y esta es mi manera”. En el rap colombiano no es muy común arriesgarse a ser uno mismo por todo lo que está establecido. Esa es la magia de esta vuelta.
¿Sentís cierta presión por ser considerada referente hoy en día para jóvenes mujeres raperas?
Estamos en un momento clave para las mujeres jóvenes porque empezamos a reconocernos nosotras mismas como mujeres virtuosas. Las mujeres también necesitamos referentes raperas, humanas, que estén arriba alzando la voz y diciéndonos de tú a tú por qué nos necesitamos y por qué nos hacemos falta, sobre todo en una escena como la de la actualidad.
La responsabilidad que tengo es poder mostrar cómo estamos, quiénes somos y que me vean como un referente. A mí no me gustan las etiquetas, prefiero decir “soy Kei Linch”, nada más. Desde el día que elegí mi A.K.A me liberé de la carga pero entendí lo que significa para las demás.
¿Tus referentes quiénes fueron?
Pues al crecer en un pueblo… Si a Latinoamérica llega todo tarde, a Colombia aún más tarde y a un pequeño pueblito de Colombia, todavía más… Creo que crecí con referentes que ni siquiera venían del rap, sino que surgen de las raíces tradicionales colombianas. También crecí con boleros y con música llanera, no fue hasta los 13 años que conocí el rap y me enamoré. Sentí que era un espacio seguro para ser yo y para decir todo lo que me estaba ahogando.
Cuando empecé a hacer rap no había escuchado a una sola mujer, sino que eran puramente hombres. Empecé con el rap español, venezolano… Y hasta día de hoy que los escucho mucho y los siento como especiales. Puedo mencionar a Cruz Cafuné, que está haciendo algo diferente y me encanta. Eso le enseña al público a ser valiente. En cuanto a mujeres, se me vienen a la cabeza Rebeca Lane, una activista de Guatemala; Nathy Peluso, que verla en tarima es una verdadera experiencia; Rosalía fue una gran referencia para mí, que con Motomami encontró la forma de mostrar el reggaetón visto de su punto de vista.
En “Sosiego”, con Akapellah, buscaste recordar el rap old school de una manera, ¿no?
Claro, siento que nos hace falta. El rap conciencia de parar un poco, de frenar el estrés que tenemos a diario y ponernos a escuchar una canción de forma consciente y saber qué nos está contando. Nos hace mucha falta música como esa en estos tiempos, donde vuelven los tiempos de guerra y la tensión es enorme.
En “Furyosa” también se deja ver ese mensaje de “estoy acá y tengo algo para contar”
“Furyosa” sale de la necesidad de decir “me estoy ahogando con un montón de cosas que me suceden a diario”. No es fácil tener la valentía de frenar y decir “me quiero ver así y quiero reflejar esto”. Siempre he sido muy atacada por lo mismo, por eso es el hecho de plantar cara y bandera para decir lo que pienso. Tengo mi música que habla por mí y le doy todo el valor que puedo, es llegar ahí y que me escuchen.
Esta canción es el desahogo de una rabia, porque siento que la furia es una parte importante en nuestra vida. Es creatividad, imaginación e inspiración… Pero también viene con ella el dolor, la violencia… Es saber usar todo eso para dar un mensaje y manejarlo a nuestro favor.
En “Furyosa” hablo con una jerga muy colombiana, que también es para quién va dirigido el mensaje. Cuenta mucho, porque es lo que viví y lo que soy.
Además de este tema, ¿tenés algo preparado para este fin de año y 2024?
Claro que sí. Estoy muy emocionada porque en diciembre viene una canción en compañía de Francy, una artista colombiana que la rompe toda y viene desde la música popular. En Latinoamérica se están juntando estos géneros y es un gran momento. Lo que traemos es algo muy bonito porque me gusta que suene a Colombia, que te traiga y te haga sentir como un colombiano. La canción se llama “Ay Amor” y es una colaboración entre mujeres de dos mundos distintos pero con mucho en común, que es la lucha como mujeres.
Para el 2024 estamos trabajando en mi primer álbum, estoy realmente emocionada por esto porque esperé 10 años para empezar a hacerlo. Siento que tiene que ser preciso, perfecto y decir todo lo que quiero. El álbum se va a llamar Dulcinea, y viene de lo más dulce hasta lo más “nea”, es una unión de mundos. Llega con fusiones de géneros que son mi raíz como cumbia, música popular, R&B de los 2000’… Quiero marcar un precedente en Colombia e invitar a la gente a que lo escuche y vea que podemos hacer todo lo que queramos.
¿Cómo es tu relación con la Argentina y sus referentes? ¿Viajaste alguna vez?
¿Sabes que no? Nunca he salido de Colombia, realmente me gustaría ir a Argentina. Desde que soy muy pequeña escucho mucho rap de allí. Hay muchos artistas que entendieron el Hip-Hop como industria y se potenció a un nivel inesperado. Chicos como LIT Killah, Tiago… Que vienen de las batallas y el underground y ahora son íconos, están viviendo de lo que aman y es inspirador. Quisiera ir a abrir camino allá porque hay un montón de posibilidades y lograron entender la escena de otra manera. Ojalá ir pronto a conocerlos a todos.