Se conoció con Kevin Parker en un bar de París antes de que Tame Impala grabara Lonerism en 2012. Allí se pusieron a hablar de música, se emborracharon y enseguida, el australiano lo convocó para sumarse a la banda en la batería. Gracias al impulso que le dieron sus compañeros de banda, Julien Barbagallo incursionó en la composición de canciones y en grabó Amor de Lonh en 2015, Grand Chien en 2016, y Dans Dans Les Allieurs este año, que lo trajo a nuestro país para presentarse en el Teatro Xirgu el 15 de noviembre. A través de sus discos solistas, Barbagallo aprovecha para despuntar canciones en su idioma nativo, influenciado por coterráneos como Jacques Dutronc y Serge Gainsbourg (“Es una influencia para cualquier que quiera cantar en francés”, dice). Durante su paso por Buenos Aires, visitó las oficinas de Billboard AR.
¿Qué novedades incorporaste en la grabación de Dans Dans Les Aillieurs?
Es el primer álbum que grabo y mezclo completamente en el estudio, porque el primero lo grabé y mezclé por mi cuenta y el segundo lo grabé yo pero lo mezclaron Jack Lahana y Robin Coudert, el tecladista ocasional de Phoenix. Así que fuimos a un estudio muy lindo del Sur de Francia, cuyo dueño es el hijo de Nino Ferrer. Él, además de ser músico, se hizo cargo de la herencia de su padre, de todos sus instrumentos. Era todo muy lindo, en la cima de una montaña, con un equipamiento increíble. Fue muy especial haber estado ahí, muy inspirador. Tuvo un gran impacto en la forma en que lo grabé. No tengo una preferencia por ningún tipo de formato a la hora de grabar. Dejo que la cosa fluya. Escribo canciones cuando creo que es el momento ideal.
¿Cómo te las arreglás para hacer discos solistas durante las giras con Tame Impala?
La mitad del tiempo de composición de mis dos primeros álbumes fue durante las giras con Tame Impala, así que me acostumbré a este tipo de proceso. Tenés que sacarle el provecho a cada momento: trabajar en tu laptop, encontrar un espacio al fondo del micro. Es divertido. Todos los de Tame Impala lo hacen, todo el tiempo. Cuando tenés una atmósfera así, tan inspiradora, es más fácil. Antes de conocerlos a ellos, nunca hubiera creído que podría escribir canciones arriba de un micro, viajando de San Francisco a Los Ángeles. Pero sucedió, y es muy divertido.
¿Qué método usás para componer?
Siempre empiezo con la guitarra, que uso como base para construir el edificio. Después construyo el resto alrededor. Pero después me enganché con la idea de componer con otros instrumentos, como el teclado. Porque la forma de componer es muy distinta. Me gusta probar eso.
¿Nunca se te ocurrió hacer canciones a partir de la batería?
Hay un músico en Francia llamado Mathieu Boogaerts que tiene un disco que me encanta y sé que él empieza a componer con la batería, y me pareció un proceso muy interesante. Quizás algún día logre hacer lo mismo.
¿Estás conforme con la recepción y las críticas del disco?
– Sí, a pesar de que vender discos hoy es muy difícil, estoy contento de que el disco tuvo buena repercusión y me permitió salir a tocarlo por el mundo. Y de haber venido a Sudamérica, que es una plaza muy especial para cualquier músico del planeta.