La intérprete del solo de “Beat It” llega a Buenos Aires para protagonizar “This Is Michael”.
Cuando Jennifer Batten subió al escenario junto a Michael Jackson en el Bad Tour de 1987, marcó el inicio de una era donde la guitarra eléctrica no solo acompañaba las melodías, sino que se convertía en una protagonista indiscutible. Con su energía, estilo y presencia escénica, la artista se consolidó como una de las guitarristas más influyentes de todos los tiempos.
Ahora, a pocos días de su presentación en Buenos Aires con el espectáculo This Is Michael, que celebra el legado del Rey del Pop, Batten regresa para deslumbrar una vez más. Este sábado 23 de noviembre, el Teatro Gran Rex se transformará en un portal de recuerdos y emociones, donde éxitos como “Billie Jean” y “Thriller” cobrarán vida a través de una fusión de talento, tecnología y nostalgia.
¿Qué fue lo más gratificante de trabajar con un perfeccionista como Michael Jackson?
Trabajar con Michael Jackson fue una experiencia excepcionalmente gratificante en todos los aspectos. Desde el inicio, había un compromiso absoluto por parte de todos los involucrados en asegurarse de que la música alcanzara un nivel impecable. Antes de siquiera conocer a Michael, como banda, pasamos un mes completo ensayando de forma intensiva. Durante este tiempo, los cantantes estaban concentrados en una sala y los bailarines en otra, ajustando cada detalle, cada sonido. Después, dedicamos otro mes en un gran escenario, donde ensayábamos juntos, integrando todos los elementos del espectáculo. Cuando Michael quería modificar algo, lo comunicaba al director musical, y al día siguiente, esa instrucción ya estaba incorporada antes de que él llegara. Fue un entorno de trabajo extremadamente exigente, pero la dedicación y el profesionalismo de todos los involucrados hicieron que fuera una experiencia enriquecedora y memorable.
¿Tenés alguna anécdota detrás de cámaras?
Uno de los recuerdos más marcados que tengo es la falta inicial de retroalimentación directa por parte de Michael. Nos dedicábamos completamente a los ensayos y las presentaciones, pero nunca sabíamos con certeza si estábamos cumpliendo con sus expectativas. Compartía habitación con Sheryl Crow, y ambas nos preguntábamos constantemente si estábamos haciendo un buen trabajo. Luego, hubo un momento que siempre recordaré: Michael cerró Disneyland Tokio exclusivamente para que los artistas y el equipo pudieran disfrutar del día allí. En un momento, mientras estábamos en una tienda, él se acercó, me tocó el hombro y me dijo que le encantaba cómo tocaba el solo de Beat It. Fue un gesto simple, pero para mí, fue la validación que necesitaba, y desde entonces ese recuerdo quedó grabado como uno de los más significativos de mi tiempo junto a él.
¿Recordás la audición que te llevó a formar parte de la banda de Michael? ¿Qué creés que destacó de tu estilo?
La audición fue única, muy diferente a lo que imaginé. Antes de asistir, pregunté qué canciones debía aprender, así que dediqué varios días exclusivamente a practicar. Sin embargo, cuando llegué, no había banda. Solo estaba un hombre con una cámara de video. Me pidieron que tocara algo funky, ya que ese sería el núcleo de la música que interpretaría. Comencé tocando algo en ese estilo, luego improvisé un poco, y después interpreté un solo de tapping que había trabajado para mi álbum debut (Giant Steps de John Coltrane). Para cerrar, toqué el solo de "Beat It", que ya había incorporado a mi repertorio tocándolo en una banda de covers. Unos días después, recibí un mensaje diciendo que Michael estaba interesado. Nunca hubo una confirmación explícita de que estaba contratada, pero me dieron un pasaporte y un boleto a Tokio. A partir de ahí, mi vida cambió por completo durante los siguientes diez años.
Tu solo en “Beat It" sigue siendo un referente para muchos guitarristas. ¿Cómo ha evolucionado tu conexión con esa pieza?
El solo de “Beat It” siempre ha sido un reto. Recuerdo haberlo escuchado por primera vez y querer aprenderlo de inmediato, pero descubrí que incorporaba muchas técnicas novedosas desarrolladas por Eddie Van Halen, lo que hizo que fuera extremadamente complicado. Me rendí al menos tres veces antes de finalmente lograrlo. Aunque sigo encontrándolo desafiante, siempre doy lo mejor de mí al interpretarlo. Van Halen era un genio, y su sonido único, especialmente el tono explosivo de su amplificador, le daba un carácter incomparable al solo. Mi configuración de sonido es diferente, lo que añade más dificultades. Con los años, he adaptado algunas digitaciones para ajustarlas a mi estilo, demostrando que, aunque las notas sean las mismas, cada guitarrista las interpreta de forma diferente.
Michael era conocido por ser un innovador en todo sentido. ¿Qué técnicas o ideas aprendiste de él que aún aplicas en tu carrera?
Trabajar con músicos de la talla de Ricky Lawson me enseñó muchísimo sobre el ritmo y el groove. Después de haber tocado con músicos de ese nivel, es fácil notar la diferencia cuando trabajas con alguien menos experimentado; mi oído se afinó considerablemente gracias a esas experiencias. También aprendí que el entretenimiento no se limita solo a la música. Michael era un maestro en crear un espectáculo completo: integraba música, coreografía, efectos visuales, fuegos artificiales y vestuario para ofrecer algo inolvidable. Durante el Bad Tour, por ejemplo, se invirtió un millón de dólares únicamente en vestuario. Esa dedicación a la experiencia visual me inspiró a crear mis propios shows multimedia, donde toco sincronizada con videos que edito yo misma, lo que me permite llegar a un público más amplio y mantener su interés.
¿Cómo creés que cambió el papel de los guitarristas en la música popular desde los años 80 hasta la actualidad?
En los años 80, los solos de guitarra ocupaban un lugar central, con figuras como Eddie Van Halen, Jimi Hendrix y Jeff Beck liderando esta tendencia. Era un momento donde la técnica y el virtuosismo eran el foco principal. Con el tiempo, ese énfasis ha disminuido. Hoy en día, los guitarristas que se destacan suelen ser aquellos que, además de tener habilidades para los solos, son capaces de tocar acordes con solidez y componer. Esto se debe a que, actualmente, hay más oportunidades y reconocimiento económico para quienes aportan a la creación musical completa, más allá de los solos.
Los fans argentinos son conocidos por su pasión. ¿Qué esperas del público porteño?
El público es una parte crucial del concierto. No se trata solo de quienes están en el escenario, sino de la comunicación y el compromiso con la audiencia. En Sudamérica, los fans son increíblemente entusiastas y expresan sus emociones. En canciones como “Man in the Mirror", he visto lágrimas en sus ojos, lo que me confirma que estoy haciendo un buen trabajo.
Si pudieras tocar una última canción con Michael, ¿cuál sería y por qué?
Sin duda, elegiría “Human Nature”. Siempre ha sido mi favorita. Durante nuestras presentaciones, la imagen de Michael en la oscuridad, rodeado de luces láser, moviéndose con una gracia incomparable, era como algo salido de otro mundo. Aunque siempre tuvo a los mejores bailarines de Los Ángeles a su lado, su propio nivel de elegancia era inigualable. Esa canción tiene una magia especial que me transporta cada vez que la escucho o la interpreto.
¿Quién creés que es el “Rey del Pop” hoy en día?
Hoy, el Rey del Pop es una mujer: Taylor Swift. Me encantan sus shows, extremadamente creativos, y su capacidad de crear material. Es brillante con sus letras, logrando pintar imágenes que muchos intentan pero no logran. Sin duda, está en la cima.