La fama que tiene el heavy metal de ser un género musical de nicho no se aplica a Metallica. Veinticinco años atrás, el LP homónimo de la banda —llamado usualmente el “Álbum negro”, por su portada— debutó en el N°1 del Billboard 200 de la semana de 31 de agosto de 1991, y se convirtió en el álbum más vendido en Estados Unidos, desde que Nielsen Music (inicialmente llamado SoundScan) comenzó a contabilizar las ventas en 1991.
“No se puede creer”, dice el baterista Lars Ulrich sobre el hito. “Hay tantas cosas inherentemente extrañas sobre ese hecho que no sé por dónde empezar». Para el tiempo en que Metallica se estrenó, el grupo —integrado por Ulrich (27), el guitarrista Kirk Hammett (28), el vocalista y guitarrista James Hetfield (28) y en ese entonces, el bajista Jason Newsted (28)— ya estaba consolidado como un titán del hard-rock, pero el álbum, además de ser suprimer N°1, convirtió al cuarteto en superestrellas globales gracias a hits como Enter Sandman.
“Sabíamos que cuando estábamos haciendo el disco los planetas estaban alineados”, señala Ulrich (52) sobre Metallica, que vendió 598.000 copias en su primera semana. “Nos mantuvimos en la cima del chart por cuatro semanas. Era una locura para cuatro mocosos que eran demasiado raros para sentir que alguna vez pertenecieron a algo”. Desde entonces, los chicos de Bay Area llegaron al tope de los rankings con cuatro álbumes de estudio más, en los que se incluye su más reciente esfuerzo, Death Magnetic (2008), y protagonizaron un documental revelador en 2004, Some Kind of Monster, que describía sus peleas internas por poder.
Metallica está actualmente preparando el lanzamiento de su esperado álbum Hardwired… to Self-Destruct para el 18 de noviembre.