“Quedate, podés opinar”, le sugiere Fede –como lo llaman todos– al fotógrafo que acaba de retratarlo. Esa invitación resume su estilo y método de trabajo. Acostumbrado a estar del otro lado del escenario, hoy, a sus 36 años, los flashes lo ponen incómodo, aunque ya no les puede escapar. Razones hay. Lauría Producciones acaba de cerrar un año inolvidable. Durante 2017, realizó una serie de recitales agotados que fortalecieron un presente que lo entusiasma. “Pienso como mánager, no como promotor. Me imagino cómo me gustaría que traten a mi artista. Creo que por eso somos muy distintos a los otros jugadores del mercado”. A los conciertos de música latina y urbana hay que sumarles una camada de artistas españoles y mexicanos como Pablo Alborán, Vanesa Martín, Melendi, Ha*ash o Carlos Rivera, que construyeron su carrera en el país de la mano de él. Ahora, la apuesta se redobla. “En 2018 tenemos grandes planes con otros tipos de contenidos, como la Feria de Lego, Elvis Sinfónico, obras de teatro e infantiles”, anticipa y agrega con orgullo.
¿Cuál fue la clave para crecer esta temporada?
− Lo mejor que tengo es mi equipo. Es la razón de nuestro crecimiento. Cuento con dos pilares fundamentales, como son mi socio Tito [Leconte] y Marian [Mariana Badino]. Me soportan a mí y llevan mi filosofía de trabajo al resto del equipo, que por suerte la tomaron como propia. Creo que la combinación de los detalles hace al éxito. El detalle del detalle es fundamental. Estar pendientes de lo que sea dentro de un concierto, de la interacción con el medio, hasta de la carrera del artista. ¡Lo único que cambiaría es el nombre de la empresa, pero no me dejan! [Risas]. Sí, lo sufro, encima es una doble responsabilidad, porque si falla cualquier cosa, está mi apellido ahí.
¿Cómo seleccionás los proyectos?
− El foco fue siempre desarrollar una nueva camada de artistas y que se expandan. Fuimos tomando diferentes géneros, elegimos y construimos desde ese lugar. Apostar a la nueva generación, como también a los infantiles, tiene que ver con la idea de llevar al off-line las cosas que funcionan bien de manera on-line. Los Pica Pica, por ejemplo, son una locura. Son como los Rolling Stones para los chicos. Nuestro trabajo está en identificar contenidos de alta penetración digital, como pueden ser Las canciones de la granja, y traducirlos en venta de tickets reales. Las decisiones que se toman entre el mánager, el promotor y el artista son fundamentales para sus carreras. No hay que sobreexigirse ni saltar etapas. Todos los artistas con los que trabajamos fueron creciendo paso a paso. Está en nosotros elegir los precios y los lugares adecuados. Detrás de cada paso hay un motivo y a su vez un plan para el siguiente paso.
¿Cómo es tu relación con los medios?
− Respetamos muchísimo a todos los medios, tanto digitales como tradicionales. Una radio tiene tanta importancia como un medio online. Es una combinación de todo. Cada canal tiene su peso y su importancia. Para construir una carrera a largo plazo no alcanza con la comunicación propia del artista, aunque tenga millones de seguidores. Buscamos trabajar en equipo con los medios y que se generen beneficios para todos. Hoy el público quiere más contenido y nosotros podemos ofrecer a los medios ese contenido: accesos a una prueba de sonido, un backstage o un meet & greet. Exigimos mucho porque los cuidamos y no cambiamos ni una coma de lo acordado. Para nosotros es fundamental nuestra relación con los aliados, tanto con los medios como con los sponsors, que nos han acompañado este año en nuestra plataforma y nos volvieron a elegir para el año próximo. Somos la cara y el alma de los artistas en el territorio en el que trabajamos, y no podemos hacerlos quedar mal. Los cuidamos como si fueran nuestros.
Las productoras ahora también publican contenido.
− Todos somos un medio y vamos creciendo como generadores de contenido. Nosotros somos parte del todo y como productora tenemos acceso a contenido diferencial de cada show y de cada artista. El artista en sí mismo lo es. Su apoyo en la comunicación de los conciertos es fundamental, porque hoy el público busca y espera ese contacto directo con ellos. Por eso producimos material y contenido audiovisual para que compartan apenas bajan del escenario, y nosotros lo replicamos. Estamos aprendiendo y asumiendo también nuestro rol como comunicadores.
¿Cuál de todos los shows que produjeron este año te sorprendió más?
− Nos encantó la experiencia y el resultado del Festival Pop Up. Lo queríamos medir en un lugar controlable y cómodo como el Luna Park. Buscamos diferenciarnos de otros festivales no sólo a través del contenido sino también con el dinamismo y estética que usamos. La dinámica del festival funcionó a través de hosts y activaciones como hilos conductores para que el público disfrute de un evento sin baches, entretenido y tan enérgico como es este target en particular. Por otra parte, lo de Bad Bunny fue el caso de un artista que muy pocos habían visto. La velocidad con la que se propaga todo ahora, combinada con la aparición en escena de un género y un artista, hizo que un nicho como el trap se expandiera de una manera que cruza a todos los niveles sociales. Cuando lo escuchás en la calle, en un colegio, una fiesta privada de un country o el boliche de moda es porque algo grande va a pasar. Lo mismo nos ocurrió con Maluma.
¿Cómo está el mercado y la competencia con otras productoras? ¿Hay lugar para todos?
− El mercado de a poco se va ordenando. El tiempo va poniendo todo en su lugar y creo que hay lugar para todos siempre. Además, es bueno que haya competencia cuando es sana. Para el año que viene tengo proyectos con otras productoras con las que me llevo muy bien. Con Move y Preludio, por ejemplo, la relación es estupenda y nos potenciamos a la hora de hacer cosas juntos. Para cambiar la dinámica de cómo viene funcionando la industria, es fundamental que se sinceren los costos y lo que se paga por los artistas.
Hubo casos de giras mal planteadas y eso afecta sobre todo al propio artista. Pero no es sólo una cuestión de dinero. El que lo evalúa así, ya lo ha sufrido. Los artistas, las agencias y los managers están entendiendo que hay que elegir bien a sus socios estratégicos a largo plazo. Jamás vamos a trabajar un artista por pagar muy por encima de los demás y sobre todo, de lo que sea justo para todas las partes. Nuestra manera de trabajar es presentar una propuesta racional y mostrar un plan de acción completo. Nos ponemos de acuerdo y avanzamos. Ponemos todo sobre la mesa. Los números son números. Si alguien ofrece mucho más, entonces va a achicar los costos de producción, o va a aumentar el precio de los tickets, o no te va a poder cumplir con estas condiciones. No hay muchas más variables. Ahora hay una nueva generación de empresarios, managers e incluso artistas que entienden y valoran tener socios que sean sus ojos y sus oídos en un país y un mercado sobre todo tan importante como el nuestro. Me entiendo mucho en ese lenguaje porque estuve de ese lado y probablemente vuelva a estar en algún momento.
Los artistas hoy tienen más control en sus carreras, información y, por ende, poder de decisión. ¿Cambiaron los roles?
− Cada artista es diferente. Siguen estando aquellos que les dan el poder y la decisión de sus negocios a sus managers. Soy de la idea de que el artista manda arriba del escenario y el mánager abajo, siempre consensuando todo. Para eso se necesita confianza. Yo creo que las tres patas son fundamentales: mánager, artista, discográfica. Defiendo y respeto a las compañías. Es una pata que puede potenciar una carrera, y los equipos te dan soporte en cada país que se presentan. Detrás de un gran éxito, siempre hay una buena canción y siempre hay también una buena estrategia y trabajo detrás.
¿Cómo ves el fenómeno del boom latino en el mundo?
− El crecimiento de la música latina, con el trap y el urbano, fue muy rápido y exponencial y trascendió las clases sociales, además de las fronteras. La música latina tiene que aprovechar las puertas y espacios que se abrieron. Hubo grandes canciones estos años, como Despacito, Felices los 4, Mi gente, La bicicleta, Reggaetón lento…
¿Qué espectáculo te hubiese gustado hacer?
− Hubiese soñado hacer Queen o producir una gira de Sandro por toda América ¡y cerrar en el estadio de Banfield, nuestro barrio! [Risas]