
El próximo 12 de diciembre, Maria Becerra volverá a hacer historia en el Estadio Monumental. Tras agotar dos shows en River en 2023, la artista argentina regresa con una propuesta inédita: un concierto en formato 360°, pensado para que cada una de las más de 80.000 personas sienta que está en primera fila. Será un desafío artístico y técnico que transformará por completo la experiencia en vivo.
La puesta, que rodeará el campo con pantallas y escenografía en todos los ángulos, obligó a replantear cada detalle del show: coreografías adaptadas a cuatro frentes, iluminación envolvente y una narrativa que permitirá al público vivir un espectáculo inmersivo sin importar su ubicación. “No hay un frente, todo es frente”, adelanta la cantante, que se encuentra en la recta final de los ensayos.
El concierto también marcará el cierre de un año tan intenso como impredecible para Maria. Después de atravesar momentos personales difíciles, la propuesta de River llegó como un faro que la impulsó de nuevo al escenario. Con el lanzamiento de su nuevo álbum y sus alter egos como protagonistas, promete una noche que será mucho más que música: un encuentro catártico con su público.

– Llegó el anuncio del tercero, ¿cómo estás?
– La verdad, muy feliz. Es un proyecto que no estaba en los planes y que apareció de repente, justo después de un momento muy difícil. Mi vida este último tiempo fue como una montaña rusa de emociones, pero hoy siento felicidad.
– ¿Cómo nació la idea de decir: “Vamos por otro River, pero distinto”?
– Hace tiempo teníamos ganas de hacer algo 360. Ya habíamos probado muchas cosas y nos preguntábamos: “Bueno, ¿y ahora qué sigue?”. Esto es un siguiente nivel, un paso enorme. A nuestro equipo le encantan los desafíos y trabajamos en lo que amamos, poniéndole mucha cabeza y mucha pasión. Estábamos muy entusiasmados con la idea, se la propusimos a la gente de River… y acá estamos.
– Es un desafío distinto: un escenario en 360°, donde no hay un frente, sino todo es frente. ¿Cómo se trabaja eso en una coreografía o en el armado de las canciones?
– Es tremendo. Tenés que estar atenta a todos los ángulos. En los ensayos nos pasa: uno está acostumbrado a mirar siempre hacia un lado, y ahora es para acá, para allá, para atrás… de todos lados hay gente mirándote. Queremos que cada sector del estadio sienta que está en primera fila. Por eso pensamos tanto en el tipo de pantallas, en la estructura y en que todos puedan disfrutar el show al máximo.
– Me decías que fue un año muy intenso, pero lo vas a cerrar en River. Es como un giro total: de un momento difícil al éxito y a lo que más te gusta.
– Sí, totalmente inesperado. Esta propuesta llegó en un momento muy oscuro y fue como una luz. El trabajo me motiva, me da hambre, ganas de seguir. Cuando algo te apasiona es lo que te empuja. Esto fue hermoso y me tiene muy entusiasmada.
– La gente también te pedía volver…
– Sí, mucho. Me escribían que me extrañaban en los escenarios, que querían verme otra vez. Lo sentí mucho: desde que volví a postear una foto o un video, la gente que me cruzaba en la calle me decía: “Qué lindo verte bien”. Fue muy emotivo.

– ¿Pensaste en no cerrar el año con un show o este fue como la frutilla del postre?
– Definitivamente fue la frutilla del postre… pero antes el cajón estaba vacío, con moho. Así lo sentía. Cuando te pasa algo muy fuerte, entrás en un pozo y pensás: “No voy a salir de acá”. Me pasó hasta que, de pronto, llegó esta oportunidad y fue hermoso.
– Vos y tus cuatro alter egos…
– Sí. Son parte del corazón del álbum, aunque el núcleo siempre soy yo. Llegaron a mi vida en un momento en que los necesitaba como escudo. En el estudio solo me salían canciones tristes, muy tristes, y no quería mostrarme tan vulnerable. Los personajes me permitieron salir de ahí: podía ser “la que está loca” o “la atrevida” y así volvió a fluir la música. Me salvaron.
– ¿Y la Maria de hoy cómo está?
—Muy bien. Después de todo, fue un shock emocional y un estrés enorme, así que me estoy recuperando de a poco. Me doy mi tiempo, no me fuerzo, elijo hacer solo lo que realmente quiero. Ya no vivo en piloto automático.
– ¿Qué te decís a vos misma?
– Estos últimos meses, mucho: “Frená. Andá despacio. Cuidate. Primero vos, después todo lo demás”. Si yo no estoy bien, nada de esto existe. Me pongo como prioridad, y eso es algo que me queda para siempre.