
“En mi trilogía de personajes, el dragón representa la evolución suprema”, asegura desde su estudio en España, a pocas horas de presentar su más reciente obra. Primero fue la bruja, una conjuradora de hechizos a través de la música. Luego, la niña, que descubría su voz con ingenuidad. Y ahora, con el lanzamiento de su último álbum Nave Dragón, la metamorfosis está completa. La magia y la incertidumbre quedaron atrás; dando lugar al fuego, la sabiduría y la libertad. No es el dragón quien la domina, sino ella quien lo gobierna.
Como toda nave, este disco es un viaje, pero no uno cualquiera. Uno sin regreso en el que Lola Índigo se entrega sin reservas, sin máscaras, sin miedo. En cada canción, se deshace de lo que alguna vez la limitó, con una mirada cómplice hacia la comunidad LGBTQ+ y una vulnerabilidad que no teme exhibir. Se trata de una celebración de lo auténtico, una prueba de que la mayor conquista es ser, sin temor ni concesiones.
¿Cuál es el concepto del disco? ¿Cuál es la historia detrás?
Viéndolo desde otra perspectiva, veo que es un disco muy nostálgico. Aunque tiene mucho reguetón y es muy sexy, hay un trasfondo de anhelo. “Mi Coleta”, por ejemplo, es un tema muy sexual, pero también habla de un deseo profundo. “Q Somos” y “Yo te llevo” también hablan del anhelo. Y “Sin autotune” trata de extrañar mi vida de antes y de la búsqueda del amor. Entonces, aunque el sonido del dragón es atmosférico y potente, el disco tiene mucho de añorar cosas, desde cierta soledad.
¿Y cómo te conectás con ese dragón? ¿Sentís que vos sos el dragón?
Sí, claro. En mi trilogía de personajes, el dragón es la evolución máxima. Yo siempre me hago un rol con tres skins: la niña, la bruja y el dragón. Y el dragón es el nivel más alto. De pequeña veía mucho Digimon y Pokémon, y esa idea de evolución siempre me ha acompañado.
¿Qué le diría esta “Lola Dragón” a la Lola que recién empezaba en 2018 con Akelarre?
Que no se deje pisar. Aunque creo que no lo haría tampoco. Al principio había muchas voces diciendo "sos un one-hit wonder" o "no sos la prioridad de la discográfica". Esas voces maliciosas que existían al comienzo ya se disiparon, pero yo no me olvido. Me siento muy orgullosa de lo que he logrado porque lo hice con mis amigos, construyendo un proyecto sólido. Y aunque a veces esas voces me generaban miedo, al final, la creadora de estas canciones he sido yo. Y en mis momentos bajos siempre supe resurgir, porque lo que realmente importa son las canciones.
¿Cómo cambió tu relación con la música desde 2018? Mencionabas que te sentís más firme, pero también más vulnerable, especialmente al abordar temas como la sexualidad, como en "Mi Coleta".
Siento que me expreso mejor. Cuando empecé, no sabía que sabía escribir canciones. Simplemente se me dio la oportunidad de tener una carrera después de estar en un concurso, y me metí a un estudio a escribir sin saber si lo hacía bien o no. Con el tiempo fui mejorando la técnica, juntándome con gente increíble, aprendiendo de productores. Y cuando estás frente al micrófono, no te queda otra que soltar una buena melodía. Es como cuando dicen "acción" en el cine: no podés fallar.
¿Hay alguna de estas canciones que te haya sacado de tu zona de confort, o todas simplemente te fueron llevando hacia donde estás ahora?
“Yo te llevo” ha sido una canción muy difícil de escribir porque quería contar algo muy personal y vulnerable sin que sonara demasiado empalagoso. Quería que fuera crudo. Fue un proceso similar al de Soy la amante, soy la amiga y para mí mi peor enemiga. Cuando llegué a esa frase después de haber escrito tantas otras, supe que ahí estaba el núcleo de la canción. Al principio, era más un texto que luego se convirtió en canción. Y esa frase, en particular, me hizo decir "¡guau!", porque muchas veces somos muy buenas para los demás, pero con nosotras mismas somos unas hijas de puta. Creo que mucha gente se va a sentir identificada con esa parte.
También digo en la canción: Esta vida me va a matar y tu amor me va a resucitar. Hablo de esas personas que están en mi vida, que me aman por lo que soy y no por lo que tengo. Me cuidan en mi día a día, me sostienen cuando quiero rendirme. La gente no se imagina lo que es ser músico y estar continuamente en la industria. Es un negocio que te desgasta, y ser una mujer en este mundo también tiene su peso. Esas personas que me rodean son las que me salvan y me ayudan a seguir, porque pienso en dejarlo casi todos los días. Como la mayoría de los artistas, me supera, me estresa, me duele. Pero el amor duele a veces, y el amor por el arte también duele mucho.
¿Qué emociones te surgen al abrirte tanto en un disco como este? ¿Te genera incertidumbre sobre cómo será recibido o simplemente lo disfrutas y pensás "esta es mi obra, que la juzgue quien quiera"?
A mí me da felicidad. Cada persona elegirá su canción favorita. Para mí, las 11 son hits. Son increíbles. Es un disco muy, muy bueno. No tiene fillers, no tiene canciones de relleno. Y no lo digo desde la arrogancia, lo digo porque lo he seleccionado yo. ¡Coño! No quiero que la gente se aburra. Al final, me dedico a la industria del entretenimiento.
El disco tiene varios sonidos. Hay canciones para llorar, otras más oscuras, y también mucho reggaetón old school. ¿Hubo algún artista o banda que te inspiró durante la producción?
Sí, me gusta mucho el reggaetón de antes. Pero al mismo tiempo, tomé ese sonido y lo convertí en lo que para mí es Nave Dragón: reggaetón futurista. Tiene un sonido envolvente, atmosférico, como de nave espacial. “Mission 005”, por ejemplo, literalmente suena al despegue de una nave o a estar dentro de ella.
¿Cómo elegiste a los artistas que te acompañan en este proyecto?
Elegí a gente que me parecía pura de corazón. Para mí, Paulo Londra es puro de corazón, es un ángel. He aprendido mucho de él, es un niño lindo. Me acuerdo que le pregunté cómo se había sentido al dejar de sacar música y me respondió algo que me transmitió mucha paz. Me dijo: "Los tiempos de Dios son perfectos y yo tenía que aprovechar ese tiempo de pausa para estar con mi familia". Me pareció la cosa más pura que había escuchado en mi vida.
Manuel Turizo también tiene esa mentalidad de priorizar el amor y la familia. Y dentro de todo eso, es la persona más trabajadora que te puedes encontrar. Encuentra tiempo para todo, y admiro muchísimo eso de la gente que logra equilibrar la vida personal con esta industria que te reclama tanto.
María (Becerra) ya sabes que es mi amiga del alma, la amo con todo mi corazón. Villano Antillano ha sido un gran descubrimiento para mí. Desde que la conocí, me pareció una mujer súper luchadora, que ha pasado por muchas cosas y que representa valores muy importantes para mucha gente. Me encanta lo perseverante que es.
Al final, voy haciendo amigos, y este disco ha sido de una pureza máxima. Lo digo en serio. Son personas increíbles, son dragones, son mis dragoncitos.
De Manuel te impacta su capacidad para equilibrar la familia y el trabajo. ¿Sentís que hoy en día logras encontrar ese equilibrio vos también?
Justamente por eso lo valoro tanto en las personas que voy conociendo. Manuel es alguien que ha trabajado desde muy joven y, aun con su vida tan ajetreada, siempre encuentra tiempo para volver a su ciudad, estar con sus animales y con su pareja de toda la vida. Y no es que solo encuentre esos momentos, sino que los busca. Ese es el verdadero equilibrio, y lo admiro muchísimo. Porque al final, todos estamos en esa búsqueda.
Ahora que presentan este disco en una gira, lo que implica estar lejos de casa, ¿cómo te preparas para este tipo de vida? ¿Cómo lográs equilibrar el trabajo con el tiempo para tu familia y amigos mientras vas de país en país, de ciudad en ciudad?
Tenemos una gira en España con conciertos en Madrid, Barcelona y Sevilla, en tres estadios muy grandes. Luego arrancamos la gira Nave Dragón Latinoamérica, que obviamente pasará por Argentina. Tengo muchísimas ganas de volver a Buenos Aires porque, ya sabéis, es mi ciudad favorita en el mundo.
Después de emigrar a Buenos Aires, amo ir, reencontrarme con mis amigos… Necesito ir ya para allá.
Sé que es un cliché la pregunta, pero ¿qué es lo que más te gusta de Argentina?
¡Todo! Pero sobre todo mis amigos. Tengo la suerte de que siempre me acogen como si fuera de la familia. Unos me han presentado a otros y así he formado un círculo hermoso. Admiro muchísimo a los artistas argentinos: Joaquín, María, Tini, Lali… Los quiero a todos. Me he pasado toda la entrevista nombrándolos.
Pero lo más importante es el amor que siempre me han dado. Tengo muchas ganas de verlos, de salir con ellos, de que me hagan un asado. La última vez estuve en casa de Tuli y me hicieron un asado riquísimo. Me siento muy afortunada de tener amigos argentinos. Además, últimamente le estoy dando mucho al mate porque estoy dejando el café. Antes solo tomaba mate cuando estaba en Buenos Aires, pero ahora voy con mi mate a todas partes. ¡Qué gran invento!
Ya tenés todo de una “argentina”: comés asado, tomás mate…
(Risas) Estoy a un cuarteto de que me den la nacionalidad.