Fransia llegó a la escena para darle una vuelta de tuerca al pop experimental argentino. La artista combina nostalgia y modernidad fusionando el pop con elementos místicos y una estética propia.
Inició su trayectoria junto a Ignacio Albini con el álbum homónimo, Fransia (2018), que la llevó a presentarse en escenarios clave de Argentina. En 2021 editó Mundo Virtual, en donde unió el mundo de la metafísica y la música pop expandiendo su propuesta hacia un plano internacional. Su tercer disco, Vida Real, llegó en 2023, marcando un giro hacia una narrativa más directa y confesional, sin abandonar el ritmo bailable y la fantasía.
Ahora, la extravagante artista pop inicia una nueva etapa con el lanzamiento de su álbum Fuentes Secretas. Esta es una obra íntima y arriesgada de autodescubrimiento que se atreve a mirar hacia adentro para encontrar sentido en medio de la locura.
En este contexto, Fransia conversó con Billboard Argentina sobre el álbum, la vulnerabilidad, la fe y lo que se viene en esta nueva era.
Este nuevo material es muy introspectivo, se relaciona con la salud mental y la metafísica. ¿Qué tenés para contarnos?
Estuve tres años trabajando en este disco. Habla de Buenos Aires, la locura, la salud mental, el amor y la fe. Está conectado con ese espectro y con el poder de la oración. Tengo las emociones a flor de piel, medio loquita por toda la información que estoy recibiendo. No puedo creerlo.
¿Cómo llegaste a este proyecto?
Siempre estuve conectada con otros planos. Trabajo con los ángeles y necesito su fuerza para protegerme y guiarme. Desde chica me gusta estar en iglesias, no por la institución, sino por la energía colectiva de la fe que queda en el espacio. Me siento protegida ahí. Con el tiempo me metí en la metafísica, siempre desde un lado energético. Hoy me acerqué más a la fe como un poder interno, un atajo hacia algo que ya está dentro de uno.
¿Sentís que estos tiempos nos están llevando más hacia eso?
Sí. Hay una función del cerebro, el sistema de activación reticular, que hace que el holograma de la realidad te muestre aquello en lo que enfocás tu energía. Una semana antes de sacar el disco, empecé a ver notas de artistas como Rosalía hablando de la fe. Al principio me molestó, pero después entendí que por primera vez estoy en consonancia con algo actual. Creo que tiene que ver con la soledad y la necesidad de inspiración. La fe es un atajo hacia la esperanza.
¿Y eso mismo sentiste al empezar el proyecto?
Antes de dedicarme a la música, limpiaba casas y personas con cristales y péndulo. Después empecé a usar la oración como una palabra gatillo que activa algo interno. El disco se inspira en Las confesiones de San Agustín y en la frase "cantar es rezar dos veces". Quise que estas canciones funcionen como rezos para conectar con otra esfera de la realidad y alcanzar ayuda o esperanza.
¿Qué pudiste expresar con este álbum que antes no?
Mostré una parte más franca y cruda. Verdades que antes no me animaba a decir. Pasé de lo abstracto a lo terrenal. Hablé de la locura, de momentos difíciles, de delirios que viví y que están en la música y la escritura.
¿Qué te hace sentir ponerte en ese lugar vulnerable?
Estoy dejando el miedo. Es una misión humana complicada, pero necesaria. En "Fukushima" digo: "Hermanos, tienen que recordar el temor que causa dolor". En ese momento transitaba muchas cosas, pero hoy crecí y puedo ver con claridad lo que significa este disco.
¿Hay alguna canción que englobe todo este viaje?
"Muerte". Tiene una frase que dice: "A pesar de mis muertes estoy salvada y la música vive en mí". Habla de la vida como muerte y resurrección. Viví muchas vidas en una y me considero un ave fénix. Con esa canción me reconocí en mis luchas. Estoy en el momento más feliz de mi vida y entendí que fue gracias a mí, a todo lo que luché. La vida no es fácil, pero Dios pone ayuda en el camino. Hay que preparar la mente para reconocerla.
El álbum tiene una atmósfera visual muy particular. ¿De dónde vino la inspiración?
Fue un proceso de un año y medio con mi hermano Fermín, director creativo de esta era y de los videoclips. Yo tenía claro el concepto, pero él lo llevó más lejos. Investigamos para representar la fe, la oración y formas modernas de conectar con eso.
También hay algo de darle la vuelta a la idea rígida de la iglesia, ¿no?
Exacto. La fe no está afuera, está adentro: en la alegría, la resiliencia, las ganas de vivir. Puede ser en un amor, una persona, Dios o figuras celestiales. En el disco digo: "Casi todo el que viene aquí viene a vender su alma, a nadie se le pasa por la cabeza resistir". Creo que resistir hoy es reconfigurar lo que nos alejó de la fe. El demonio es un estado interno; los ángeles también nacen de un poder dentro tuyo. Quiero transmitir esa rebelión: Dios no va por el miedo, sino por las bendiciones, la belleza, la inspiración y los milagros que te rodean.
¿Qué te gustaría que se lleve la gente después de escuchar el álbum?
Que conecten con las canciones. Pero sobre todo, que sirva de ayuda para quienes estén atravesando tormentas mentales o emocionales. Si acompaña a una persona en un momento difícil, ya es un éxito.
¿Qué se viene ahora?
No sé, solo Dios sabe. Vamos a anunciar la gira en febrero. Ahora toca promocionar el disco, que se instale en los oídos y el inconsciente de la gente. Ya estamos ensayando y se viene un video y otras sorpresas.