
Daniela Milagros, nacida en 2004 en Buenos Aires, es una artista argentina que ha emergido con fuerza en la escena Rock/Pop, destacándose por su talento, personalidad auténtica y versatilidad. Cantante, compositora, actriz y multinstrumentista, toca piano, bajo, batería y keytar, lo que le permite crear una propuesta musical propia y explorar diferentes tendencias del género.
El 2024 fue un año de gran crecimiento para Daniela, participando como artista invitada por Slash en el Movistar Arena, en el festival Lollapalooza, y en múltiples shows en Vorterix junto a bandas como The Warning, The Hives y Black Veil Brides. Además, participó en el festival Conexiones/Reciclarte 2024 en Asunción, Paraguay, junto a artistas de todo el continente, consolidando su presencia internacional y su reconocimiento en la escena musical.
De cara a 2025, Daniela ya ha formado parte de importantes festivales como Cosquín Rock, Quilmes Rock y Rock en Baradero y tiene confirmaciones en eventos como Cosquín Rock Uruguay, Reciclarte en Paraguay, Rock Conquista y Harlem Fest en Santa Fe. Su trayectoria en ascenso refleja su talento y dedicación, posicionándola como una de las figuras emergentes más prometedoras del rock y pop argentino.
En abril lanzó su último tema Adrenalina, el cuarto single adelanto de lo que será su primer disco, cuyo lanzamiento está previsto para el mes de junio.
¿Cómo es con 20 años sacar tu cuarto single, pensar en un álbum, estar en Cosquín, en Quilmes, ir a Paraguay, ir a Uruguay, salir con tu música del país?
La verdad, es emocionante. Lo vengo como manifestando desde que soy chiquita. O sea, realmente, hay algo que yo hacía desde muy chiquita y lo sigo haciendo cada vez que me pongo una canción en el auto, me imagino que estoy interpretándola en un show. Entonces, como que me parece que eso lo manifestó. Porque lo hago desde muy chiquita. Y, no, siempre, estar arriba de un escenario con mi hermano, aparte, que componemos juntos, es… Ahora como que me empecé a acostumbrar, pero no me quiero acostumbrar. Como que decís, bueno, voy a tocar. Siempre va a ser emocionante. Adrenalínico. A mí me encanta sentir la adrenalina.
Fuiste parte del coro del Teatro Colón…
Estuve aproximadamente tres años en el Teatro Colón, asistiendo todos los días. Formaba parte del coro, participando en ensayos para óperas, conciertos y giras, lo que implicaba muchas horas de dedicación. La intensidad de esa experiencia hacía difícil compaginarlo con el colegio, ya que mis días comenzaban temprano y terminaban muy tarde, incluso a la madrugada, para luego volver a casa y descansar unas pocas horas antes de empezar de nuevo. Para poder enfocarme plenamente, dejé el colegio y opté por la educación en línea, lo que me permitió seguir avanzando sin interrupciones.

¿Cómo fue la experiencia?
Muy técnica, similar a la intensidad que se ve en la película Whiplash, aunque sin la violencia. La disciplina era fuerte, con momentos en los que parecía que todo se revoleaba, pero en realidad, me caía bien esa exigencia. Comencé en ese entorno con unos 11 o 12 años y estuve hasta los 13 o 14, aproximadamente. La decisión de dejar esa etapa y cambiar hacia el rock no fue por insatisfacción con la música clásica, sino porque sentí que me cansé de lo lírico. Desde pequeña, el rock ya formaba parte de mí; incluso, el director del coro solía decir que era "la rockerita del grupo", y yo, tranquila, simplemente aceptaba esa parte de mí.
¿Cómo decidiste dejar el coro para ir por el rock?
Después de tres años en el coro, sentí que era momento de avanzar. Mi primer show en ese ámbito fue con la obra Carmina Burana, que fue una experiencia importante para mí, aunque no recuerdo la fecha exacta. Durante mi tiempo en el Teatro Colón, también tomé clases de piano, baile, teatro, canto y lenguaje musical, lo que me ayudó a formarme y prepararme para cuando decidiera seguir mi camino. Nunca me imaginé siendo la voz principal del Teatro Colón ni haciendo carrera allí; en realidad, siempre me visualicé en un escenario con mi hermano, sin pensar demasiado en el futuro. Todo fue fluyendo naturalmente, y desde muy pequeña supe que quería vivir de la música, sin importar el género.
Me contaste en el Cosquín que habías estado tocando con Ciro…
Sí. Fue hace dos años, en el Estadio Vélez. Lo acompañé como voz femenina, me acuerdo que tuve que estudiar las canciones y fue increíble ver al público cómo se ponía, el escenario. Ahí entendí que es un ícono de Argentina.
¿Cómo fue esa experiencia de tocar en un estadio lleno?
Me habían dicho, “mirá que parece que la gente se te tira encima, te va a agarrar miedo”, no sé qué. Y cuando me subí ahí, dije, “esto es espectacular”. No sentí ni miedo, sentí como una paz. Ahí es cuando dije, "esto quiero, esto quiero para mi vida". Aunque ya lo sabía desde antes, pero al verlo por primera vez, lo confirmé.
Al ser corista tenés que estar atento para entrar justo cuando tenés que entrar. ¿Cómo era para no perderte en la vorágine de un show?
Son muchos ensayos y después es vivir el momento. Ahí ya dije, “esto no es el Teatro Colón, no tenés que estar pensando en la entrada”, hay que sentir la música y lo que te salga, pero ya estar recontra entrenado.