
"Componer es lo que hago todo el tiempo", confiesa, con una voz tranquila que muestra la paz que encontró en la creación. Sin embargo, detrás de esa calma aparente, hay una inquietud constante. Una tensión que, como él mismo admite, nunca se disipa del todo. "Soy un hombre nervioso", dice, entre risas, como si fuese un dato personal que, al final, define la pasión con la que vive la música. Cómodo en su casa de México, se prepara para iniciar su gira internacional Pausa Tour Trío, la cual lo llevará, entre otros lugares, a Buenos Aires el 24 y 25 de mayo en el La Trastienda.
A treinta años del comienzo de su carrera, luego de haber sido una de las voces de Sin Bandera, la oportunidad de presentarse como solista en “el país de la música por excelencia de América Latina”, tiene un sabor especial. “Es un recorrido por mi carrera solista, que ya suma nueve discos, increíblemente”, cuenta Leonel García, emocionado. Por fin podrá abrazar con sus canciones a ese público que, desde la distancia, lo siguió durante décadas. “Sé que hay gente que, de alguna forma, me escucha desde Argentina. Voy a entregarles todo mi amor”, promete, con la expectativa de construir, cara a cara, una relación que la virtualidad nunca terminó de completar.
Será tu primera vez como solista en Buenos Aires. ¿Qué podés adelantarnos de ese encuentro y qué significa para vos, después de tanto tiempo, poder finalmente abrazar con tu música al público argentino en persona?
Es un recorrido por mi carrera solista, que ya suma nueve discos, increíblemente. Lo vivo con mucha emoción. Sé que hay gente que, de alguna forma, me escucha desde Argentina, que está en las plataformas. Aunque todo es muy virtual ahora y eso tiene sus desventajas, también tiene la ventaja de que, aunque no estés presente, la gente puede seguir muy de cerca lo que hacés. Entonces parece mentira, pero llegás a un lugar donde nunca has estado y la gente te conoce bastante bien.
Entiendo que la relación cara a cara es única y se va construyendo poco a poco. Por eso tengo que ir, que me conozcan, que me sientan, que vean lo que es un show mío en vivo, que es muy distinto a todo lo que he hecho antes. Y a partir de ahí, empezar a construir una relación, ver quién quiere subirse a este barco de lo que hago como artista solista. Además, sé que la gente en Argentina tiene una forma muy particular de vivir y expresar un show, así que va a ser muy emocionante. También aceptaré los reclamos de todos los que me digan: “Por fin viniste, ¡cuánto tiempo te hiciste esperar!”.
A la hora de armar el setlist, cada artista tiene su propia manera de elegir las canciones. Por ejemplo, algunos revisan qué temas son más escuchados en las plataformas según la ciudad a la que viajan. ¿Cómo lo resolvés vos?
Eso suena muy interesante y ambicioso. Yo tengo una memoria tipo "chorlito", se me olvida todo. Hay artistas como John Mayer que comentan que pueden hacer cinco shows diferentes en cinco noches porque se saben 100 canciones. Yo no tengo esa capacidad, así que prefiero hacer el mismo show durante toda una gira para sentirme seguro y tranquilo con lo que hago.
Lo de cambiar canciones por noche me cuesta mucho; siempre he sido así, desde chico. No es que sea por la edad, eh (risas). Prefiero mantener un setlist constante porque creo que el público merece emoción. Para transmitir esa emoción, la parte técnica debe ser algo que no me quite concentración: no puedo estar preocupado por recordar la letra o el acorde. Necesito estar completamente centrado en el estado de ánimo que la canción requiere. Para eso, ensayo mucho antes de la gira, para que, cuando esté en el escenario, mi mente no tenga que pensar en lo técnico y todo sea cuestión de sentir.
Recién mencionaste que necesitás armar el setlist igual en todos los shows por una cuestión de seguridad, ¿te sigue generando nervios subirte a un escenario?
Sin duda. Cuando has practicado mucho, tu cuerpo responde de manera automática a lo aprendido. Siempre he sido muy nervioso y tímido, y creo que la timidez está estrechamente relacionada con el sistema nervioso. Cuando eres muy nervioso, los estímulos externos te afectan de forma intensa, y a veces prefieres evitarte esas situaciones. Así fui siempre. Para combatir esos nervios, que siempre surgen al subirse al escenario, dependiendo del lugar, el tamaño del público, si hay ejecutivos presentes o si estás en otro país, necesito sentirme muy preparado. Tener las canciones tan ensayadas que pueda concentrarme en lo que realmente importa: transmitir emoción.
¿Qué fue lo más lindo que te dijeron sobre tu música?
La gente ha sido increíblemente generosa con sus palabras. Uno de los comentarios que más se repite es: "Nos enamoramos con esa canción", lo cual es muy significativo, porque mi música siempre ha tocado temas de relaciones, pero no de manera superficial. Me parece impresionante que una canción pueda marcar momentos tan importantes en la vida de las personas, como una boda o una relación que ya lleva muchos años.
También he recibido mensajes como "Tu música me salvó" o "Me ayudó a atravesar momentos difíciles". Esos comentarios me impactan profundamente. Cada persona tiene su propia historia, y muchas veces me han contado experiencias muy personales, como alguien que perdió a un ser querido y que cierta canción le trae recuerdos de esa persona. La música tiene esa capacidad: puede sanar, recordar y darnos consuelo. Y a lo largo de estos casi 28 años de carrera, he tenido la suerte de vivir muchas de estas experiencias tan conmovedoras.
Con casi 28 años en la industria, ¿cómo te llevás con lo efímero del panorama actual?
El panorama actual me parece muy interesante. Creo que la cultura musical está muy dividida por regiones geográficas. Por ejemplo, tenemos el ecosistema anglo, con artistas de Inglaterra, Estados Unidos y Australia, que cuentan con un sistema bien estructurado de festivales, artistas que giran de un país a otro, bandas de rock, cantautores de folk, rappers, hip hop… hay de todo, y ese sistema me parece muy saludable. Pero en Latinoamérica, los panoramas culturales son muy distintos.
Por ejemplo, el ecosistema musical argentino no es igual al mexicano, colombiano o chileno. Cada país tiene sus propias características. En México, por ejemplo, el regional mexicano y el reggaetón dominan el panorama, aunque ahora están surgiendo artistas urbanos que están proponiendo cosas más interesantes.
¿Cómo creés que las influencias culturales y los contextos sociales de cada país impactan en la música? ¿Notás alguna diferencia en cómo se priorizan ciertos géneros o estilos en comparación con otros momentos de la historia musical?
En términos culturales, es clave tener en cuenta los contextos sociales y las tendencias que van marcando la escena. Por ejemplo, en México, actualmente hay un enfoque más nacionalista, donde se da prioridad a lo local. Personalmente, creo que el equilibrio entre lo local y lo global es fundamental, aunque ahora parece haber un énfasis mayor en lo autóctono.
En Argentina, en el ámbito musical, está sucediendo algo realmente interesante. Si bien el reggaetón sigue presente, no siento que sea lo más destacado. Hay una gran cantidad de raperos con letras profundas y producciones de gran calidad. Artistas como Duki, Trueno, CA7RIEL y Paco Amoroso están en la cima, pero también hay cantautores como Zoe Gotusso y Conociendo Rusia que están aportando propuestas valiosas en otros géneros. Lo mismo ocurre en el cine, donde se están produciendo películas muy bien logradas en géneros como terror y drama.
Es un momento muy enriquecedor en cuanto a creatividad, independientemente de lo que ocurra en el ámbito político. Aunque, claro, la política siempre juega un rol, ya que influye en factores como el acceso a fondos y la libertad de expresión, elementos que varían según el contexto político del momento.
¿Qué oportunidades ves hoy en día para los latinos?
Latinoamérica está llena de oportunidades, especialmente porque hay géneros musicales que, a nivel mundial, ya cuentan con una oferta rica y variada, pero aquí no tanto. Un ejemplo claro es el rock: en su momento hubo una gran cantidad de bandas que marcaban la escena, pero hoy no vemos tantas. No hay diez bandas de rock destacadas girando constantemente, lo cual representa una gran oportunidad para que surjan nuevos talentos. Lo mismo ocurre con los cantautores. En otros países, este género sigue siendo muy fuerte, mientras que en Latinoamérica está muy ligado a la trova o a una imagen de cantautor más tradicional. Creo que hay un espacio enorme para un cantautor moderno que combine distintos géneros y cree una identidad única, algo que conecte con el presente pero que también tenga su propia propuesta.
¿Hay algún mensaje que te gustaría dejarle a tus seguidores porteños?
Sí, la verdad es que gracias. Primero, gracias por esperar tanto tiempo. Me hubiera gustado haber llegado antes, pero confío en los procesos, y siento que es ahora cuando tiene que ser. Llego con todas esas ganas acumuladas durante estos años de espera, con mucha ilusión. Agradezco a la gente que, incluso desde la distancia, ha estado escuchando mi música aunque yo no estuviera físicamente ahí. Sé qué tipo de público tienen en Argentina, y la verdad es que como público son incomparables.
Voy a entregarles todo mi amor, y lo único que quiero decir es un enorme gracias por todo lo que siempre nos han dado. Espero que este sea el comienzo de una relación que dure mucho tiempo y que siga creciendo a través de canciones y encuentros como el que vamos a tener. Muchas, muchas gracias de verdad.